Bloomberg — Los operadores de swaps de tasas en Brasil, Chile y Colombia tuvieron dudas cuando los encargados de las políticas monetarias señalaron hace unos meses que tenían planes de dejar de subir las tasas pronto. Ese escepticismo ahora está dando sus frutos.
Los bancos centrales de las tres naciones se han visto obligados a adoptar un tono más agresivo este mes, ya que un aumento constante en los precios de los productos básicos y la renovada debilidad de las monedas avivaron una inflación que ya estaba desenfrenada. Los responsables de las políticas monetarias de esos países se han vuelto más restrictivos, ya sea mediante aumentos de tasas más altos de lo esperado o señalando un endurecimiento más prolongado o más pronunciado.
Los operadores habían anticipado esto. En Brasil descontaron un aumento de tasas en junio, incluso cuando las autoridades habían señalado su intención de dejar de aumentar las tasas ese mes, y los operadores de swaps de Chile vencieron a los analistas al apostar por un aumento mayor, que luego fue confirmado por el banco central. En Colombia, los inversionistas descontaron las probabilidades de un endurecimiento más agresivo de la política monetaria incluso antes de que la última reunión de decisión sobre tasas mostrara un sesgo restrictivo en el directorio del banco central.
“La semana pasada ha puesto de relieve el problema de la inflación en la región”, escribió William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, el viernes en una nota. “Como era de esperar, esto ha alarmado a los responsables de la política monetaria”.
El tono más restrictivo también llega luego de que la Reserva Federal realizara el mayor aumento de su tasa de interés de referencia desde 2000. A la vez, los inversionistas globales se alejan de las monedas vinculadas a los productos básicos y también se deshacen de los activos de riesgo debido al aumento en los rendimientos de EE.UU. Luego de liderar las ganancias entre las principales monedas del mundo en el primer trimestre del año, el real brasileño, el peso chileno y el peso colombiano comenzaron a debilitarse en abril y terminaron el mes cotizándose cerca de sus mínimos del año hasta la fecha.
El Banco Central de Chile aumentó la tasa de política monetaria en 125 puntos básicos el jueves, superando la estimación mediana de los analistas encuestados por Bloomberg, que anticipaban un incremento de un punto porcentual. La curva de swaps de la nación, conocida como Cámara, llevó su tasa desde cero a cerca de 8,5% en un mes, lo que implicaba un aumento de la tasa aún mayor, incluso cuando los responsables de la política monetaria enviaron señales de moderación en su reunión de marzo, que llevaron a las tasas a corto plazo a caer momentáneamente.
Una historia similar sucedió en Brasil, donde el banco central dijo en marzo que el actual ciclo de ajuste era suficiente para reducir la inflación hacia la meta el próximo año. Los operadores no estuvieron de acuerdo con esa opinión y mantuvieron una prima significativa en la curva de swaps de tasas para tener en cuenta el riesgo de que el ciclo se extienda hasta junio. Eso resultó correcto, ya que la semana pasada los encargados de la política monetaria señalaron un aumento adicional, de menor magnitud, para el próximo mes.
Mientras tanto, en Colombia, el Banco de la República aumentó la semana pasada su tasa de referencia en un punto porcentual, y tres de los siete miembros votaron por un incremento mayor, de 150 puntos básicos, ya que la actividad ha sido más fuerte de lo previsto inicialmente. La publicación del jueves de datos de precios al consumidor por encima de la estimación reforzó esa opinión. Los swaps de tasas a corto plazo, que cayeron brevemente después de las señales moderadas de los funcionarios en marzo, aumentaron después de la última reunión y actualmente descuentan una tasa de referencia cercana al 10% en un año.
El banco central de Perú es el siguiente en la línea, y se espera que los responsables de la política monetaria eleven las tasas por décima reunión consecutiva esta semana.
Los inversionistas y los analistas han sido menos optimistas que los encargados de la política monetaria sobre las perspectivas de los precios, lo que justifica las apuestas más restrictivas. En Brasil, mientras que el banco central pronostica que la inflación disminuirá hacia la meta del 3,25% el próximo año, los economistas la pronostican en 4,1% y la tasa de inflación a dos años implícita en el mercado de bonos aumentó a 7%, la más alta desde 2016. En Chile, los operadores prevén que los precios al consumidor se situarán en un 4,3% en 24 meses, por encima del límite superior del objetivo del banco central.