Un Ecuador menos endeudado, pero más violento, el saldo del primer año de Lasso

La vacunación, la estabilidad económica y la atracción de inversiones han sido los aciertos del Gobierno, pero la violencia se ha incrementado

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QUITO — Guillermo Lasso empieza hoy su segundo año de Gobierno con una extensa lista de pendientes. Si bien el primer año de mandato tuvo aciertos, las complicaciones políticas, sociales, de seguridad e institucionalidad han ido complicando la labor del mandatario que llegó la Casa de Gobierno con la misión de concretar el cambio que la población demandaba y por el cual lo eligió presidente de la República.

La vacunación, la estabilidad económica y la atracción de inversiones han sido sus puntos altos, pero la violencia ha crecido en el país, con un incremento de muertes violentas y de masacres en cárceles que dejan hasta ahora más de 400 reos asesinados. El mandatario ha reconocido el problema. Incluso en su participación en el Bloomberg NEF en Panamá la semana pasada destacó que está trabajando con los gobiernos de Colombia, Reino Unido e Israel para atacar este flagelo.

Lasso tiene varios frentes abiertos casa adentro, a los que suman los efectos de los shocks externos que podrían enredar todavía más su segundo año. A continuación se presenta un análisis de sus principales aciertos, pero también de sus desaciertos y desafíos pendientes.

ACIERTOS

La vacunación. Desde que llegó al poder, la prioridad de Lasso fue avanzar en la vacunación contra el COVID-19. El Gobierno anterior había sido deficiente en la materia, por lo que el objetivo del mandatario fue acelerar el proceso gestionado vacunas (comprándolas y recibiendo donaciones) y elaborando una convocatoria agresiva para la inoculación. Este trabajo fue reconocido incluso mundialmente, el presidente logró vacunar a nueve millones de personas en 100 días y hoy 13,9 millones de ciudadanos han completado su esquema de dos dosis, lo que representa a 80% de la población.

Lasso ha insistido en que esa es su mayor obra desde que inició su mandato, pues salvó vidas y reactivó la economía. Pero a pesar de que la ciudadanía reconoció este logro, hoy ya no basta, pues otras necesidades se han vuelto más relevantes y la gente exige que el Gobierno las atienda.

La estabilidad fiscal. El Gobierno desde el inicio anunció el compromiso de equilibrar las finanzas públicas, y así lo ha hecho. Para ese año, está previsto que la economía cierre con al menos 2,8% de crecimiento del PIB y apenas un 2% de déficit fiscal. Asimismo, recientemente el Ecuador pasó la cuarta y quinta revisión del FMI, con lo cual espera que el organismo le desembolse US$ 1.700 millones hasta cerrar el año. La estabilidad fiscal era importante para que el país deje de ser visto como un destino riesgoso y pueda seguir en la búsqueda de mejor financiamiento.

Lo anterior vino acompañado, además, de una mayor transparencia de las cuentas fiscales. El Ministerio de Finanzas sinceró varios rubros y los ubicó donde debía. Además, volvió a publicar mensualmente los boletines de deuda pública y se conoció finalmente a cuánto asciende la deuda del Estado con la seguridad social.

La mejora macroeconómica. Con cuentas fiscales más claras y transparentes, el Gobierno gestionó créditos en mejores condiciones. Asimismo, el perfil de endeudamiento se volvió más amigable y los ingresos estatales mejoraron de forma importante. La reforma tributaria aprobada en noviembre le ha dejado al fisco más de US$ 400 millones hasta el momento y se prevé que el total sea el doble. A esto se suman los ingresos petroleros que han crecido debido al aumento del precio del petróleo por la guerra en Ucrania. El Ecuador se financia principalmente con impuestos e ingresos petroleros, es decir, sus principales fuentes de dólares tienen buena salud actualmente. La balanza comercial no petrolera también ha mostrado crecimientos importantes y productos como el camarón goza de su mejor momento.

