Lima — La escasez de los fertilizantes se ha agudizado y ha pasado a ser uno de los principales problemas que enfrentan varios países en el mundo, y que amenazan la seguridad alimentaria a nivel global. El Perú lamentablemente no se salva de esta amenaza: ya hay un déficit de 180 mil toneladas de urea en lo que va del año que pone en riesgo la campaña agrícola 2022-2023 que iniciará en agosto, y esta situación podría afectar a cerca de 500 mil agricultores comerciales que producen arroz, maíz, papas, entre otros insumos de consumo masivo en el país.
“Si en los próximos dos a tres meses no se logra activar la importación a niveles mínimos -llegar por lo menos a las 200 mil a 300 mil toneladas de importación para cubrir las necesidades-, estaríamos enfrentando la próxima campaña sin urea”, comenta a Bloomberg Línea Eduardo Zegarra, investigador principal de Grade, quien en las últimas semanas ha sido uno de los principales expertos en alertar sobre este riesgo vigente. “Tener a los agricultores sin urea durante el año va a ser la receta para el desastre”, advierte.
Al igual que otros países, el Perú se ha visto expuesto a una reducción del mercado al que se puede acceder para importar urea y a los altos precios que prevalecen. Es aquí donde resalta la alta dependencia que el país tiene de importaciones de fertilizantes que provienen de destinos a los que hoy no se puede acceder: está Rusia, el principal importador de urea para el país andino; y China, que desde octubre del 2021 limitó totalmente las exportaciones de urea por amenazas internas de un riesgo de seguridad alimentaria.
Según datos de La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) el Perú es el segundo país en Latinoamérica y El Caribe que más depende de las importaciones de fertilizantes de Rusia, un mercado que está paralizado a raíz del conflicto bélico actual. Un 43% de los fertilizantes que se usan en Perú provienen de este destino; y nuestro país es seguido por Ecuador (35%) y apenas superado por Honduras (50%).
Clímaco Cárdenas, presidente de la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) que reúne a pequeños agricultores, asociaciones y cooperativas del sector, señala que desde China llegaba poco menos del 30% de fertilizantes entre los que predominaba la urea; y Gabriel Amaro, director ejecutivo de la Asociación de Gremios de Productores Agrarios del Perú (AGAP), agrega que otro porcentaje importante proviene de Estados Unidos.
Pero lo que ha puesto entre la espada y la pared a la agricultura peruana son las restricciones desde Rusia y China, que sumados implican cerca del 70% de las importaciones de urea al país. Ello se ha trasladado no solo en la caída de las importaciones, sino también hacia el importante aumento de precios: de acuerdo a ComexPerú el precio CIF de fertilizantes (dólares por toneladas) en el 2021 aumentó 48,9% respecto al 2020 alcanzando un valor de US$440 por tonelada, mientras que en los primeros meses de este 2022 ha llegado a alcanzar los US$611 por tonelada.
“Esto ha puesto mucho más complicado el panorama local. El agricultor no puede pagar los precios caros que hay por insumos que aún se pueden encontrar, como la urea, y por ende no podrá producir. Se puede venir una crisis alimentaria porque no vamos a tener esos alimentos, considerando que la agricultura familiar produce casi el 80% de lo que consumimos en el Perú”, alerta Cárdenas de la Conveagro.
CRISIS DE FERTILIZANTES: UN ÁMBITO DE SEGURIDAD NACIONAL
Todos los expertos consultados por Bloomberg Línea coinciden en que la situación de los fertilizantes y la escasez que ya enfrenta el país debe ser materia de seguridad nacional; y consideran que no se le está prestando suficiente atención a lo que ya es una bomba de tiempo.
Mientras tanto, en varias regiones se activaron paros y protestas de agricultores en abril por el alza de precios y la falta de insumos para dichas labores.
La respuesta inicial del Gobierno peruano a esta problemática tampoco fue bien recibida. En Cusco el ministro Oscar Zea, titular del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), dijo que se quintuplicó la producción de guano de isla, un fertilizante que también es empleado en algunas zonas, pasando de 20 mil toneladas al año a 100 mil toneladas anuales y priorizando el consumo nacional. Pero la cantidad es insuficiente para lo que el mercado requiere y la realidad es que cultivos masivos como el arroz dependen, sobre todo, de la urea.
También habló de importaciones que se darán desde Bolivia, aunque lo que este mercado puede ofrecerle al Perú no es suficiente para cubrir las demandas actuales de fertilizantes.
