Covid Cero: ¿puede afectar exportaciones uruguayas una desaceleración en China?

Analistas estimaron que el efecto se verá en los precios, pero el nivel de colocación de productos está asegurado

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La política de Covid Cero del gobierno chino puso cada vez más dificultades a la meta oficial de alcanzar en el año un crecimiento de 5,5% del Producto Interno Bruto (PIB). La producción industrial cayó un 2,9% en abril con respecto al año anterior, mientras que las ventas al por menor se contrajeron un 11,1%, informó Bloomberg, aunque las cifras de contagios a la baja pueden dar un respiro en próximas semanas a los confinamientos en Shanghai.

En este contexto, los analistas y los mercados se mantienen alerta ante el impacto que tenga esta política de cierres. Para conocer si puede haber un efecto en el caso de las exportaciones uruguayas, que tienen como principal destino a China, Bloomberg Línea consultó al director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio Bartesaghi, la gerente de Consultoría Económica en Grant Thornton Uruguay, Sofia Harguindeguy, y el especialista en commodities de Gletir corredor de bolsa, Federico Morixe.

Los analistas consultados señalaron que ven poco probable un efecto inmediato sobre el volumen de solicitudes de exportaciones, y tampoco lo avizoran en el mediano plazo. ¿Por qué? Debido a las características de la oferta exportable de Uruguay y las tendencias de consumo en el país asiático. Aunque, advirtieron, lo que puede ocurrir es un ajuste a la baja en los precios de algunos productos, que en la actualidad tocan niveles récord.

China fue en 2021 el principal socio comercial de Uruguay al representar el 28% de las exportaciones de bienes, con US$ 3.277 millones. De ese monto, el 45% fue carne bovina, el 13% celulosa y el 12% soja. Las exportaciones totales a ese destino asiático crecieron 53% en 2021 en relación al año anterior.

El primer cuatrimestre del 2022 cerró para Uruguay con exportaciones de bienes por US$4.006 millones, un 34,5% superior al mismo período del año anterior, lo que posicionó un escenario de un nuevo año récord de colocaciones. En el mes de abril, las exportaciones totales alcanzaron un valor de US$1.115 millones, y tanto la carne bovina y la soja registraron un crecimiento de 60% en el valor de las exportaciones.

Precio y demanda

“No hay todavía un impacto de la desaceleración económica china en el desempeño de las exportaciones”, dijo el director del Instituto de Negocios Internacionales de la UCU. En lo que va del año las exportaciones de bienes al país asiático crecieron 34% y en abril un 26% en la comparación interanual.

Bartesaghi advirtió que “el crecimiento chino es una cuestión estructural y no coyuntural”, al referirse a que las tasas proyectadas en el mediano plazo serán menores a los niveles de 8% registrados años atrás. Más allá de eso, los cierres en Shangai provocan un “estrés adicional” sobre las previsiones.

Harguindeguy de Grant Thornton Uruguay coincidió con que el desempeño de las exportaciones de abril “fue notable”, y apuntó que aún no se ha notado ninguna consecuencia, aunque señaló que “los efectos del confinamiento (a nivel global) recién se empezarían a ver dentro de entre tres a seis semanas”.

“Hay dos factores que podrían estar afectando tanto a Uruguay como al mundo: uno son los retrasos en las cadenas de suministro y el otro la desaceleración de China”, dijo la economista. Según explicó, cada uno presenta impactos diferentes por lo que “es difícil” estimar un efecto neto. De todos modos, anticipó que una desaceleración puede empujar precios a la baja de las materias primas, y así cambiar el ciclo de precios récord registrado en el último tiempo. Eso, a su vez, puede generar un dólar más alto en los países exportadores.

En tanto, el retraso de las cadenas de suministro puede generar mayor presión sobre la inflación, y eso puede tener un “efecto inmediato”. “Son efectos contradictorios. Si vemos lo que pasa con las cadenas de suministro generarían una presión más alta sobre los precios, estarían poniendo en jaque a la logística que recién se estaba recuperando de los atrasos de la pandemia, y por otro lado cuando miramos la desaceleración de China eso podría generar impacto (a la baja) sobre los niveles de precios al ser uno de los mayores consumidores del mundo”, resumió Harguindeguy.