Otra vía fundamental de ingresos son las remesas que envían los migrantes y que el año anterior registraron un récord, con US$ 4.362 millones. Se trata de la mayor cifra de la historia, 30% más que en 2020, según el Banco Central.

Impulso al sector privado. Las cifras de la colocación de créditos y de las ventas de las empresas privadas revelan que la reactivación es real. Entre enero y marzo de 2022 el sector privado reportó ventas por US$ 39.793, cuando en el mismo periodo de 2021 ese monto sumó US$ 35.131 millones. Asimismo, de enero a abril 2022, el volumen de crédito acumulado fue de US$ 9.829 millones, con un crecimiento de 30% respecto al mismo periodo del año anterior (US$ 2.257 millones más); 75% de los nuevos créditos fueron destinados al segmento productivo.

Inversión. El Ministerio de la Producción recientemente reveló que en un año se suscribieron 228 contratos de inversión por más de US$ 5.000 millones. En lo que va del año ya se han firmado 161 contratos por US$ 2.830 millones, que se suman a los 67 de 2021 por US$ 2.158 millones. El 60% de la inversión es nacional y 40% extranjera. En el histórico de los últimos 10 años aquello es un récord, pues en ningún periodo anterior se registra un monto similar. Por ejemplo, en 2012 –que fue un año pico- los contratos llegaron a US$ 2.042 millones.

Asimismo, Ecuador ha puesto su interés en apurar la firma de tratados de libre comercio con distintas economías como México, Corea del Sur, Israel, China, entre otras, con el fin de expandir su economía.

DESACIERTOS

Baja inversión pública. Aunque el Gobierno ha dicho que la inversión pública se verá a partir de junio de este año, los bajos niveles de ejecución actuales son preocupantes. En el primer trimestre del 2022, los ingresos petroleros fueron los más altos de los últimos siete años; los ingresos tributarios aumentaron en 25% en comparación con el mismo período 2021, pero aun así, la inversión pública es la más baja en la historia del país. Con apenas $ 67 millones en lo que va del año.

Lo invertido en los primeros tres meses representa 3,7% del presupuesto previsto para obra pública en 2022, que es de US$ 1.871 millones, pero en un cuarto va del año el porcentaje ejecutado no llega ni a 5%.

Hospitales sin medicinas. La queja se repite por doquier, miles de ciudadanos demandan atención en las casas de salud pública, pero sobre todo exigen medicamentos, incluso insumos tan básicos como gasas, alcohol o paracetamol son difíciles de encontrar.

Otros servicios públicos sin atención. En Ecuador, actualmente ocurre algo que hace años no sucedía: dificultad para acceder a los documentos de identidad o a servicios básicos. La falta de material para imprimir pasaportes, la escasez de turnos para lograr una cita para la cédula de identidad o para la licencia de conducir son solo algunos de los malestares cotidianos que enfrenta la ciudadanía y que no terminan de resolverse.

Cambio de discurso. En la segunda vuelta electoral, Lasso aseguró que a pesar de sus convicciones conservadoras y católicas, gobernaría para la mayoría de ecuatorianos y respetaría la laicidad del Estado. Lo que fue una promesa de campaña, que además le dio la victoria, al parecer se quedó en oferta. El tratamiento de la ley que reglamenta el aborto por violación fue una muestra de aquello, pues el veto presidencial –de acuerdo con los movimientos sociales- fue restrictivo de derechos. El presidente determinó en la ley que el acceso a un aborto por violación en condiciones seguras tenga como límite las 12 semanas de gestación, sin considerar la realidad de las niñas y de las mujeres rurales.

DESAFÍOS

La inseguridad. Una ola de inseguridad vive el Ecuador, y para nadie es un secreto. Desde que Lasso está en el poder han ocurrido cinco masacres carcelarias como consecuencia de una confrontación de bandas criminales que buscan controlar las cárceles y el narcotráfico del país. Pero lo que más preocupa hoy por hoy es que la violencia se está tomando las calles. Apenas este fin de semana asesinaron en Guayaquil a un joven al estilo sicariato y hace pocas semanas la víctima fue una bebé de siete meses.

