Bogotá — Que la plata no alcance para comprar lo mismo que antes, es una de las cosas que más está afectando a los colombianos. La inflación de abril fue la más alta de los últimos 21 años, no vista desde julio de 2000, con una variación anual de 9,23%.
Para poner en contexto esa cifra hay que recordar que el Banco de la República, que es la autoridad que por Constitución tiene entre sus tareas mantener bajo control la inflación en el país, tiene un rango meta de 2% y 4% en el que debería fluctuar el indicador.
Según pronósticos de Laura Parra y Julio Romero, expertos de Corficolombiana, el pico inflacionario no se vería en el primer semestre de este año, como se preveía a inicios de 2022, sino que se pospondría y llegaría hacia el último trimestre del año, puntualmente en octubre donde el indicador rondaría el 10%.
Para mayo de 2022 la inflación sería de 9,35% anual, un nuevo máximo histórico, pues ese dato sería el más alto desde junio del 2000. Es decir, sería el segundo mes consecutivo en el que la inflación colombiana alcanza un récord. Sobre la variación mensual se estima que esta sería de 1,10% en el quinto mes del año, de acuerdo con los analistas de Corficolombiana.
Respecto a las cifras previstas para mayo, indican que los alimentos mantendrán la presión. Este rubro aportaría cerca de 60 puntos básicos (pbs) a la inflación mensual, ante los mayores costos de los insumos, la temporada invernal y el paro armado.
Aunque “la elevada base estadística de 2021, cuando tuvo lugar el paro nacional, permitiría moderar la variación anual del IPC de alimentos, la inflación de los otros grupos seguirá acelerándose en mayo, producto de presiones de servicios públicos, arriendos, restaurantes, vehículos y productos de cuidado del hogar”.
¿Qué pasará en los próximos meses?
El fenómeno internacional de encarecimiento de los insumos apenas está empezando a reflejarse sobre el IPC local, dicen los analistas de Corficolombiana.
Agregan que en los próximos meses esperan variaciones mensuales altas y similares a las de 2021, cuando la disrupción provino de problemas en cadenas globales de abastecimiento y del paro nacional. Al choque de oferta en alimentos se sumaría el impacto inflacionario de los servicios, por efecto de la indexación.
“Nuestro escenario base contempla una inflación anual que mantiene una senda de relativa estabilidad durante el segundo semestre del año, sin embargo, dado el alto nivel de incertidumbre, no descartamos que la inflación anual cierre el año en cifras de dos dígitos (similar al escenario alcista que presentamos hace dos meses)”, continuaron diciendo.
Dado lo expuesto, agregaron que bajo estas condiciones, incorporaron un sesgo al alza sobre su expectativa de incremento en la tasa de política monetaria durante la reunión de junio, de 100 pbs a 150 pbs. “Lo anterior teniendo en cuenta la creciente división al interior de la junta, las preocupaciones en materia inflacionaria y el ciclo de incrementos de la Reserva Federal en EE.UU.”.
