Buenos Aires — En medio de un marcado crecimiento de la base monetaria en la Argentina, en los últimos tres años se empezó a dar una fuerte dispersión en la variación de precios, que lleva a que algunos rubros del Índice de Precios al Consumidor, como el de los autos o otros rodados, aumenten 425%; mientras que hay otros, como la electricidad, en los que la suba fue de sólo 42%, según un análisis privado.
El contraste se percibe particularmente entre los rubros cuyos precios no son controlados por el Gobierno y los que sí, como sucede justamente al comparar los valores de los vehículos con los de las tarifas de los servicios públicos.
“Estas dispersiones en las variaciones de precios configuran un notable cambio en los precios relativos y generan importantes perjuicios en las cadenas productivas, alteran las estructuras de costos y distorsionan la posibilidad de planificar en base a información y resultados pasados”, sostuvo un informe de la consultora INVECQ.
Según sostuvo, “el problema que se está gestando sobre la estructura real de precios relativos es tanto o más preocupante”.
Una inflación acumulada de 230% en tres años
El estudio indicó que entre abril de 2019 y abril de 2022 la base monetaria aumentó 170%, período en el cual la inflación fue de 230%. “Es decir, se volcaron sobre la economía casi el triple de billetes que estaban en circulación, pero no quisieron ser demandados por el público por lo que simplemente inundaron el mercado de pesos”, explicó.
Así, el resultado fue “un desequilibrio nominal combinado con una fenomenal dispersión de precios, profundizada por controles como los precios cuidados, el atraso tarifario, y el cepo al dólar”.
“Es por ello que se explica la amplitud en la variación de precios de estos últimos tres años, con rubros del IPC que aumentaron 425% como los autos y otros rodados, o la indumentaria que aumentó 385%, conviviendo con otros que solo se incrementaron 42% como la electricidad, mientras que la inflación general – es decir, el promedio ponderado de todos los precios relevados por el INDEC- fue de 230%”, comparó.
Precios a distintas velocidades
Esas dispersiones en las variaciones de precios “configuran un notable cambio en los precios relativos y generan importantes perjuicios en las cadenas productivas, alteran las estructuras de costos y distorsionan la posibilidad de planificar en base a información y resultados pasados”, de acuerdo con el trabajo de la consultora.
“Más allá de las subas generales que vemos mes a mes, es preciso destacar que no todos los precios de la economía están ‘andando’ a la misma velocidad y, por lo tanto, la economía argentina está acumulando inflación reprimida, producto de los cambios en precios relativos que se han originado en estos tres años como consecuencia de cepos, controles, congelamientos y restricciones en general”.
Las proyecciones
“Haciendo un ejercicio hipotético, estimamos que se generaría un aumento de 60% adicional sobre el nivel general de precios actual al intentar volver a una estructura de precios relativos `más normal`, como la que regía en abril de 2019, cuando se realizó la última corrección tarifaria”, manifestó INVECQ.
Ese aumento, que permita recomponer aquella estructura y evitar perpetuar los desbalances, debería ser liderado por el segmento de electricidad, que necesitaría una suba mayor al 250%, calculó.
Otros sectores, como la Comunicación y el Transporte Público, deberían más que duplicarse, mientras que los alimentos acumulan un atraso promedio del 50%, principalmente en los rubros de cereales, pan, lácteos y aceites, no casualmente, los alimentos que forman parte de los programas de precios en los supermercados.
El tipo de cambio
“El desajuste de precios se evidencia también en el tipo de cambio, el cual medido al dólar oficial avanzó solamente un 160% hasta abril 2022, quedando por debajo de los aumentos del resto de la economía”, apuntó.
Sin embargo, aclaró que el plano cambiario “suma un componente adicional por la existencia de múltiples tipos de cambio paralelos, entre los cuales el CCL lidera las subas, con un 360% acumulado”.
En tanto, por el lado de los salarios, el indicador del Ministerio de Trabajo muestra una suba nominal del 218% en el mismo período, lo cual representa una leve caída real si se lo compara contra la inflación.
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