Contaminación mata a 9 millones de personas al año mientras se ignoran soluciones

Un análisis de la salud mundial alcanza un sombrío número de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire, el agua y los productos químicos

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Bloomberg — Las muertes prematuras por fuentes comunes de contaminación han aumentado en dos tercios a nivel mundial desde el año 2000, una oscura consecuencia del desarrollo económico que ha sacado a millones de personas de la pobreza extrema este siglo. Más del 90% de las muertes se han producido en países de renta baja y media en rápido desarrollo, según una investigación publicada en The Lancet Planetary Health.

A medida que la población y la riqueza de los países más pobres han aumentado en las dos últimas décadas, también lo ha hecho el número de centrales eléctricas, fábricas de bienes y autos en circulación. Según Richard Fuller, autor principal y fundador de la red Global Alliance on Health and Pollution y de la organización sin ánimo de lucro Pure Earth, esto está teniendo consecuencias mortales en las zonas donde no se han establecido normas de mitigación de la contaminación.

“El crecimiento sin cuidado puede ser muy costoso, y el impacto en las generaciones futuras es mucho más caro que el beneficio inmediato”, dijo.

La contaminación causa más de 9 millones de muertes al año en el mundo. Aunque la mayoría se atribuye a la contaminación atmosférica, el plomo y otras sustancias químicas son responsables de al menos 1,8 millones de muertes al año, y la cifra real podría ser mucho mayor. El estudio señala que la ubicuidad de los contaminantes químicos en el entorno moderno los ha convertido en una amenaza silenciosa.

“Supuse que veríamos estos problemas en la contaminación atmosférica”, dijo Fuller. “Pero me sorprendió mucho ver que la agenda de los productos químicos es casi tan grande como la de la contaminación atmosférica”.

Alrededor de dos tercios de la producción mundial de productos químicos se encuentran ahora en países de ingresos bajos y medios. A nivel mundial, la producción de productos químicos ha crecido a un ritmo del 3,5% anual desde el año 2000 y se espera que la producción actual se duplique para 2030. Según la investigación, sólo un pequeño porcentaje de los productos químicos industriales se ha sometido a estudios rigurosos de seguridad, lo que significa que se desconoce su impacto real.

El plomo sigue siendo una preocupación de primer nivel y se relacionó con 900.000 muertes prematuras en 2019, a pesar de que todos los países del mundo lo eliminaron de la gasolina. Pure Earth y UNICEF estimaron en 2020 que hasta 800 millones de niños tienen altos niveles de plomo en la sangre, uno de cada tres. Las causas van desde el reciclaje inseguro de las baterías de los autos hasta el uso del plomo en la cúrcuma como potenciador del color.

La intoxicación por plomo puede reducir el coeficiente intelectual de un niño entre tres y cinco puntos. Esto significa, según Fuller, que pierden el equivalente a un año de educación y el consiguiente potencial de ingresos, y que el envenenamiento masivo por plomo puede restar puntos de PIB a países enteros.

No todos los efectos sanitarios del desarrollo económico han sido malos. La reducción de la pobreza ha beneficiado a algunas de las personas más pobres del mundo, ya que han disminuido los casos de enfermedades derivadas del saneamiento y la cocina en interiores, una conclusión alentadora poco frecuente en el análisis.

Entre las posibles soluciones se encuentran el control de la calidad del aire y del agua, los programas de seguridad química y una política gubernamental integral, todo lo cual ha demostrado funcionar en los países desarrollados, donde parte de la contaminación ha disminuido durante décadas. Las colaboraciones específicas entre instituciones públicas y privadas, denominadas Planes de Acción para la Salud y la Contaminación, han propiciado avances en países en los que los ministerios de industria y sanidad no habían trabajado antes juntos para priorizar el problema.

La contaminación atmosférica mata a 6,7 millones de personas al año. Algo menos de dos tercios de las muertes prematuras proceden de las partículas finas. El número de hombres cuyas muertes eran atribuibles a esta forma de contaminación era un 44% mayor que el de las mujeres, que eran ligeramente más susceptibles a la contaminación del agua.

Las tendencias fueron similares a las de la revisión de 2017 de la Comisión de The Lancet sobre contaminación y salud, una señal de que los países no están abordando las causas persistentes y evitables de la muerte prematura. Fuller dijo que las crisis agudas, como la pandemia, desvían la atención de las plagas más crónicas. “La realidad es que podemos hacer varias cosas a la vez”, dijo.

El análisis se basa en los datos de salud mundial recogidos por el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.