BlackRock: Materias primas y energía son los sectores más atractivos en Latam hoy

Axel Christensen, director de Estrategia de Inversión para América Latina de la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, conversó con Bloomberg Línea

Foto: Jeenah Moon/Bloomberg
04 de mayo, 2022 | 05:00 AM

Buenos Aires — Axel Christensen es director de Estrategia de Inversión para América Latina de BlackRock (BLK), la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, con un total de activos bajo gestión de US$9,6 billones al cierre del primer trimestre de 2022. Ese monto representa prácticamente la mitad del Producto Bruto Interno de los Estados Unidos.

Ingeniero y de nacionalidad chilena, Christensen, quien trabajó en Citicorp, McKinsey y Banco de Santiago, atiende a Bloomberg Línea desde Miami.

Con más de 13 años en BlackRock, el estratega se muestra optimista respecto a las posibilidades de que los Estados Unidos logren evitar una recesión, frente a un panorama que se torna adverso no solamente por la guerra en Ucrania, sino también por las subas de tasas por parte de los bancos centrales del mundo.

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En lo que respecta a América Latina, destaca oportunidades tácticas de corto plazo, tanto de renta variable como fija, en rubros vinculados a las commodities, y también en bonos soberanos, ya que las cuentas públicas se verán mejoradas justamente por los mayores ingresos que traerán las exportaciones de materias primas.

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Resalta también el caso de Colombia, cuya economía crecería por encima del promedio regional este 2022, y también señala a las empresas brasileñas que atienden a la demanda interna de ese país, ya que se verían beneficiadas por el final del ciclo de subas del Banco Central do Brasil.

En cuanto a las perspectivas para el sector tecnológico ante un entorno de menor liquidez, subraya que es normal que algunas busquen ajustar el tamaño de sus equipos, y en ese sentido, no enciende ninguna alarma.

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Tenemos muchas empresas tecnológicas en la región que han podido sortear con éxito ciclos de alzas y bajas de años anteriores”, afirma.

La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

Si Europa y Estados Unidos hubiesen subido sus tasas y reducido las compras de bonos antes, ¿la do global hoy sería menor, o era inevitable este escenario?

Es una pregunta difícil de responder, porque hay que entender el contexto. La incertidumbre de la pandemia hizo difícil que actuaran con mayor premura en cuanto a retirar estímulo, ya sea incrementando la tasa de interés o reduciendo las compras. Aun así hay otras fuentes también que generaron de alguna manera presiones sobre precios. La inflación se explica mayormente por problema de oferta. Por un lado el proceso de reapertura económica, con una demanda que estaba muy contenida y que empezó a salir con mucha fuerza, se encontró con cadenas de suministros que estaban todavía muy frágiles. El proceso de apertura por ejemplo de las plantas productivas no fue uniforme. Fue gradual incluso a nivel regional, en la medida que tuvimos que hacer frente a variantes de la pandemia. Entonces esa parte que poco tenía que ver con política económica del Banco Central o estímulo fiscal ha sido a diferencia incluso de ciclos de inflación anteriores un factor muy importante. Y con la guerra en Ucrania ese shock de oferta no ha hecho más que hacerse más profundo. Los bancos centrales se pueden poner rojos o azules. Pueden incrementar la tasa de interés y no van a provocar que exista mayor producción de petróleo, o que se puedan cosechar más granos.

La guerra en Ucrania aparenta ser más prolongada de lo que se había esperado inicialmente. ¿Podemos esperar entonces que la inflación siga acelerándose?

Probablemente un escenario de permanente aceleración es un poco difícil de sostener, incluso por un problema de base matemática. Piensa por ejemplo en estos días recientes donde Rusia anunció el corte de suministro total a un par de países en Europa. El impacto inflacionario que eso pueda tener en el cortísimo plazo. Pero uno puede sacar algunas lecciones de lo que ocurrió antes del conflicto en el efecto sobre la oferta a partir de la pandemia. Los actores económicos se van acomodando. Van buscando otro tipo de insumos, diversifican sus proveedores. Las personas tomarán, invento, menos café y un poco más de té, o mate como sería el caso de Argentina. Uno va acomodando ya sea como consumidor o productor frente a una realidad. Y eso hace ver que en un mediano plazo probablemente esas presiones de aceleración inflacionaria que mencionaba empiecen a ceder. En BlackRock le ponemos el lema de aprender a vivir con más inflación. Todos, como consumidor, inversionista, entidades que toman decisiones de política económica, vamos a tener que ajustar a un entorno de mayor inflación y de manera más persistente.

Axel Christensen. El director de Estrategia de Inversión para América Latina de BlackRock.

¿Qué lectura hacen del dato que se conoció este 28 de abril, de contracción económica en Estados Unidos en el primer trimestre, teniendo en cuenta que varios bancos importantes ya están pronosticando un riesgo creciente de recesión el año que viene en ese país?

