QUITO — Primero fue la renuncia del ministro de Defensa, Luis Hernández, que ocurrió el martes pasado; después vino la del ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Bermeo, y hace poco se conoció la dimisión del ministro de Agricultura, Pedro Álava, y de la Secretaria de Derechos Humanos, Bernarda Ordóñez.
Luego de varios pedidos por parte de la prensa, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia confirmó las dimisiones señalando que habría sido el presidente Guillermo Lasso quien solicitó la renuncia de sus colaboradores. “El Gobierno, en su primer año de gestión, está realizando una evaluación de todo su gabinete y efectuando los cambios que considere pertinentes”.
¿POR QUÉ RENUNCIARON?
En el caso de Bermeo, se conoció se su reemplazo será Xavier Vera Grunauer, quien hasta hoy se desempeñaba como viceministro de Minas. En su renuncia, Bermeo explica que “con honestidad y realismo creo haber concluido un ciclo frente a tan compleja cartera y es tiempo de reintegrarme a mis actividades profesionales privadas, dejándole en libertad, señor presidente, de escoger un nuevo colaborador que se ajuste mejor a las actuales circunstancias de su administración”.
Allí indica, además, que estos “han sido meses de trabajo arduo y complejo en los cuales, bajo su liderazgo, logramos cimentar los pilares de gestión de los sectores energético, hidrocarburífero y minero y trazar el camino para el cumplimiento de los objetivos planteados por usted en su Plan de Gobierno y posteriormente en el Plan de Desarrollo”.
De su lado, Álava expone en su misiva que depositó todas sus energías y conocimiento “para cumplir con su política a favor del pequeño campesino” y que hace votos “de prosperidad y bonanza para el Ecuador”, sin dar más detalles de la razón de su dimisión.
Asimismo, Ordóñez aclara en su renuncia que su decisión “es motivada por la nueva visión planteada por el Gobierno Nacional, la cual dista del objetivo inicial de construir un país de oportunidades y de encontrarnos por los derechos”.
Según la exfuncionaria, “lo ocurrido el 8 de marzo, el manejo de la crisis penitenciaria y el silencio ante los repudiables hechos de violencia, especialmente de niñas, niños y mujeres, solventa este sentir”.