Buenos Aires — “La inflación es un problema mundial en este momento, pero en la Argentina es un mal endémico que arrastramos de distintas administraciones”, considera el empresario Martín Cabrales, quien es parte de la tercera generación en la conducción de Cabrales S.A., la empresa cafetera familiar que fundó su abuelo hace más de 80 años.
La compañía nació en 1941 de la mano de Antonio Cabrales, mientras que en 1970 pasó a manos de sus hijos para comenzar la expansión a gran escala. Actualmente, cuentan con una fuerte presencia en restaurantes, hoteles y supermercados de la Argentina, pero también es una firma exportadora a países como Uruguay, Paraguay, EE.UU., Bolivia y España.
Por su actividad, Cabrales, vicepresidente de la compañía, advierte sobre una complejidad “permanente”, que es la falta de dólares en la Argentina y, si bien asegura entender algunas medidas por parte del Banco Central, remarca la necesidad de que en el país haya mayor oferta y de que la demanda se transforme en “crecimiento permanente”.
La inflación, la previsibilidad y una moneda con poca fortaleza, dentro de las principales preocupaciones del empresario, que pide consensos para avanzar en el mediano y largo plazo.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
Bloomberg Línea: el INDEC difundió recientemente la inflación de abril, ¿cómo ve esa variable?
Martín Cabrales: La inflación es un problema mundial en este momento, pero en la Argentina es un mal endémico que arrastramos de distintas administraciones, hace muchos años. Es preocupante porque nos saca el poder adquisitivo y, para los empresarios, en particular a los industriales, se hace muy difícil hacer un plan de crecimiento o de inversión con estos niveles de inflación, así como es muy complicado que el país crezca con esta inflación. Evidentemente, el que dice que eliminar la inflación es fácil, miente porque es un problema muy complicado, que es multicausal. Confío en un plan económico y que, a futuro, empiece a bajar. Los argentinos no creemos en nuestra moneda. No tenemos una moneda fuerte, inmediatamente nos vamos al dólar para proteger nuestros ahorros o al consumo, pero no creemos en el peso y eso genera una desconfianza permanente. A eso se deben agregar los problemas mundiales más los problemas de la pandemia y la crisis que llevamos hace años. Se hace cada vez más complicado el tema inflacionario.
El problema de la confianza fue reconocido recientemente por el ministro Martín Guzmán, quien habla de un programa macroecómico sostenible. ¿Se ve un programa?
Argentina está sumergida en una crisis económica, pero también política. Entonces, la inflación es multicausal y muchas cosas se deben a la confianza política que la gente tiene. Al haber tantas internas que salen a la luz, que se saben, eso genera mayor desconfianza en la gente, entonces, podés tener el mejor ministro de Economía del mundo, pero necesitamos la confianza política.
Entonces, la inflación en este momento tiene un componente político.
Sí, y es muy fuerte.
¿Y se podría revertir eso?
Si la gente recupera la confianza en la política y con un plan económico sostenido en el tiempo, sustentable, cumplible, con metas que si bien son difíciles, pero que sean lógicas de cumplimiento, la condición mejoraría, pero bajar la inflación va a ser un tema complicado. Nos va a llevar años. No es mágico el tema de bajar la inflación.
La mayoría de los economistas están diciendo que, en el mejor de los casos, la inflación de este año va a ser del 60%.
Realmente es un problema estructural de Argentina de difícil solución. Esperemos llegar al 60%.
En medio de toda esta situación, ¿cómo ve las paritarias? ¿Presionan sobre el IPC?
Creo que hay que someterse a las paritarias y respetarlas. Ir por ese camino de negociación.
¿Y cómo ve lo que se acordó con el FMI?
Creo que era fundamental el acuerdo con el Fondo. Partimos de esa base, en una situación de negociación muy debilitada para la Argentina. Ahora, es cumplir las metas a las que nos hemos comprometido y los plazos, lo cual no va a ser fácil. Sobre todo a la administración que le siga. El Gobierno que le siga, ya sea la continuidad de Fernández o el que sea, va a tener un desafío en forma inmediata. Por eso tenemos que transitar este año y medio de la mejor manera posible y llegar a un nuevo Gobierno de una forma muy profesional, sin improvisación, que en forma inmediata el Gobierno tenga capacidad de reacción absoluta, que genere muchísima confianza en la gente.