La verdad es que esa contracción para el primer trimestre de alguna manera puede llevar a conclusiones erradas. Una parte importante de la cifra se explica por la variación de inventarios y también un incremento en el déficit comercial de Estados Unidos, que en el fondo refleja que las importaciones han crecido mucho más que la base de exportación. Ciertamente se ve el efecto vigente de problemas de suministros e inventarios, que afecta la actividad exportadora. Pero al mismo tiempo ver un incremento en importaciones refleja una economía que está bastante saludable todavía. En ese sentido sacar conclusiones respecto a que Estados Unidos estaría al borde o entraría inminente a una etapa de contracción de actividad, una etapa recesiva, sería a nuestro juicio un tanto apresurado. Hay varios indicadores que todavía muestran la actividad en el mercado laboral bastante robusta. Si bien ha habido una caída en indicadores de sentimiento del consumidor, en la práctica, el consumo sigue también bastante fluido, con una capacidad de endeudamiento que da un poquito de holgura. Cuando uno entra en un año en que los bancos centrales empiezan a retirar estímulo, a transitar hacia niveles de mayor neutralidad en cuanto a política monetaria, ciertamente es habitual que las probabilidades de que una sobre reacción por parte de ese retiro de estímulo lleve a una situación de menor crecimiento, incluso de recesión, al punto que es habitual en este ciclo de política monetaria que los ajustes de riesgo de recesión se incrementen. Ahora, habrá que ir cotejando esa probabilidad con los futuros movimientos que haga la Reserva Federal.

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Cómo queda parada la región en este contexto en términos de flujo de capital y de inversión. Por lo pronto, en estos últimos días conocimos que varios unicornios tecnológicos brasileños han despedido a centenares o decenas de empleados.

Creo que esto tiene que ver más bien con situaciones de sectores antes que una situación generalizada. Por un lado la situación inflacionaria incluye que el precio de materias primas, de commodities, también se mantenga a niveles más altos y de manera más persistente. Y eso en general para la región de América Latina es una buena noticia. Eso significa que ingresan más flujos derivados de la balanza comercial pero también de inversionistas que perciben esta situación mejorada en una situación en que el resto del mundo tiene que enfrentar más bien el efecto negativo de materias primas más altas. Pero hay otro carril que tiene que ver con actividades de foco doméstico. Recordemos que el Banco Central de Brasil viene llevando las tasas de interés de por encima del 10% hace más de un año. Y eso ciertamente ha tenido un efecto sobre la actividad, particularmente en los sectores de consumo. Y en esa parte es quizás donde los inversionistas que miran la región la ven con más cautela en relación con el carril de commodities. Entonces una región de dos caras. Yendo un poco más al detalle de distintos sectores, entiendo que esos unicornios que mencionas en Brasil la mayoría son fintechs o relacionados con actividades que son mucho más sensibles a ajustes, en este caso al alza de los tipos de interés. Cuando hay cambios de las condiciones muchas veces tienen que responder ajustando el tamaño de sus equipos. Esto podría haber ocurrido en otras industrias, no necesariamente unicornios que se están ajustando a un cambio en el entorno macroeconómico quizás llaman más la atención. Ciertamente periodístico verlo en estas empresas que tenían crecimientos también exorbitantemente altos. Tenemos muchas empresas tecnológicas en la región que han podido sortear con éxito ciclos de alzas y bajas de años anteriores.

¿Desde BlackRock, cuáles son las categorías de activos y los sectores que están viendo como los más atractivos en términos de oportunidades?

Primero, el carril más ligado a materias primas o energía, que se beneficia de un entorno de precios más altos, de mayor demanda, de poder colocar sus productos en momentos que hay escasez de oferta. Cada inversionista puede escoger qué canal, a través de la renta fija, que también da la posibilidad de invertir en bonos de gobierno, que ven sus cuentas fiscales mejoradas cuando hay un ingreso de mayores divisas. O a través de acciones en compañías de los sectores que se pueden aprovechar tanto en esta etapa más cíclica, que probablemente se pueda prolongar el siguiente año, pero sin perder de vista que muchas de las oportunidades también son más estructurales, de largo plazo. En el cobre, el litio, o el níquel, la demanda asociada con la transición climática creemos que va a ser sumamente fuerte. En otros sectores quizás hay que ser un poquito más selectivos. El FMI hizo algunos ajustes a la baja a las expectativas de crecimiento para la región. Pero no todos los países vieron ajustes en la misma dirección. En Colombia se ajustaron levemente al alza para este año. Es un ejemplo de cómo buscar a nivel país. Lo mismo puede ocurrir a nivel sectorial. En el caso de Brasil, que probablemente ya ha completado en buena parte un ciclo muy rápido de alzas de tasa de interés de mil puntos básicos en poco más de un año, mientras los bancos centrales del resto del mundo todavía están al alza, podríamos ver una situación más favorable de demanda interna en la medida que el dólar se vaya estabilizando. Y eso tiene consecuencias tanto en el posicionamiento que uno quiera tener en renta fija, como también en la decisión de en qué industrias quiero estar. Y las más sensibles, que pueden estar sufriendo hoy, eventualmente pueden ser un buen punto de entrada: el sector inmobiliario por ejemplo, o el propio sector financiero.