“La urea es lo más importante porque es lo que más se usa. El problema con este insumo actualmente tiene dos dimensiones: está muy cara, por lo que los costos de producción vuelan y solo los que puedan comprarán (a menos fertilizantes, menos rendimiento de la producción agrícola); y aunque se tenga el dinero para comprar la urea, los agricultores se encontrarán con que no hay oferta”, enfatiza Carolina Trivelli, asesora en Análisis Estratégico de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Eduardo Jiménez, socio de la consultora Macroconsult, advierte que ya en febrero se ven caídas importantes en áreas sembradas de arroz en comparación al mismo mes del año pasado: según información del Midagri, hubo casi 44 mil hectáreas menos de cultivo en ese último período.
“La preocupación viene porque haya una escasez de productos básicos en los siguientes meses que podría gatillar subida de precios de productos importantes como arroz, papa, maíz amarillo; bienes fundamentales en la alimentación del país”, resalta Jiménez. Ante este riesgo Macroconsult ajustó al alza su proyección de inflación para este 2022 de 3,5% a 4,5%, aunque Jiménez anota que la proyección sigue teniendo sesgo al alza por la coyuntura.
Zegarra, de Grade, coincide en que en los próximos meses se verá la caída de la producción del arroz, uno de los cultivos que se siembra con mayor intensidad en verano. A su vez, el especialista y exfuncionario de Midagri apunta que “de ninguna manera” el Perú tiene capacidad de usar guano de isla para enfrentar la crisis actual. “Eso es irreal”.
Ante este adverso escenario, el Midagri ya alista acciones para paliar la potencial crisis que van desde la importación de nuevos destinos como Venezuela, una opción que ya se había adelantado y sugerido por la fuerte producción de fertilizantes desde el país de la región, así como transferencias directas para agricultores que ayuden a la cobertura de sus necesidades.
LA RESPUESTA DEL MINISTERIO DE DESARROLLO AGRARIO
Franklin Suárez, funcionario de la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología del Midagri, precisa a Bloomberg Línea que desde este sector ya se concretó un acuerdo para la importación de urea de Bolivia; mientras que la tercera semana de abril funcionarios del Midagri también mantuvieron contacto con una empresa que se dedica a atender demanda de urea de países como Irak, Indonesia y Canadá.
“Estamos en esas gestiones para poder concretar esa importación y compra de urea”, remarca Suárez.
En concreto, el funcionario señala que el Perú ya aseguró la importación de 5.000 toneladas mensuales de urea desde Bolivia por los próximos seis meses -hasta octubre-. Con Venezuela la importación no se ha cerrado al 100%, pero Suárez precisa que dicho país accedió a vender 25 mil toneladas mensuales de urea al Perú hacia el mes de octubre.
Para los envíos desde Irak e Indonesia, Suárez anota que todavía no se han concretado los detalles.
Por otro lado el intermediario en el caso de Venezuela sería la empresa Petroquímica de Venezuela - Pequiven, con la que el Perú ya ha negociado anteriormente la importación de fertilizantes.
“En Bolivia el precio va de US$540 a US$568 por tonelada, Y en Irak e Indonesia está hasta US$680 por tonelada. Estos precios varían de si es la urea perlada o granulada. Son productos que obviamente pasan por cumplimiento de normas para que el agricultor pueda usarlos de acuerdo a sus requerimientos”, detalla Suárez, aclarando que el tema de precios todavía se mantendrá elevado por la escasa oferta global.
Sobre este punto, según Suárez, el Midagri alista medidas integrales que se sumarán a algunas que ya están en curso, como la subvención económica de 350 soles a 1.300 soles para los productores de hasta 10 hectáreas que acrediten haber comprado fertilizantes para la campaña y el bono Wanuchay por 350 soles para productores de menos de dos hectáreas que no han recibido el bono Yanapay.
Una de las medidas que se oficializará en los próximos días es un apoyo económico directo para productores que adquieran fertilizantes de cara a la campaña agrícola 2022-2023: los productores de menos de 10 hectáreas accederán a través de sus organizaciones o cooperativas, mientras que los productores de más de 10 hectáreas podrán acceder de manera individual.
En esta línea desde el 20 de mayo el Midagri tendrá disponible un presupuesto de 348 millones de soles -cerca de US$90 millones- para adquirir fertilizantes en los mercados internacionales de cara a la campaña agrícola 2022-2023 que inicia en agosto; enfocándose en la adquisición en los fertilizantes nitrogenados como urea que son ampliamente demandados a nivel nacional.
