Bloomberg — El príncipe Alwaleed bin Talal Al Saud tardó menos de tres semanas en pasar de inversionista indignado a partidario crucial de la adquisición de Twitter Inc. (TWTR) por parte de Elon Musk por valor de US$44.000 millones.
“Me alegro de conectar contigo, mi ‘nuevo’ amigo @elonmusk”, tuiteó Alwaleed el jueves, poco después de que una presentación de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés) mostrara que había acordado transferir toda su participación de US$1.900 millones a un Twitter privatizado. Cuando Musk anunció su oferta de US$54,20 por acción en abril, Alwaleed utilizó la plataforma de redes sociales para rechazar la oferta, diciendo que “no se acercaba” al valor intrínseco de la empresa.
No está claro cómo convenció Musk al multimillonario saudí (en un principio el cofundador de Tesla se burló del miembro de la realeza saudí), pero el hecho de seguir en la empresa se ajusta a la tendencia de Alwaleed de mantener sus apuestas de alto perfil en los altibajos.
La estrategia ha dado resultados dispares. Alwaleed, de 67 años, se hizo famoso en los círculos de Wall Street a principios de la década de 1990, cuando se erigió como el salvador de Citicorp, predecesor de Citigroup Inc. (C) que se encontraba en dificultades tras una oleada de malos préstamos. Su participación se disparó más del 190% en la década siguiente. Cuando se produjo la crisis financiera en 2008, Alwaleed aumentó su participación mientras el precio de las acciones se hundía. Las acciones de Citigroup cotizan ahora a menos de una décima parte de su nivel anterior a la crisis.
Mantuvo una apuesta de US$345 millones en Euro Disney a pesar de años de problemas de liquidez y de imagen, y ayudó a recapitalizar el tambaleante parque temático de París en 2014. Y en una prueba de fuego de su fe en la gestión, Alwaleed se mantuvo al lado de la familia Murdoch durante el escándalo de las escuchas telefónicas en News Corp. (NWS) en 2012, donde era uno de los mayores accionistas. El príncipe sólo vendió sus participaciones en News Corp y en su filial, 21st Century Fox, varios años después.
Aficionado a Buffett
Alwaleed se inspiró en Warren Buffett para sus inversiones y se autodenominó el equivalente árabe del Oráculo de Omaha. Su versión de Berkshire Hathaway Inc. (BRK) es Kingdom Holding Co. (4280), un conglomerado que cotiza en la bolsa saudí y que posee participaciones en empresas públicas y privadas de todo el mundo. Su cartera incluye participaciones en la empresa saudí de entretenimiento Rotana, Snapchat Inc. (SNAP) y Lyft Inc. (LYFT). La participación del 95% de Alwaleed en Kingdom comprende algo más de la mitad de su fortuna de US$16.400 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. No ha vendido ninguna acción desde la oferta pública inicial de la compañía en 2007.
Alwaeed se involucró en Twitter en 2011, dos años antes de la salida a bolsa de la compañía, con una inversión de US$300 millones. Típico de sus operaciones, Alwaleed invirtió tanto en su propio nombre como a través de Kingdom Holding. No forma parte del consejo de administración y ha sido principalmente un inversionista pasivo.
Tras el desaire inicial de Alwaleed a la oferta, Musk preguntó (en Twitter, por supuesto) sobre la postura de Arabia Saudita respecto a la libertad de expresión periodística. El país ocupa el puesto 166 de 180 en la Clasificación de la Libertad de Prensa de este año, un peldaño por debajo de Honduras. El número de periodistas y blogueros encarcelados se ha triplicado desde 2017, el año en que Mohammed bin Salman fue nombrado príncipe heredero. Alwaleed no tuiteó una respuesta.
Twitter ganó tracción desde el principio con la población juvenil de Arabia Saudí, que abrazó el medio como una herramienta bienvenida en un país donde los medios tradicionales están controlados por el gobierno. El príncipe Mohamed, gobernante de facto, ha utilizado supuestamente el servicio para espiar a los críticos del régimen.
Alwaleed ha sido un firme defensor de los esfuerzos de modernización del príncipe Mohamed, como la concesión del derecho a conducir a las mujeres saudíes, pero su estatura en el escenario de la inversión mundial se ha desvanecido un poco desde que fue detenido en la campaña anticorrupción del príncipe heredero en 2017. Fue liberado tras 83 días de prisión al llegar a un acuerdo no especificado con el gobierno.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.