Lula no designaría a un superministro para la economía de Brasil

El expresidente ha criticado la regla de tope de gasto de Brasil, que limita el crecimiento del gasto público y es apreciada por los inversionistas

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Bloomberg — Inversionistas ansiosos por saber quién supervisará la política económica brasileña en un potencial mandato de Luiz Inácio Lula da Silva tendrán que aguardar, pero no deberían esperar la designación de un ministro todopoderoso, según uno de sus principales aliados.

Lula, quien encabeza las encuestas de cara a las elecciones de octubre, está siendo asesorado por un nutrido grupo de economistas, incluidos varios exministros, sin que surjan claros favoritos por ahora. A meses de las elecciones, el líder izquierdista no tiene prisa por elegir su equipo económico, según Wellington Dias, uno de los coordinadores de la campaña de Lula.

Es poco probable que, quienquiera que termine en el cargo, disfrute del mismo amplio poder que Paulo Guedes actualmente ejerce como ministro de Economía. Guedes, quien fue apodado por el presidente Jair Bolsonaro como “Posto Ipiranga” –o gasolinera Ipiranga, en referencia a un anuncio publicitario donde una estación de servicio tiene la respuesta a todas las preguntas de la vida– de los asuntos económicos, se encarga de lo que solían ser tres ministerios, lo que le valió el sobrenombre de “superministro”.

“Lula trabaja en equipo”, dijo Dias durante una entrevista a través de video desde São Paulo. “Su Gobierno será el resultado de conversaciones con partidos que están apoyando su candidatura”.

La idea de que Lula sea responsable en última instancia de todas las decisiones económicas, como él mismo ha dicho durante la campaña electoral, y la ausencia de un nombre exitoso que lidere la economía podría ser motivo de preocupación para inversionistas que quieren garantías de que su Gobierno seguirá una estrategia favorable a las empresas.

Pero Dias dice que aquellos temores están fuera de lugar. Las administraciones pasadas de Lula son prueba de que no será irresponsable desde el punto de vista fiscal, señaló, y agregó que “nadie puede cuestionar” la capacidad de Lula para escuchar y hablar con todos.

Una brecha generacional podría ser una de las razones por las que algunos inversionistas temen la elección de Lula, según Dias, un experimentado político que hace poco renunció como gobernador del estado de Piauí, en el noreste del país, para postularse para el Senado y ayudar en la campaña de Lula. El expresidente, de 76 años, dejó el cargo hace más de 10 años, señala, lo que significa que hay una generación más joven que solo ha oído hablar de los logros de Lula en cuanto a su manejo de la inflación y la pobreza, pero no los ha experimentado.

“Hay una nueva generación que no ha vivido bajo un Gobierno de Lula”, indicó Dias, de 60 años. “Nuestro desafío es mostrarles que él representa estabilidad, responsabilidad fiscal y respeto por las instituciones”.

El expresidente ha criticado la regla de tope de gasto de Brasil, que limita el crecimiento del gasto público y es apreciada por los inversionistas. Dias, junto con otros asesores de Lula, dice que la regla debe ser revisada debido a que el país necesita aumentar la inversión pública, y es factible tener una meta de inversión y un presupuesto público equilibrado al mismo tiempo.

Cuando se le preguntó si aceptaría el cargo, se rio y dijo que sería un “colaborador entusiasta” de la campaña.