¿Ve que se esté improvisando en este momento?
No improvisando, digo que el próximo Gobierno va a tener metas muy duras que cumplir y de entrada no sé si va a tener los famosos seis meses. El próximo Gobierno va a tener que actuar de forma inmediata.
El presidente anticipó que seguramente va a haber alguna revisión.
Hay que pensar que está la pandemia, la guerra. Es decir, va cambiando el mundo con una velocidad y eso obviamente influye en este tipo de acuerdos y la economía argentina.
¿Qué otra dificultad está viendo en este momento, aparte de la inflación?
En el caso que veo como una empresa mediana, familiar, tiene que haber un incentivo a las inversiones. Nosotros también necesitamos una regularización de la economía. Hay una gran parte de la economía que es informal. Tenemos que, paulatinamente, llevarla a la formalidad y, sobre todo, a la gente que vive trabajando en la informalidad. Eso también se demostró en la pandemia que esas personas son las más perjudicadas. Entonces, tenemos que empezar a pensar de acá al futuro cómo legislar los nuevos trabajos, el trabajo para los jóvenes, pensar en la educación, en qué tipo de trabajo se necesita en la Argentina, de atraer a los jóvenes para que se queden y trabajen en la Argentina. Es como el manejo de una empresa: si mi empresa no es atractiva para que la gente venga a trabajar conmigo, va a ir a trabajar a la competencia. Necesitamos crear atractivos para el trabajo, para la inversión no sólo de los capitales extranjeros, sino de los nacionales y la gente común que tiene los dólares en el colchón. Hay que incentivar el consumo, pero hay que incentivar la producción para que haya mayor oferta.
¿De qué manera se podría empezar a revertir esa situación y dar incentivos?
Desde un pensamiento en cuanto a la legislación laboral futura distinta. Ya de los derechos adquiridos no podemos hablar, pero sí del futuro. Desde un plan de incentivos para la inversión. Desde una modernización tributaria porque la Argentina tiene 166 impuestos y recauda con diez. Un plan que yo imagino con un componente político muy fuerte. No sólo del Gobierno, sino también del compromiso de la oposición.
El Gobierno dijo que no quiere una reforma laboral.
Yo no estoy hablando de reforma laboral, sino de, a futuro, sistemas de contratación nuevos para que la gente que está en la informalidad vuelva a la formalidad y para que los jóvenes se queden a trabajar en la Argentina. No estoy hablando de una reforma laboral integral. Creo que hay que ir sector por sector. No es lo mismo alimentación que metalúrgicos o construcción y después, tener en cuenta a las economías regionales. Argentina es un país inmenso con un entramado industrial muy bueno, entonces, tenemos que explotar las economías regionales. Argentina necesita exportar mucho más de lo que exporta para que entren los dólares y para eso tienen que estar estos atractivos y tener en cuenta las diversas regiones del país. Sería interesante que las nuevas leyes que apoyen este plan sean con mayorías especiales. Lo terrible de Argentina, para mí, es la falta de políticas de Estado. Siempre el corto plazo. Siempre lo inmediato. Como empresario, me veo en la obligación de pensar en el mediano y largo plazo. Lo que pasa es que el día a día te atrapa. Cuando no es una cosa es otra. Tenés que exportar, pero se te complica la importación. De los insumos para elaborar los productos, muchísimos son importados, entonces, la falta de insumos también frena la exportación.
Y la Argentina suele cambiar de rumbo con los cambios de Gobierno.
Veo que las políticas de Estado y el compromiso de los distintos sectores del poder político son fundamentales. Por eso hablo de mayorías especiales en el Congreso.
Hablaba de las exportaciones, en un momento en el que la Argentina necesita los dólares, pero también hay trabas. ¿Cómo ve el tema de las importaciones y exportaciones?
Veo como una complejidad que se da en la coyuntura permanente la falta de dólares. Entiendo algunas de las medidas porque es la realidad pero tenemos que pensar con una cabeza más en el mediano y largo plazo. La necesidad de exportar es inmediata y la necesidad de importar para elaborar los productos también. Tenemos que encontrar las soluciones. Sobre todo, la importación de insumos industriales. La Argentina necesita mayor oferta. Hoy la demanda hay que transformarla en crecimiento permanente y para eso se necesita inversión.
