Espontaneidad educativa, un fenómeno que brota en el barrio más grande de Venezuela

Un estudio de la organización UED reveló que el 39% de los padres en Petare, al este de Caracas, hace el esfuerzo por pagar tareas dirigidas a sus hijos, con un costo entre 2 y 5 dólares a la semana

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El 39% de los niños en Petare, el barrio caraqueño que es calificado como el más grande de Venezuela, acude a centros de enseñanza, instalados en la misma zona por profesionales pedagógicas, que en medio de la pandemia por Covid-19 optaron por dejar atrás las tradicionales tareas dirigidas y prefirieron adentrarse en un nuevo orden espontáneo educativo, que terminó por contagiar a toda la comunidad.

Sus padres, hacen el esfuerzo por pagar entre 2 y 5 dólares a la semana por cada niño, ante las fallas que se encuentran en el sistema educativo venezolano, que se fueron acentuando tras la suspensión de actividades presenciales con la llegada del virus al país. Se trata de al menos 797 niños que reciben refuerzo del programa oficial y atención pedagógica individual, por parte de las 62 maestras que fueron encuestadas por la organización Un Estado de Derecho, al frente de la investigación.

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De ese grupo de niños, con edades comprendidas entre los 6 y 16 años, el 64% asiste a instituciones públicas mientras que el 23% a escuelas privadas y el 13% a escuelas subvencionadas. Los datos para gastos promedios a la semana por cada niño, que logró recopilar la organización, encabezada por el profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Antonio Canova, oscilan entre 16 dólares para los niños inscritos en colegios públicos y 29 dólares para quienes acuden a instituciones privadas.

“Estos resultados muestran una situación que amerita ser estudiada con mayor profundidad. Estamos viendo que un porcentaje grueso de familias pobres, cuyos hijos van a escuelas públicas, en teoría gratuitas, hacen el enorme esfuerzo de pagar, adicional a lo que ya gastan para mantenerse en el sistema oficial, cerca de 20$ mensuales por servicios de enseñanza particular. La respuesta a la pregunta de por qué lo hacen luce tan obvia como el estado de la educación en Venezuela”, expuso Canova, durante la presentación del informe.

En la investigación, que se desarrolló entre septiembre y diciembre de 2021, se tomó en cuenta la preparación de estas docentes, quienes al ser consultadas sobre sus métodos de enseñanza y la certificación del aprendizaje de sus alumnos, por algún sistema independiente, lo consideraron conveniente.

Para el 53% de estas educadores, esta actividad paralela a sus trabajos habituales, la mayoría en instituciones públicas, representa el principal ingreso, con un promedio de 2,6 dólares semanal por cada niño y una entrada mensual de al menos 135 dólares. Las facilidades económicas que dan estas maestras resultaron otro dato interesante en el estudio, explicó el director de UED, Antonio Canova.

82% de las educadoras da facilidades económicas a los padres, mientras que el 48% de ellas, exoneran totalmente a quienes no puedan pagarles, lo que hace referencia al otorgamiento de becas estudiantiles.

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“Los hallazgos de esta investigación exploratoria podrían resultar sorpresivos para algunos; pero no para quienes conocen las investigaciones realizadas desde hace dos décadas por James Tooley, autor de El bello árbol, libro que documenta cómo los más pobres, de los países más pobres del mundo, en África, en India, en China, se están educando a sí mismos. El profesor inglés, rector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, sigue con atención y entusiasmo el inicio de los estudios en Venezuela”, añadió Canova.

En Montalbán, municipio del estado Carabobo, se estaría experimentando un fenómeno similar, en medio de la precariedad con la que operan las escuelas públicas, que bien podrían ser desplazadas por escuelas privadas de bajo costo, a mediano plazo.