Fitch: Es duro ver que Perú quedaría fuera de destinos favoritos de la minería

El alto precio de los metales es una “oportunidad perdida” para Perú ante las constantes interrupciones de minas, según Joe Bormann, director general en Fitch Ratings. Esto dijo sobre el la industria clave para el país

Joseph Bormann, CFA, es Director General y Jefe de Grupo Regional del equipo de finanzas corporativas de Fitch Ratings en América Latina.
19 de mayo, 2022 | 03:31 PM

Lima — El Perú viene enfrentando un aumento de protestas en torno a la minería: al mes de abril 65 conflictos sociales que se encuentran activos corresponden al sector minero peruano; y aquí resalta, por ejemplo, la paralización de la mina Las Bambas por segunda vez en el año y que continúa desde mediados de abril.

Esta situación se da en medio de un momento clave para los precios de materias primas como el cobre, que ha subido de forma importante y cuya alta demanda beneficia a países exportadores como Perú y Chile desde el 2021. Y en ese escenario diversos especialistas y empresarios están advirtiendo del impacto a mediano y largo plazo que la situación actual puede generar para la industria minera peruana, clave para la actividad económica del país andino.

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Joe Bormann, CFA y director general del equipo de finanzas corporativas de Fitch Ratings en América Latina, viene siguiendo la actividad de minería de Perú hace 20 años, y considera, en esa línea, que en las últimas dos décadas este es el nivel más débil en el que se encuentra el rubro minero.

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Para el especialista el país está frente a “una oportunidad perdida” que está siendo disimulada por los elevados precios de los metales, lo que permite una mayor recaudación e ingresos para el país a pesar de las constantes paralizaciones a grandes proyectos mineros.

Se le puede llamar escaparatismo: algo se ve bien, pero por debajo, si se levanta la alfombra, no lo está… y es evidente que Perú está perdiendo talento en los distintos ministerios”, precisa Bormann a Bloomberg Línea. “Naturalmente Perú debería ser uno de los países mineros más importantes, pero en su lugar se están desarrollando minas en la RDC (República Democrática del Congo), en Mongolia, cuando debería estar ocurriendo aquí. Seamos claros”, agrega.

Un trabajador conduce un camión volquete en la mina de oro Yanacocha en Cajamarca, Perú, el viernes 16 de octubre de 2015.

Bormann, quien estuvo en Lima la semana pasada para hablar en un evento de empresarios mineros y reunirse con compañías evaluadas por Fitch, se refiere a cómo se está percibiendo la labor del Ministerio de Energía y Minas (Minem) en medio de conflictos mineros que se prolongan por más tiempo que antes, donde no se ve liderazgo de la cartera ministerial que es responsable del manejo de dicho sector.

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Cuando miras a minas realmente importantes como Las Bambas o Cuajone, cuando se les permite no operar por cincuenta días o más y sabes que son muy importantes para la tributación, las exportaciones, entre otros, eso demuestra algo”, indica el especialista.

Casi un mes atrás se logró resolver el conflicto entre una comunidad y la mina de Cuajone en Moquegua, operada por Southern Perú, cuya producción mensual de cobre representa el 0,5% del PBI de Perú. Cuajone estuvo paralizada por más de 50 días en los que la comunidad que protestaba cortó el suministro de agua para el campamento minero, en donde habitan más de 5.000 personas.

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Una de las mayores críticas hacia el Gobierno en torno a este conflicto fue la lenta respuesta en resolverlo, que para Bormann es un factor que pone al país en riesgo de convertirse en un destino cada vez menos interesante para la minería global.

Es duro ver cómo Perú quedaría fuera del ranking de destinos favoritos para la minería”, anota Bormann. “Todo el mundo es consciente del potencial de Perú, vemos que Quellaveco se está desarrollando, pero no se ven nuevos proyectos porque se observa que algunas empresas han gastado millones de dólares en adjudicarlos y luego no los pueden sacar adelante o pierden la producción durante un mes o más debido a la interrupción, y entonces hay que preguntarse... ¿le importa esto al gobierno? ¿Por qué tardarían cuatro semanas o más en resolver un conflicto en el que esencialmente más de cinco mil personas se quedan sin agua?”, añade.