El viernes 29 de abril el presidente decretó un nuevo Estado de Excepción en las zonas más conflictivas del Ecuador, pero hasta ahora los resultados no son los esperados. Entre enero y abril de 2022 se han registrado 1.241 muertes violentas en el país, lo que representa un aumento de 78,3% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

El empleo. La gran promesa de Lasso fue generar dos millones de empleos en sus cuatro años de Gobierno. Él asegura que hasta el momento se han creado 350.000, pero las cifras muestran que el gran problema es el poco crecimiento del empleo adecuado, es decir, de aquel que cumple con todas las condiciones legales y asegura una vida digna. En abril de 2021 el empleo adecuado se ubicaba en 31,4% y un año después la tasa es de 32,7%, apenas 1,3 puntos porcentuales más. La creación de trabajo de calidad es el gran pendiente del Gobierno.

La producción petrolera. Aunque se han registrado avances importantes en la intención del Gobierno de incrementar la producción petrolera (como reactivar pozos e iniciar el trabajo en Ishpingo), la meta aún está distante. Sin embargo, se esperaría que la convocatoria a la empresa privada surta efecto y el país pueda incrementar la producción a través de inversión extranjera. Para este año, Petroecuador prevé cerrar con 495.000 barriles por día. El desafío en la materia será también la resistencia ambientalista de las comunidades, lo mismo en minería.

La gobernabilidad. El Legislativo ha bloqueado casi todas las iniciativas de Lasso, y lo más seguro es que lo siga haciendo. Con una Asamblea enfrentada, al presidente le restan pocas opciones para llevar adelante su plan de Gobierno. El propio mandatario ha dicho que no tomará en cuenta al parlamento en adelante y que intentará cumplir su plan con lo que legalmente pueda: decretos, reglamentos, etc. Aunque es posible hacerlo, aquello también tiene un límite. Frente a este escenario, en este segundo año Lasso debe analizar cómo articular puentes con esa función del Estado.

La institucionalidad. Todos los poderes del Estado están siendo observados al momento. La Asamblea se ha deslegitimado en un cortísimo periodo y no se avizora una pronta salida a la crisis que vive por la pugna de poderes interna. Lo mismo ocurre en el poder judicial; la semana pasada, el presidente de la Corte Nacional de Justicia fue suspendido en funciones y el escenario solo parece complicarse. En el Consejo de Participación Ciudadana no existe un liderazgo coherente y, en general, la mayoría de instituciones se muestran debilitadas, con excepción de la Corte Constitucional.

Los shocks externos. La guerra en Ucrania trajo como consecuencia, entre otras cosas, un incremento generalizado de la inflación a nivel mundial y Ecuador no ha sido la excepción. A pesar de que mantiene la segunda inflación más baja de la región (2,89% en abril), la ciudadanía empieza a resentir el incremento de precios. Tener una economía dolarizada ayuda, pero a pesar de ello existen estragos con los que el Gobierno deberá lidiar, pero que no son solo económicos, pues el aumento del costo de la vida vendrá acompañado de cierto malestar social que podría expresarse en protestas abiertas contra Lasso.

La deuda social. Ecuador tiene cifras de pobreza y pobreza extrema por ingresos de 27,7% y 10,5%, respectivamente, estos son valores superiores a los registrados en 2018 y 2019 y muestran una mejoría únicamente con relación al año de pandemia (33% y 15,4%), pero sin recuperar el nivel de vida de años anteriores. Esto significa que 1,8 millones de personas tienen un ingreso inferior a US$ 1,60 diarios en el país. ¿Cómo planea revertir esa realidad en el corto plazo? Es la siguiente respuesta que el presidente deberá dar al país.