Bloomberg — La cruzada de Argentina para cambiar la percepción mundial sobre el trigo modificado genéticamente ganó un nuevo terreno cuando Australia, uno de los principales productores y exportadores del grano, aprobó la cepa HB4, tolerante a la sequía, para su uso en alimentos.
El siguiente paso para Bioceres Crop Solutions Corp. (BIOX), la empresa que está impulsando la comercialización del HB4 en todo el mundo, es obtener la luz verde para su siembra. La empresa, con sede en Argentina, sigue la misma estrategia para conseguir la aceptación en otros países.
La autorización de Australia, que también abarca a Nueva Zelanda, es un hito para Bioceres porque es el primer gran proveedor mundial, después de Argentina, que abre la puerta al trigo transgénico. Las dos naciones del hemisferio sur representan una quinta parte de las exportaciones de trigo. Argentina se convirtió en la primera nación en aprobar el HB4 en 2020, pero hasta ahora sólo Brasil, uno de los principales importadores, y Colombia habían seguido su ejemplo.
Bioceres está tratando de triunfar donde nadie lo ha hecho antes. Si bien la gran mayoría de los cultivos de soja y maíz del mundo ya están modificados genéticamente, éstos se destinan a la alimentación del ganado. El trigo transgénico, por otro lado, sería consumido directamente por los humanos en pan y pasta, algo que los consumidores y los reguladores han rechazado rotundamente en el pasado.
El argumento de venta del HB4 es que tolera la sequía en un momento en que los agricultores, desde América hasta Oceanía, se enfrentan al cambio climático y a la sequedad extrema. Australia sigue sufriendo los efectos de una sequía entre 2017 y 2019.
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