Bloomberg — El costoso champán rosado Fleur de Miraval es el último bebé vinícola de Brad Pitt. La segunda versión (ER2) se sirvió en los Oscar de este año, y en unos meses, la casa de champán de Pitt planea unirse a la moda del mundo de las criptomonedas para lanzar sus primeros NFT.
Los tokens no fungibles, o NFT por sus siglas en inglés, son contratos inteligentes vinculados a bienes digitales (a veces físicos) mediante un código QR que se registra en una blockchain. Todavía no se ha revelado qué productos podrían incluir, pero ¿qué tal una cuvée exclusiva y una cata de burbujas con Brad en su fabulosa finca de la Provenza? (Me alojé allí antes de que fuera su propietario, y bebí rosado mientras me repantigaba en la bañera de mi habitación con vistas a los viñedos.) Ahora mismo, Pitt está demandando a Angelina Jolie por vender su parte.
Aunque el mundo del vino es notoriamente lento a la hora de cambiar, el año pasado entraron en el espacio de la NFT algunos grandes productores orientados al futuro y a la búsqueda de la fama, como Penfolds, Robert Mondavi y Dom Perignon, así como un par de pequeños, como el bordelés Château Darius. Muchos otros tienen previsto incorporarse a lo largo de este año. Ya hay clubes de vino NFT, y el Club dVin global hará su debut el 15 de mayo con una oferta inicial de 4.000 membresías NFT por 1,5 ETH a 3 ETH (XET, US$4,456 a US$8,912 a partir de las 5 p.m. hora de la costa este del viernes; las tasas de cripto cambian rápidamente).
Invertir o no en alguna de estas ofertas es la gran pregunta. Mi respuesta rápida: Depende de la NFT, y no cuentes con recompensas financieras serias si planeas vender.
Pero primero, un repaso. Como su nombre indica, cada token, ya sea un vídeo, una imagen o una botella de vino, es única y no es intercambiable. Su registro en una blockchain garantiza la propiedad y la autenticidad del token, aunque como cualquiera puede “acuñar” un NFT, los bienes subyacentes pueden ser falsos. Se pueden comprar o intercambiar NFT en mercados de criptobienes como OpenSea.io. Hasta ahora, la mayoría de las bodegas implicadas han tokenizado botellas físicas de cuvées raras unidas a experiencias especiales y otros alicientes.
Guillaume Jourdan, de la consultora de marketing de lujo VitaBella, con sede en Francia, asesora a bodegas francesas de alto perfil como Taittinger y Miraval y es un creyente. “Las NFT serán una forma de que los vinos finos encuentren una nueva fuente de crecimiento con las generaciones más jóvenes. Nadie puede ignorarlo”, afirma en un correo electrónico. “Cuando las bodegas tradicionales lo entiendan, el mercado explotará. Pero hay que crear y lanzar buenas plataformas”.
Por otro lado, Robbie Stevens, director para América del Norte de Liv-Ex, sigue siendo escéptico. “Creo que las NFT de vino son en su mayoría trucos que prueban el agua para ver qué funciona. Pasará mucho tiempo antes de que lleguen a la corriente principal, porque el mundo del vino está muy fragmentado”.
Las motivaciones de las bodegas son fuertes. Entre ellas, la publicidad de la marca, una forma de conectar directamente con los consumidores, la posibilidad de rastrear las botellas y el deseo de no quedarse fuera de la próxima moda. Muchos tomaron nota de la NFT de arte Beeple que se vendió hace un año por US$69,3 millones, así como de las ventas mundiales de NFT que alcanzarán los US$24.900 millones en 2021. La Encuesta de Millonarios 2021 de CNBC reveló que el 47% de los millennials millonarios de Estados Unidos tienen al menos el 25% de su riqueza en criptodivisas.
Y hay esto: Las NFT pueden incorporar un porcentaje de “regalías” continuo en su código subyacente que se paga a la bodega cada vez que se negocia una.
Lorenzo Trefethen, miembro de la generación más joven de Trefethen Family Vineyard, de Napa, dice que su experimento con NFT en diciembre pretendía captar nuevos aficionados. Desarrollado con el equipo PancakeBunny, cada uno de los nueve NFTs Crypto Heroes Cabernet de uno representa una botella física del cabernet sauvignon regular 2018 de Trefethen, con cada uno luciendo una etiqueta diferente de arte original. Un código QR único enlaza con una botella virtual que se puede intercambiar, y también desbloquea arte especial en 3D.
