Ciudad de México — México y Estados Unidos invertirán más de US$4.000 millones para reforzar y robustecer la operación de la frontera entre ambos países a través de proyectos de seguridad y modernización de infraestructura para impulsar a su vez el crecimiento económico.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard; y el embajador de EE.UU. en México, Ken Salazar; encabezaron el Foro de Infraestructura Fronteriza Estratégica en Tijuana con la intención de acelerar las obras del cruce comercial buscando que queden finalizadas hacia 2023.
Uno de los principales desafíos de la región fronteriza es el impacto económico de las demoras en los cruces fronterizos.
Por ejemplo, en abril pasado, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) estimó que el impacto de la orden del gobernador de Texas, Greg Abbott, de inspeccionar todos los camiones y autobuses argumentando medidas de control migratorio para prevenir el paso ilegal de migrantes y drogas, ascendía a US$8 millones diarios con retrasos de hasta 20 horas y una caída de más del 70% del flujo comercial, afectando principalmente a la industria maquiladora, automotriz, de tecnología y perecederos.
Se estima que más de cinco millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México, según la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En el encuentro, seguimiento a la conversación que entablaron los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador en Washington el año pasado, el canciller informó que se abordaron 14 proyectos, que han sido aprobados en los últimos cinco meses en México con una inversión actual de US$700 millones, y otros seis del lado de Estados Unidos para beneficiar a los más de 13,6 millones de personas que viven en la frontera.
“Los últimos años habíamos estado en slow motion, entonces nos pidieron que hiciéramos un acelerador (de inversiones). Todos los proyectos están en etapa de diferente grado de avance. No quiere decir que ya esté todo resuelto, pero estamos en la dirección correcta”, afirmó.
Entre las obras se encuentra el Cruce Internacional Mesa de Ota-Il-Otay Mesa East, que generará un nuevo puerto de entrada de alta tecnología para liberar el sistema de la zona y reducir significativamente los tiempos de revisión, según la Secretaría de Relaciones Públicas.
En la frontera Chihuahua-Nuevo México, la modernización del Cruce San Jerónimo-Santa Teresa agilizará el acceso y representará una alternativa para reubicar el tráfico comercial que actualmente atraviesa la zona urbana de Ciudad Juárez-El Paso.
Señaló que la frontera es alta prioridad para los dos Gobiernos en el entendido de que la integración también se acelerará, ya que Biden y AMLO quieren que se convierta en la frontera “más ocupada del mundo”.
“Vamos a aumentar nuestra capacidad de producción de muchos temas: equipo médico, farmacéutico, semiconductores, electromovilidad y eso va a pasar por la frontera. Por eso no tenemos tiempo que perder”, dijo el canciller.
En diciembre de 2021, las delegaciones mexicanas y estadounidenses pusieron en marcha el plan de Entendimiento Bicentenario, que se basa en atender los retos de seguridad que enfrentan ambas geografías, y que busca reducir los niveles de homicidios, adicciones, tráfico de armas, personas y drogas.
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