Bloomberg — La inflación es tan galopante en Brasil (superó el 12% anual a principios de abril) que los propios trabajadores de la institución encargada de controlar los precios están en huelga, exigiendo aumentos salariales para recuperar el poder adquisitivo perdido.
Los empleados del banco central de Brasil en Brasilia dejaron de trabajar el martes, aumentando la presión sobre la institución para que aumente sus salarios en un 26% para compensar las pérdidas por la inflación en los últimos años. La huelga, que no involucra a la alta dirección del banco, coincide con el inicio de las deliberaciones sobre si seguir aumentando las tasas de interés después de uno de los ciclos de endurecimiento monetario más agresivos del mundo a raíz de la pandemia de Covid-19.
Si bien la huelga no afectará el proceso de decisión de tasas por parte de la Junta de gobernadores del banco, cuyo anuncio está previsto para el miércoles después de las 6:30 p.m., es un símbolo de la gravedad del problema de la inflación en la economía más grande de América Latina. Los trabajadores enojados están planeando manifestaciones en las calles de Brasilia para cuando el banco central emita su comunicado habitual, para hacer más alegórico su caso.
El sindicato de trabajadores de la institución, que inicialmente convocó una huelga a principios del mes pasado, había anunciado una tregua el 19 de abril para permitir las negociaciones. Mientras los trabajadores se cruzaron de brazos durante casi tres semanas, el banco central tuvo que posponer la publicación de datos clave, incluido el de actividad económica, y una encuesta ampliamente observada sobre expectativas de inflación y tasas de interés, dejando a los analistas sin las herramientas habituales para evaluar el desempeño de la economía.
El banco central, con sede en un icónico edificio de estilo modernista en la capital brasileña, tenía 3.460 trabajadores en 2021. El sindicato espera que aproximadamente la mitad de ellos se adhiera a la huelga.
La inflación anual de Brasil alcanzó el 12,03% en las dos primeras semanas de abril, la más alta en casi 20 años, en medio de una creciente presión en los costos de los alimentos y la energía. El aumento de los precios ha provocado protestas en todo el país, incluso por parte de otros trabajadores del gobierno, lo que complica la candidatura del presidente Jair Bolsonaro a la reelección en octubre.
El banco central ha aumentado las tasas en 9,75 puntos porcentuales desde marzo de 2021 en un intento por controlar el repunte inflacionario. Se espera que suba la tasa Selic en un punto porcentual adicional, llevándola al 12,75%, en la reunión del miércoles, según todos los economistas encuestados por Bloomberg.