Bloomberg Línea — En tres años, la industria fintech en América Latina ha duplicado su tamaño y se ha convertido en el sector que más inversión ha atraido desde el área de venture capital en el sector de tecnología, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Finnovista. Con esta tendencia, ahora tienen en su mira escalar el tamaño de sus operaciones en un ambiente en el que los reguladores comienzan a impulsar las normas para este sector.
El crecimiento que se ha dado en los últimos tres años ha tenido lugar sobre todo en las dos principales economías de la región: entre 2018 y 2021, el número de compañías subió un 31% en Brasil, mientras que en México el aumento fue de un 21%. La mayor oferta, según el BID, ha estado acompañada de más alianzas entre las instituciones financieras tradicionales y la aparición de los bancos digitales.
Esta tendencia no es exclusiva de América Latina. Al menos hasta el tercer trimestre del año pasado, según las cuentas del Boston Consulting Group, la inversión en startups financieras fue un 90% más alta que toda la que se levantó en 2020, al facturar US$34.400 millones en todo el mundo.
El pulso a este sector se le medirá en el Lendit Fintech 2022, que se realizará en Nueva York este miércoles y jueves, y en el que se hablará acerca de la regulación, las innovaciones, la relación con las criptomonedas y el papel de estas instituciones en la inclusión financiera.
Y es que, según Andrés Fontao, managing partner en Finnovista, el sector vive “una etapa que él califica de exuberante. Este sentimiento se ve reflejado por la inversión disponible para emprendimientos, ya sea en forma de deuda o de capital”.
Las cifras confirman su opinión. Según los datos de la Asociación de Capital Privado de América Latina (Lavca, por sus siglas en inglés), el sector de servicios financieros, en el que las fintechs son las líderes, tuvo el mayor número de inversiones de venture capital y atrajo un 39% del monto invertido en la región en 2021.
Según el informe del BID, de las 657 empresas fintech que se encuestaron, 63% reportó haber recibido financiamiento externo y, entre las que aportaron información sobre su financiamiento, hubo un 39% que dijo haber recibido hasta US$100.000 en inversión; un 24% que indicó que la cifra fue de entre US$100.001 y US$500.000 y un 10% que dijo que levantaron más de US$5 millones durante 2020.
El origen de estos fondos sigue proviniendo de los ángeles inversionistas, según lo aseguró un 25% de las empresas encuestadas. El resto de porcentajes se mueve entre el entorno personal, fondos de capital de riesgo o deuda.
No obstante, estos otros tipos de apoyo han crecido, pues en 2018, el 50% había respondido que los ángeles inversionistas eran su fuente de financiamiento, lo que refleja el crecimiento que hubo el año pasado de otras entradas de dinero como capital, deuda de riesgo e incluso apoyos del Gobierno.
Un crecimiento de más de 200%
Y es que la expansión ha ido a la par de la mayor regulación y el financiamiento levantado. Las cifras, a partir de la base histórica de datos de Finnovista, muestran que en 2017 había 703 de este tipo de compañías en la región, mientras que en 2021 ya se habían registrado 2.482, un alza de más de 200%.
Pero más allá del liderazgo de Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile, hay otros seis países que abarcan el 14% del total de las empresas fintech de la región y que son calificadas por el BID como en un estado de emergente. En esta categoría, Perú, Ecuador y República Dominicana sobresalen. En el caso de este último, el crecimiento ha sido del 129%.
“El estudio demuestra que el ecosistema fintech se está convirtiendo en una pieza clave para promover una mayor inclusión financiera,” agregó Juan Antonio Ketterer, jefe de la División de Conectividad, Mercados y Finanzas en el BID.
Según la entidad multilateral, estas plataformas se están convirtiendo en una “solución potencial a los retos de inclusión financiera que enfrenta la región”, pues un 36% de las encuestadas respondió que tenían servicios para los segmentos de la población total o parcialmente excluida del sistema financiero formal.
Además, el número de startups financieras que atendieron a este nicho de mercado creció a un ritmo interanual promedio del 19,3%, y pasó de 145 emprendimientos en 2017 a 236 en 2020.
Entre los cinco mercados principales de América Latina, Colombia lidera la proporción de innovaciones fintech enfocadas en segmentos de inclusión financiera, aunque fuera de este universo hay casos como los de Venezuela, Paraguay y El Salvador, con proporciones superiores a 80%.
“Creemos que las fintech ofrecen un gran potencial para expandir el crédito para sectores como las micro, pequeñas y medianas empresas y segmentos de poblaciones comúnmente excluidas, como las mujeres”, concluyó Ketterer.
Con este contexto, más del 60% de las compañías de este sector considera que se encuentra en los estados más avanzados de desarrollo. Mientras un 35% cree que está en crecimiento o expansión, un 27% respondió que está listo para escalar y solo menos del 1% reportó que su producto o solución se encuentra en estado de concepto o idea. Esto, según el BID, demuestra el estado de madurez en el que está esta industria.
A mayor expansión, mayor regulación
Este crecimiento ha ido a tono con una mayor regulación por parte de los gobiernos, que han optado por modificar la normatividad del riesgo de crédito o imponer nuevas leyes que faciliten el acceso a los servicios financieros de manera digital.
Para esto se han puesto en marcha desde sandbox regulatorios hasta reglamentaciones para el avance del crowdfunding, que facilita el financiamiento colectivo de proyectos. Incluso, también se le ha abierto el camino a los criptoactivos. Lo ilustra el caso de Colombia, donde se realizó un espacio de prueba para este sector.
Sin embargo, la regulación está presentando un reto. El informe del BID muestra que casi tres de cada 10 fintech consideran que no hay una regulación específica y sí se requiere tenerla y, además, solo en Brasil más de la mitad de los emprendedores considera que el entorno regulatorio es el adecuado.
En tres países (República Dominicana, Chile y Perú) más de la mitad de las empresas fintech destacan que no existe una regulación explícita y que esta es necesaria. Además, se encontró que el 53% de las compañías encuestadas considera que el diálogo con los reguladores aún es débil, una proporción mayor al 42% que se encontró en 2018.