¿Cuáles son las oportunidades que ven en Argentina?

Yo creo que la Argentina cuenta siempre, siempre ha sido el caso, con oportunidades muy interesantes precisamente en muchas industrias que caen dentro de las materias primas. Hidrocarburos, por cierto explotaciones agroindustriales, etcétera. Creo que los inversionistas nunca hemos perdido la perspectiva y la visión respecto de esas oportunidades. Lo que también ha sido un tanto cíclico es la capacidad de poder tener acceso a esas oportunidades de inversión y eso tiene que ver más con las condiciones de mercados financieros en Argentina que con la situación de las industrias. Para un inversionista global el acceso al mercado local argentino es difícil por muchos aspectos, desde las restricciones cambiarias que hay hasta el hecho de que muchos inversionistas pivotean en torno a un índice de referencia. En el caso de la renta variable, Argentina ya no está en el principal índice. Mucha de esa exposición se ha ido canalizando a través de empresas con domicilio u origen en la Argentina, pero con una cobertura regional muy amplia, que se accede a través de emisiones en los Estados Unidos directamente. Entonces hay maneras de buscar oportunidades en el país. A veces por canales un poquito más indirectos. Una inversión de mayor magnitud requeriría de ir pavimentando una mejor facilidad de acceso financiero teniendo presente que el atractivo de las industrias que finalmente reciban esa inversión sigue siendo muy vigente.

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¿Y eso tiene que ver con un proceso de mediano o largo plazo, de recuperar la credibilidad y la confianza de los mercados?

Por el lado de la deuda pública, el recuerdo del proceso de reestructuración de deuda sigue estando muy fresco. Son elementos que impactan en el apetito y quizás la inmediatez del interés en cuanto a invertir en Argentina. El tamaño de su economía, lo atractivo de sus industrias, siempre la va a poner en el radar. El inversionista ve esas oportunidades. Que ejecute en el corto plazo va a requerir de una mejoría en las condiciones de acceso. Pero creo que están más presentes que nunca. Se están canalizando a través de canales diferentes, ya sea a través de emisiones en otros mercados o de mercados privados. Se ve en la explosión de inversión que ha habido en el sector de tecnología con varios unicornios de tecnología que se crean y que se desarrollan a partir de la Argentina. Eso es algo que también inversionistas quizás de otros segmentos, ya no tan cercanos a los que hacemos en BlackRock, inversionistas privados, de capital de riesgo, están mirando con mucha atención. Y creo es un canal que hay que prestarle atención, no solamente los mercados más grandes y tradicionales de renta fija o variable.

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Empresas como Ualá, por ejemplo.

No puedo mencionar compañías en particular. Hay muchas compañías en Argentina, en Brasil. Notoriamente de México también. Y en el resto de la región. Muchas de ellas con historias de éxito explorando segmentos que empresas tradicionales no habían atacado, o explorado con tanta fuerza como ellas. En el campo de las fintechs es increíble ver cómo han permitido incorporar a literalmente millones de personas que antes quizás no podían acceder a los canales tradicionales de la banca. Y su impacto no solamente económico sino que también en mejoría de la inclusión, de participación de segmentos más amplios de la población en nuestra región, que siempre ha sido un talón de Aquiles. Es algo que los inversionistas estamos mirando con mucho interés.

¿Cómo ven la creciente adopción e inversión en criptoactivos en la región desde BlackRock?

En BlackRock administramos los recursos que nuestros propios clientes nos confían. Y nuestro enfoque nos ha llevado a ser extremadamente cautos con respecto a las criptomonedas en general. Hemos ido explorando con inversiones en algunos equipos de inversión, bastante reducidas, para entender el comportamiento. Entendemos que es un activo que es muy alto en volatilidad. Al mismo tiempo entendemos que las criptomonedas están creando un ecosistema que va creciendo cada día más. Entonces en ese sentido, quizás hago una analogía de lo que fue toda la fiebre del oro que experimentó California a finales del siglo XIX. Antes de animarnos a buscar oro y a minar, nos hemos ido concentrando en los proveedores de esos mineros. Hemos empezado a incursionar en algunas estrategias que miran a quienes van a proporcionar las palas y picotas, en cuanto al desarrollo del ecosistema de criptomonedas y ahí creemos que hay oportunidades interesantes, ya sea de plataformas que permiten a las personas invertir en este tipo de activos, u otro tipo de proveedores, que por ejemplo permiten que sean transacciones seguras, etcétera.

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