Además de que esta sea una oportunidad perdida para el Perú de impulsar nuevos proyectos mineros mientras los precios de metales se mantienen elevados, Bormann alerta que la situación actual tendría consecuencias más adelante en términos de una tasa de crecimiento más baja, ante un menor nivel de inversiones al que solía tener el país años atrás, y minas que irán envejeciendo, con lo cual su producción se reducirá, y no serán reemplazadas por proyectos que hasta ahora no pueden salir adelante.

El cobre cotiza actualmente cerca de un máximo récord. 

Podría ser Tía María, un número cualquiera de proyectos, y están en el olvido debido esencialmente a la mala gestión del gobierno y a la incapacidad de trabajar con las comunidades, de gestionarlas, de tomar el dinero que les fue destinado a través de los impuestos y gastarlo en proyectos en estas comunidades que sean muy visibles y necesarios. Podría tratarse de hospitales, atención sanitaria, infraestructuras que las comunidades quizá necesiten; porque lo que se requiere es ver el impacto de los impuestos, y quizá el Estado peruano tenga que analizar por qué no ha ocurrido eso”, resalta el especialista.

¿CAPACIDAD O DESEO?

En los últimos reportes de la división de soberanos de Fitch Ratings, la agencia nuestro ha advertido que hay un grado de preocupación sobre la capacidad general del gobierno en Perú a raíz de la constante rotación de personal y de ministros de Estado. Para Bormann, lo que debería evitarse en el país es que siga disminuyendo la calidad de las instituciones porque ello se puede convertir en un problema de reputación crediticia.

Cuando estás en el cuarto gabinete, tienes que decir que hay un problema de gobernabilidad; y a medida que esto se mantiene o incluso empeora, tienes que preocuparte por el nivel de los ministerios y el talento o personas capacitadas que los están operando”, señala Bormann.

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En ese sentido, el ejecutivo evalúa que una de las carteras que más se ha debilitado es la del Minem, considerando la situación que se vive al interior del sector y otros problemas que el ministerio ha tenido, como las demoras que implicaron la suspensión temporal del Perú de la EITI.

En el Minem se necesita mucha gente técnica, y probablemente no se tiene. Positivamente en el Ministerio de Economía sigues teniendo más gente técnica, lo que da confianza y está bien. Pero hay que llegar a muchos ministerios para resolver los problemas que tiene el Perú en este momento. Y técnicamente el Ministerio de Energía Minas debería liderar la puesta en marcha de estas minas o proyectos paralizados. Si las minas no están operativas durante 30 días... Eso no refleja la eficacia de las autoridades o su voluntad”, opina Bormann.

Sobre este aspecto, el especialista advierte que lo que los inversionistas empiezan a preguntarse con más frecuencia si los problemas que se están presentando en el Perú, y el tiempo que se prolongan, son una cuestión de falta de capacidad del Gobierno en resolverlos, o de deseo por encontrar soluciones. “Mientras más minas están siendo interrumpidas, la pregunta se refuerza. Ninguno de los dos escenarios es positivo; y si son las dos cosas, ese es el peor escenario”, explica.

En tanto se mantengan una lenta reacción del Gobierno a los conflictos sociales, Bormann proyecta que los problemas se podrían exacerbar también si los manifestantes ven que el Estado peruano no actúa. “Esa es una gran mala señal para los inversores y una especie de mala señal para los manifestantes, de que sus acciones no están teniendo el impacto que buscan”, argumenta.

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CAÍDA DE LA INVERSIÓN EN PERÚ

Más allá del sector minero, Bormann precisa que las empresas peruanas tienen una de las métricas más bajas de la región en cuanto al nivel de inversión de capital frente a la depreciación en Latinoamérica; una medida de Fitch Ratings que muestra qué tanta confianza tiene el sector privado en el Gobierno.

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Eso es porque los inversores, así como las empresas, no se sienten muy seguros sobre el camino a seguir y, lamentablemente, eso afecta el nivel de crecimiento, las oportunidades y la capacidad de ayudar al Ejecutivo en lograr su deseo de sacar a la gente de la pobreza hasta la clase media”, detalla el experto.

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Según Bormann, la cartera de empresas en el Perú que califican simplemente no se está invirtiendopor la incertidumbre que se vive en el corto plazo.

Aunque hablamos de la minería, este es un problema mucho más amplio. Hasta que el Gobierno no consiga victorias que realmente se traduzcan en una tasa de crecimiento más rápida y no un nivel de crecimiento del PBI de 2,5% como espera Fitch, que es muy débil en relación con el potencial de Perú, es difícil que el país siga prosperando”, puntualiza.

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