Los emprendimientos en Venezuela han crecido a la par de las necesidades

Las oportunidades de negocios que aumentan en países con PIB altos, no aplica para el caso venezolano, cuyo elemento en consideración para la subida de nuevos emprendimientos se vincula más bien a la destrucción del empleo formal

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No fue solo como consecuencia de la pandemia, el crecimiento de emprendedores en Venezuela fue un fenómeno que si bien se profundizó con la llegada de covid-19 al país, ya 4 años atrás daba muestras del impacto que tenía a la par de la crisis económica nacional, aunque la creación de nuevos negocios resultara irracional.

Ya en 2017, los venezolanos que trabajaban por cuenta propia representaba el 37,5% de los consultados por la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de la Universidad Católica Andrés Bello. En 2021, esta cifra se ubicó en 49,4%, atribuida en medida a la destrucción del empleo público y privado, que experimentó un incremento de 20 puntos.

Y es que ya el Monitor Global del Emprendimiento, cuyos estudios en Venezuela se paralizaron en 2012, y fueron retomados este año, adelantaba en 2014 esa característica positiva del venezolano y su alta motivación a emprender.

La idea, sin embargo, se hacía necesaria frente a una recesión económica cada vez más profunda, en la que se perdió cerca del 80% del PIB venezolano en 8 años, causando una correlación con el desempleo y a su vez con el aumento en el número de emprendedores informales.

El coordinador del Centro de Emprendedores del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA), Aramis Rodríguez explica cómo el Monitor Global de Emprendimiento (GEM por sus siglas en inglés) ha ido demostrando la relación entre la aparición de nuevos emprendimientos con la vocación y la necesidad.

“Si hay más desempleo, va a aumentar el número de emprendedores. Pero hay algunos países donde los emprendedores por oportunidad también crecen y son países con PIB más altos, en el caso de Venezuela el PIB es muy bajo, usando esta correlación, a medida que baja el PIB, aumenta el número de emprendedores informales, por necesidad, y esto tiene que haber aumentado en el último año igualmente”, expone Rodríguez, aunque sin los datos aún de los resultados de 2022 que presentará el GEM a finales de año.

El profesor del IESA también vincula el crecimiento de los nuevos negocios en los últimos 3 ó 4 años a la emigración, que no se ha paralizado y que ya suma más de 6 millones de venezolanos en el exterior, según cifras de Acnur, aunque no todos puedan experimentar sostenibilidad.

En 2014, Rodríguez hacía referencia a que apenas el 1% de la población que emprendía, superaba los 3 años y medio luego de haber iniciado sus negocios justo al comienzo de la caída económica en Venezuela. Puntualizaba entonces la necesidad de formación como punto clave, que les permitiría mantenerse en el tiempo.

A ello se le suma además un ecosistema de emprendimiento, que en el caso venezolano es considerado “poco saludable”. “No están desarrollando, no están funcionando bien. Están muy polarizados y no hay un incentivo general para que esos emprendimientos se transformen en emprendimientos productivos”, considera Rodríguez, con base en lo comentado por estudios del propio GEM.

En las últimas semanas, la administración de Nicolás Maduro ha hecho pública la asignación de 670 créditos que impulsen proyectos de emprendimiento, que hasta la fecha, acorde a los datos oficiales, registran 202 mil 609, de los fueron financiados apenas ¼ parte.

“Milagro económico, sí, producto de la ayuda de Dios y del trabajo de los venezolanos y venezolanas. Y ese milagro se está agrandando rumbo a la expansión, diversificación, crecimiento económico, llevando paso a paso lo motores de la economía”, sentenciaba Maduro en su alocución.

Pero más allá de ello, estos negocios o emprendimientos, requieren un esfuerzo no solo personal sino también de factores externos para su productividad. Educación es uno de los elementos, que a juicio de Rodríguez, necesita complementarse con una red de inversores, capital de riesgos, interesados y formados, así como la infraestructura.

“Tradicionalmente y eso se repitió desde el 2003 hasta el 2011 y no sólo en Venezuela sino en todo el mundo, parece que es una correlación que se mantiene, los emprendimientos por necesidad que se pudiesen decir improvisados es decir, que no han sido pensados planificados para tal fin, sino por necesidad, generalmente tienen menos probabilidades de aguantar más de 3,5 años”, comenta Rodríguez en contacto con Bloomberg Línea.

La Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios de Venezuela (Atraem) indicó recientemente que siete millones de personas desempleadas son las que viven del rebusque en la economía informal, dentro de los que algunos califican como emprendimientos.

Sobre la creación del Fondo Nacional de Emprendimiento, Manuel Viscuña, directivo de Atraem dijo en entrevista a La Prensa de Lara que no se trataba de créditos significativos y que hasta ahora se desconocían realmente los montos aprobados.

El director de Atraem, Alfredo Padilla, consultado por el diario 2001, aseguró que la necesidad seguía predominando para el impylso de estos negocios, la mayoría de ellos centrados en el área de alimentación, mientras que otros se dedicaban a servicios de belleza y reparaciones.

Padilla, además resaltó que el gran empleador en Venezuela sigue siendo la economía informal, que es la que realmente impulsa el emprendimiento, y la que ha crecido a 50% por la realidad económica.