Además, los compradores tienen derecho a envejecer su botella física durante 10 años en las bodegas de la finca antes de su canje, y se les invita a asistir a una experiencia única en la bodega. Los nueve NFT se vendieron a través de una subasta en la plataforma Cantata en una semana por unos US$700, es decir, 10 veces más que el coste de un Trefethen 2018 normal, que no es NFT, un vino magnífico, por cierto. Las fichas pueden canjearse en la bodega a partir de finales de este mes.
“Es el futuro, pero la tecnología tiene que madurar”, dice Trefethen. “Cuando la compra de una NFT sea tan sencilla como pasar la tarjeta de crédito, las bodegas y los coleccionistas la adoptarán más a menudo”. Está trabajando con desarrolladores para ofrecer una solución este verano.
Tom Gearing, CEO de Cult Wines, una empresa británica de inversión en vino y gestión de colecciones, explica: “Para que las NFT tengan sentido para los coleccionistas tradicionales de vino, tienen que tokenizar algo que sea único y muy exclusivo”. La primavera pasada, la empresa colaboró con el Château Angélus de Burdeos en una NFT que incluía una barrica entera de su espléndido 2020, que se vendió por US$110.000.
Gearing no se apresura a sacar otra, pero está convencido de que los NFT harán que la compra y venta de vino sea más rápida, segura y transparente. Anticipando que los coleccionistas pagarán más por un vino de 20 años con un chip NFT que muestre dónde ha estado todos esos años, la empresa tiene un registro de blockchain para cada vino en su cartera y almacén.
A corto plazo, sin embargo, los NFT de vino no son necesariamente buenas inversiones.
El otoño pasado, la bodega Robert Mondavi de Napa llamó la atención al ofrecer 1.966 NFT de tres mezclas únicas de cabernet en lujosas botellas de porcelana. Muchos siguen a la venta en el sitio web de la empresa, y algunos compradores que buscan revenderlos en OpenSea se están conformando con la mitad del precio original de 1,16 ETH.
La última NFT de la bodega australiana Penfolds consiste en dos mezclas de cabernet-shiraz en botellas imperiales (también conocidas como Matusalén) de 6 litros, un Superblend 802.A y 802.B Imperial Duo de 2018. Ambos salieron a la venta en BlockBar el 11 de abril y siguen sin venderse.
Aun así, Jamie Ritchie, presidente de vinos y licores de Sotheby’s, dice que la casa de subastas está estudiando activamente la mejor manera de vender los NFT de vino. “Pero tiene que haber un valor añadido a lo que se vende, como experiencias especiales”.
Lo que me lleva de nuevo al Club dVin, que pretende ser “una comunidad global de NFT de vino”, no sólo virtual. La membresía de por vida de NFT, que a su vez puede ser intercambiada, te da la oportunidad de participar en aventuras como la primera cosecha de uvas en Bután con la Bhutan Wine Co. en otoño, además de acceso exclusivo a catas privadas y fiestas con los mejores enólogos.
Al igual que otros clubes de vinos caros, se ofrecerán vinos difíciles de conseguir, directamente de las bodegas. Lo que es diferente es que cada botella estará vinculada con un Digital Cork NFT (NFT de corcho digital) en la blockchain, para poder seguir la cadena de custodia; cuando se abran, los Tasting Tokens se acuñarán para incluir no solo información sobre el vino, sino que también ofrecerán una forma de registrar sus notas de cata y crear un diario. Lo demás que puedan presentar está en contemplación.
Aunque los NFTs de vino se están desarrollando rápidamente, Dan Petroski, de la bodega Massican, afirma: “Estamos en el punto de partida. Todavía no tenemos una idea de cómo pueden utilizarse las NFT y la tecnología blockchain para el vino”.
Por ahora, eso suena a caveat emptor (frase en latín para “cuidado por parte del comprador”).
Pero si una NFT de Fleur de Miraval incluye alguna vez una visita al château provenzal de Brad, me interesará.
Este artículo fue traducido por Andrea González