¿Y particularmente en el sector del café en qué situación se encuentra?
El sector se encuentra con distintas aristas complicadas. En este momento hay una huelga terrible en la frontera con Brasil, lo que no solo afecta en el café, sino a todos los productos que vienen de Brasil por vía terrestre y en eso rescato y veo una gran actuación del embajador Daniel Scioli, que está resolviendo el problema y está codo a codo con el empresariado. También está el tema de la suba de commodities a nivel mundial. El café en el último año aumentó un 150%, hay una mayor demanda a nivel mundial, hay cosechas por el tema climático que no han sido buenas, entonces hay menor oferta, mayor demanda. Y Argentina, particularmente, con un problema de divisas. La empresa tiene 80 años. La fundó mi abuelo. Argentina siempre tuvo café y no se va a quedar sin café porque confío en la resolución de estos problemas. Algunas cosas cerrarán de a poco, pero iremos buscando soluciones, a veces parciales, para llegar a una definitiva.
¿Cuáles de todas esas complicaciones se terminan trasladando al precio de góndola?
Todas repercuten en el precio de góndola. Después del agua, se toma café. Cada vez el mundo es más cafetero. Nosotros los empresarios, igualmente, los empresarios nos manejamos con el precio oficial de la divisa, pero ha subido mucho el café. Estamos con stocks muy bajos, pero pensando en una solución.
También hay que tener en cuenta la caída de poder adquisitivo en Argentina. ¿Hasta qué punto se puede aumentar?
Hay muchas limitantes. Muchas empresas participamos de los programas de precios, que algunos son muy exitosos. Si bien se nota la reactivación, esa reactivación para transformarla en crecimiento permanente también requiere medidas.
¿Qué programas considera exitosos?
No estoy de acuerdo con los controles en general, pero considero que para momentos especiales, como fue la pandemia, se deben tomar medidas que sirven para la inmediatez, que a mediano y largo plazo no las veo, pero el programa de Precios Cuidados me parece razonable. A veces, hay faltantes por falta de insumos. Hay que ver sector por sector.
¿Cómo siente el empresariado en este momento el diálogo con el Gobierno?
Está poniendo el hombro permanentemente el empresariado. Estamos permanentemente aportando ideas. Está en permanente en colaboración desde la Unión Industrial Argentina, la Copal, la Cámara de Comercio. Estamos en permanente diálogo tanto con el Gobierno como con la oposición.
¿Ve que haya respuestas a los reclamos empresariales?
El diálogo hoy es bueno. Normalmente, dialogo con todos siempre, lo cual no significa que las soluciones estén de manera inmediata o que sean del agrado de todos. Mi posición siempre es de optimismo y creo que las soluciones se van a ir dando en forma paulatina. Hay que ir buscando ventanas que se vayan abriendo y puntos de coincidencia, no diferencias. Ese no es el camino. La única forma de salir adelante en la Argentina es el diálogo. Si no hay diálogo, es imposible.
¿Cómo ve el valor del dólar?
No me preocupa tanto el valor del dólar hoy, sino la perspectiva. Lo más importante es la previsibilidad. Lo que los empresarios necesitamos es previsibilidad porque ayuda a hacer planes de inversión, de negocios. Los únicos que crean trabajo es la industria. El dador de trabajo no tiene que ser el Estado, tiene que ser el empresariado, pero para eso necesitamos incentivos.
Como empresario, si tuviera que elegir dos o tres factores a atacar de manera urgente en la economía argentina, ¿cuáles serían?
Necesitamos un plan estructural que ataque los distintos factores para poder salir y tener mayor inversión, mayor trabajo en blanco, una economía más previsible, ser un país más atractivo para inversiones nacionales, del exterior. Son varios puntos a ver en su conjunto. El tema inflacionario es un tema que preocupa a todos los argentinos, estés en el sector que estés, el tema del tipo de cambio, tener una moneda más fuerte. Los desafíos que tenemos son muchísimos, pero la Argentina es un país lleno de oportunidades. Tiene una capacidad exportadora muy grande que necesitamos desarrollar. Necesitamos ser más creíbles en el mundo.
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