Cambiar industria alimentaria reduciría más emisiones que las del transporte global

Mejorar esta industria es una oportunidad aún sin explotar por parte de los gobiernos. Los cambios reducirían las emisiones en más de 10 gigatoneladas al año

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Bloomberg Línea — La industria de alimentos alrededor del mundo ha estado, hasta ahora, “ausente” en los planes de las naciones para mitigar el cambio climático, según una investigación de la Alianza Global para el Futuro de los Alimentos.

Los sistemas alimentarios no sólo contribuyen al cambio climático y son particularmente vulnerables ante los cambios, sino que también son una parte clave de las soluciones urgentes para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C para 2050.

Esta industria, que engloba uso de la tierra, producción, procesamiento, almacenamiento, distribución, consumo y hasta el desperdicio de alimentos representa casi un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta el 80% de la pérdida de biodiversidad y utiliza hasta el 70% de agua dulce en el mundo, señala el estudio.

La investigación encuentra que cambiar las formas de producción y consumo podría reducir las emisiones globales en al menos más de 10 gigatoneladas de carbono cada año hacia 2050. Alianza Global destaca que aunque se trata de una “estimación conservadora”, ya que otros modelos muestran un mayor potencial, el cálculo “es un poco más que las emisiones combinadas del transporte global y el uso de energía residencial en 2019″.

El estudio evaluó a 14 países entre los que se encuentran Colombia, Estados Unidos y España, y determinó que una transformación como la que propone (a nivel global) equivale al menos al 20% de la disminución de emisiones necesaria de cara a 2050 para evitar un cambio climático catastrófico.

Incluso si todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) no alimentarias fueran nulas entre 2020 y 2100, las emisiones de los de los sistemas alimentarios seguirían superando el objetivo de 1,5 C entre 2051 y 2063.

Los países analizados fueron seleccionados debido a su potencial de adaptación relacionado con los sistemas alimentarios, su necesidad por aumentar la seguridad alimentaria, así como su equilibrio geográfico y su representatividad socioeconómica en la diplomacia climática.

¿Estilos verdes?

La Alianza Global refiere que migrar a sistemas sostenibles conduciría a un progreso, por su relación directa, en áreas como el desarrollo económico, la seguridad alimentaria, así como la salud y el bienestar humano, ecológico y animal.

De acuerdo con la investigación, ningún plan de acción climática da cuenta por completo de las emisiones que generan la importación de alimentos, “en particular las vinculadas a la deforestación y la destrucción de la naturaleza y los ecosistemas”.

Tampoco incluyen medidas específicas para promover dietas saludables y sostenibles, que busquen reducir la ingesta de carne, productos lácteos y alimentos procesados.

Solo China incluye un objetivo para promover “estilos de vida verdes”, aunque su plan climático no aclara si esto incluye las dietas sostenibles. En Canadá, Francia, Alemania, España, EE.UU. y el Reino Unido, la obesidad y el sobrepeso vinculados a dietas poco saludables afectan a entre el 25 y el 40% de la población, condiciones fuertemente vinculadas a un mayor riesgo de enfermedades. Por otro lado, Bangladesh, Colombia, China, Sudáfrica, Kenia y Vanuatu se enfrentan en su mayoría a la doble carga de la malnutrición.

En el lado positivo, la mayoría de los planes promueven la agroecología y los enfoques regenerativos, siendo Colombia y Kenia los que presentan el conjunto más ambicioso de medidas agroecológicas.

Alemania es el único país que se compromete a alejarse de las consecuencias dañinas de prácticas como la agricultura intensiva en productos químicos, la producción ganadera intensiva y la producción de alimentos ultraprocesados.

Los investigadores destacaron que un caso excepcional se vive en Colombia, pese el conflicto armado que ha afectado a la producción alimentaria durante más de 50 años.

El plan climático en este país se percibió especialmente como democrático e inclusivo, ya que no sólo se consultó a agricultores y minoristas, sino también a comunidades tradicionales, pueblos indígenas y personas expertas en cuestiones de género.

Pese a que las mujeres son esenciales para el suministro de productos clave como frutas y verduras en las cadenas locales de suministro, en algunos casos como Bangladesh y Kenia, tienen un acceso desigual a los recursos de cultivo y a los mercados.

Disparidades climáticas

Aunque la industria contribuye significativamente a las emisiones de países como Bangladesh, Egipto, Colombia y Sudáfrica por el porcentaje significativo que la agricultura aporta a la actividad económica, su impacto en la contaminación global es inferior al 0,3%.

Caso contrario sucede en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania, España y Francia, cuya contribución a las emisiones globales es sustancialmente mayor. “Un factor clave en este caso es el consumo per cápita relativamente alto de productos animales. Mientras que en Bangladesh se consumieron 3,3 kg de carne por persona en 2017, 98 kg fueron consumidos por una persona media en EE.UU.”, dijo el informe.

Otros caminos

Alianza Global advierte la necesidad de reorientar las finanzas del sector público y la política fiscal de prácticas agrícolas y alimentarias perjudiciales a enfoques regenerativos.

“Existe una urgente necesidad de realizar un enfoque de sistemas alimentarios integrado en los planes climáticos” frente a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2022, COP27, a realizarse en noviembre, y la primera evaluación global del Acuerdo de París en 2023.

Los sistemas sostenibles deben ser reconocidos como una solución esencial para los desafíos existentes mencionados. “Es posible alimentar a una población mundial creciente y al mismo tiempo proteger nuestro planeta”, afirmaron los investigadores.

La transformación de los sistemas industrializados ofrece una gran oportunidad para mantener el calentamiento global por debajo del umbral crítico, y sin la misma, “será imposible hacerlo“, dijo Fong.