Tanto Bartesaghi como Harguindeguy advirtieron además que resta por ver los efectos de los estímulos del gobierno chino a esta fase de covid cero.

Federico Morixe, especialista en commodities de Gletir corredor de bolsa, dijo que China continuará la compra tanto de carne como granos, aunque puede haber un ajuste por la baja del precio tanto de soja como de cebada o de la carne. “Va a tener que disminuir el precio y eso automáticamente disminuye un poco la oferta”, evaluó.

En el caso de la soja, dijo, Uruguay ya tiene el 50% de la zafra comprometida a nivel de productos, aunque solo el 30% tiene precio fijado. De todos modos, el especialista estimó que otro 30% de productores ya hizo una cobertura de ingresos en parte a través de la compra de seguros de precios.

Cuestión estructural

En el mediano plazo, por el tipo de producto que Uruguay coloca en China, la desaceleración económica no va a afectar de manera directa, estimó Bartesaghi. “El consumo de carne en China va a sostenerse en el tiempo, pero a la vez la potencialidad en otros productos como los lácteos también se va a sostener”, dijo el analista. “No es solo lo que ya comen en China, sino lo que resta que aumente el consumo per cápita de los productos que Uruguay exporta. Creo que Uruguay puede ser en el futuro más de oferta que de demanda”, concluyó.

Harguindeguy coincidió en que más allá de una desaceleración, que ya estaba prevista, no es esperada un recesión, y eso permite pensar en niveles de consumo sostenidos. “No creo que hayan efectos sobre los niveles que exporta Uruguay a China o lo que nos está demandando. El crecimiento de la economía China condujo a aumentos de consumo de algunos productos, entre ellos los que Uruguay produce como las proteínas de origen animal. Entonces por más que haya una desaceleración no van a haber cambios en estas tendencias de consumo”, concluyó la economista.

La economía china creció 4,8% del PIB en el primer trimestre de 2022, un avance de 0,8% en la comparación interanual. Los datos oficialistas fueron mejores de lo anticipado y generaron dudas entre analistas al contrastarlos con otros indicadores del mercado, reportó Bloomberg.

El mercado sojero

Morixe advirtió que para el caso de los granos, que tienen dos meses de exportaciones fuertes en el año, “la mejor manera de regularlo” es el precio. “Hay menos demanda y ya se va viendo en el precio”, dijo el especialista. “Va a tener que disminuir el precio y eso automáticamente disminuye la oferta”, agregó.

Si el productor resuelve esperar para exportar en la expectativa por mayores precios, puede darse una baja, y terminar vendiendo en el entorno de US$550.

“Es un año en que el productor ha hecho la soja relativamente con insumos no tan caros como están ahora, porque los habían comprado antes de la suba grande. Entonces con 2.000 kilos pagan todo el costo de producción y están sacando 3.500 kilos. Ahí pueden llegar a sacar un margen neto de US$500 o US$600 por hectárea”, explicó Morixe sobre el rendimiento de la actual zafra.

Las previsiones de importaciones de soja para China en el período se elevaron en 1 millón de toneladas a 92 millones, según el reporte emitido la semana pasada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

La producción prevista de soja uruguaya estará próxima a tres millones de toneladas. El valor promedio superior US$600 por tonelada permite esperar ingresos superiores a US$1.600 millones en exportaciones de soja, lo que lo posiciona como un año que pueda superar los máximos registros de las zafras de 2013 y 2014, como señaló en febrero un informe de Uruguay XXI.

Más profundo y diversificado

Bartesaghi destacó que, ante el cambio estructural de la economía china, el eventual Tratado de Libre Comercio se convierte en una herramienta fundamental para avanzar en el vínculo. La profundización de esos términos de intercambio puede habilitar la colocación de servicios y diversificar la cantidad de bienes, con más valor agregado. Además, señaló, al mismo tiempo Uruguay debe apuntar a añadir más cantidad de mercados.

“El desafío en este posible contexto de desaceleración es cómo hacer para sostener una relación con China que sea integral en términos de negocios y que no sea dependiente de uno, dos o tres productos”, finalizó.

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