Además, entre las organizaciones potencialmente beneficiarias se encuentran los usuarios de agua con fines agrarios, reconocidos por la Autoridad Nacional del Agua; las cooperativas agrarias y comunales inscritas ante el Midagri; comunidades campesinas o nativas; consorcios de productores agrarios; y productores agrarios organizados bajo formas asociativas.
Por otro lado, el Midragri también implementará programas de financiamiento dirigidos a organizaciones de productores que adquieran abonos orgánicos y materiales para producirlos con el objetivo de impulsar la oferta y consumo de este tipo de insumos.
“Esta crisis de fertilizantes es una muy buena oportunidad para promover y apoyar la producción y el uso de abonos orgánicos. Hay muchas costumbres y agricultores que no usan fertilizantes o los mezclan con estiércol, compost, usan otro tipo de abonos orgánicos que hacen que la agricultura sea más sostenible”, considera Suárez.
¿QUÉ MÁS HACER ANTE EL ALZA DE PRECIOS DE FERTILIZANTES Y ALIMENTOS?
Mientras se resuelven los acuerdos y contrataciones desde el Gobierno, los expertos consultados detallan algunas otras medidas que se pueden implementar para evitar que la situación de los fertilizantes desate una crisis alimentaria. Para Carolina Trivelli, sería clave una suerte de bono alimentario complementario a cualquier otro programa social que el Gobierno ya esté ejecutando para cubrir las demandas de personas en situación de pobreza y pobreza extrema que no son alcanzadas por los programas de transferencias.
“Habría que ver cómo hacer un programa como fueron los bonos anteriores para personas en situación de pobreza extrema en lugares donde no hay ningún otro programa social. Es necesario complementar programas sociales y hacer un programa temporal y focalizado, porque este es un problema temporal”, precisa Trivelli.
La economista de la FAO también comenta que el programa Qali Warma debe retornar a los colegios para asegurar que los niños y niñas no pasen hambre, considerando que los hogares más vulnerables son donde hay más niños.
“Lo tercero es que hay que ayudar más sistemáticamente a comedores y ollas y hacer alianzas con municipios”, sugiere Trivelli. “Para acelerar esta ayuda se debería mandar una transferencia monetaria de forma directa a las señoras de la ollas, para que ellas compren lo que está de oferta en lugar de recibir personalmente botellas de aceite, arroz u otros insumos que se les dé”, agrega.
Eduardo Zegarra apunta, por su parte, a la necesidad de agilizar la llegada de más fertilizantes y su correcta distribución. “Para traer fertilizantes el sector privado está importando poquísimo y está muy limitado. El sector privado por sí mismo no puede resolver el asunto. El Estado puede buscar compras de gobierno a gobierno que funcionen rápido dada la situación de emergencia”, anota el experto.
La situación, incluso, ameritaría a que el país movilice al cuerpo diplomático y agregados comerciales para asegurar que parte de la escasa oferta de fertilizantes a la que muchos países quieren acceder se garantice también para el Perú, de acuerdo a Zegarra. En esa línea el experto lo compara con la situación que se vivió con las vacunas del Covid-19, cuya oferta también era escasa para las necesidades que los países tenían.
“Puede hacerse en colaboración con el sector privado y facilitar compras, porque las empresas privadas también pueden comprar. Esto también va a afectar en alguna medida al sector agroexportador que no ha hecho muchas compras a futuro y podría tener problemas serios”, destaca Zegarra.
Respecto a la situación de empresas agroexportadoras, Gabriel Amaro detalla que su sector busca encontrar un espacio donde se puedan resolver este y otros problemas que en la actualidad afectan al rubro en su integridad.
“Nosotros estamos pidiendo una mesa de trabajo para ver directamente con el Gobierno problemas como el aumento de precio de los fletes, entre otros aspectos. Para encontrar soluciones, pues ningún país tiene la solución exacta. Estamos esperando que nos den cita con el ministro de Economía para insistirle con armar esa mesa técnica para ver todos los problemas vigentes, porque esto va más allá de los fertilizantes”, puntualiza.
TE PUEDE INTERESAR
- Proyecto para impulsar asamblea Constituyente en Perú: ¿Por qué no sería viable?
- Los cinco mayores riesgos que enfrenta la economía de LatAm, según el FMI
- Bonos peruanos siguen deteriorándose: ruido político impacta más que antes
- La pregunta de US$21.000 millones: ¿De dónde sacará Musk el efectivo para Twitter?