Las crisis alimentarias también desestabilizarán el mundo ESG

La guerra de Rusia contra Ucrania amenaza con extender el hambre por el mundo en desarrollo y también puede poner en peligro el esfuerzo de sostenibilidad mundial

Para los analistas de Bank of America Corp. (BAC) el aumento récord de los precios de los alimentos ilustra claramente los riesgos en la intersección de las crisis medioambientales y sociales.
Por Tim Quinson
21 de mayo, 2022 | 10:25 AM

Bloomberg — El riesgo de una escasez mundial de alimentos representa una grave amenaza para millones de personas en el mundo en desarrollo. Mucho menos críticos, pero también importantes, son los obstáculos medioambientales a largo plazo que una calamidad de este tipo puede suponer para la sostenibilidad.

Para los analistas de Bank of America Corp. (BAC) el aumento récord de los precios de los alimentos ilustra claramente los riesgos en la intersección de las crisis medioambientales y sociales. Y el impacto es enorme, ya que abarca desde la agricultura y los minoristas de alimentos hasta los mayoristas, las empresas de hostelería y de juego e incluso los proveedores de telecomunicaciones.

El aumento de los precios de los alimentos no sólo aumenta la preocupación por la pobreza, el hambre y la inestabilidad política, sino que también pone de manifiesto la crisis climática, ya que más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero están relacionadas con la producción, la distribución y el consumo de alimentos. Alimentar al mundo mientras se avanza hacia prácticas sostenibles ya era bastante difícil. La agresión del Kremlin ha empeorado repentinamente una mala situación.

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Para los inversionistas, los riesgos son omnipresentes, dijo Kay Hope, jefe de ESG para la investigación de la renta fija global en Bank of America, con sede en Londres. A corto plazo, la guerra de Rusia contra Ucrania hizo que los precios de los alimentos subieran más de un 36% interanual en marzo. Aunque ese aumento puede tardar unos meses en llegar al consumidor, es probable que pese sobre los mercados financieros en general, dijo.

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Rusia y Ucrania son responsables de cerca del 25% de las exportaciones mundiales de trigo, el 65% del aceite de girasol, el 20% de la cebada y el 18% del maíz. Los precios del trigo están rondando máximos históricos esta semana, y subieron aún más el lunes después de que la India decidiera restringir las exportaciones, lo que puso aún más de manifiesto lo ajustado que está el suministro mundial a causa de la guerra emprendida por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Y también hay preocupación por el mercado de fertilizantes, según Hope. Las sanciones contra Rusia y su aliado Bielorrusia, además de las consecuencias de la destrucción en Ucrania, reducirán casi con toda seguridad la disponibilidad de fertilizantes, ya que estos países representan una gran parte de los suministros mundiales.

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Si todo esto se combina, no es difícil ver cómo las alteraciones del mercado de cereales podrían acabar provocando una escasez de alimentos en todo el mundo.

“En Reino Unido, la cantidad de aceite vegetal que podemos comprar en el supermercado ya está limitada”, afirma Hope. “Es una perspectiva alarmante de lo que puede ocurrir en el futuro para las naciones de todo el mundo”.

Por otra parte, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, hablaron el lunes de la crisis alimentaria. Yellen dijo que la invasión de Rusia en Ucrania ha creado una crisis global al exacerbar los problemas de seguridad alimentaria, mientras que Bailey advirtió que un aumento del coste de los alimentos podría tener consecuencias “apocalípticas” para los más pobres de la sociedad y la economía mundial.

“Es una gran preocupación, no sólo para este país, sino para el mundo en desarrollo”, dijo Bailey.

En EE.UU., el Departamento de Agricultura estimó el mes pasado que los precios de los alimentos podrían aumentar entre un 5% y un 6% este año, al menos el doble de la previsión anterior de alrededor del 2,5%.

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A largo plazo, el cambio climático y su impacto en el suministro de alimentos es una gran preocupación, no sólo para los mercados emergentes sino también para los desarrollados. A medida que el planeta se calienta, será más difícil cultivar suficientes alimentos y garantizar que lleguen a suficientes lugares para alimentar a una población mundial creciente, dijo Hope.

Las posibles consecuencias sociales son enormes, ya que el mundo tendrá que alimentar hasta 10.000 millones de personas en 2050, frente a los 7.700 millones que había en 2020. Y arreglar la seguridad alimentaria implica abordar el cambio climático, y eso es una empresa enorme.

En un informe titulado “Food Security: Environmental Meets Social”, los analistas del Bank of America señalan que el cambio climático alterará lo que se puede cultivar y dónde, al tiempo que aumentará los patrones climáticos extremos y afectará a la propagación de plagas y enfermedades.

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Añadieron que alrededor de un tercio de los alimentos producidos anualmente se pierden o se desperdician, y que los alimentos desechados representan entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Igualmente alarmante es el hecho de que una cuarta parte de esos alimentos desperdiciados podría alimentar a casi 900 millones de personas hambrientas.

Citando datos de Global Food Security UK, los analistas concluyen que este lamentable estado de las cosas “podría provocar crisis en la producción de alimentos, subidas de precios, crisis de seguridad alimentaria y posibles disturbios civiles”.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.