Bloomberg — Emmanuel Macron se encamina a la victoria sobre la líder de extrema derecha Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas, con una plataforma pro empresa y pro Unión Europea, reforzando el bloque en medio de su peor crisis de seguridad en décadas.
Con el recuento aún en marcha, las proyecciones de las cinco principales encuestadoras de Francia sitúan a Macron en camino de ganar más del 57% de los votos en la segunda vuelta del domingo, frente al 42% de Le Pen. El euro subió después de que la líder nacionalista reconoció la derrota en un discurso ante sus partidarios en París.
Macron, de 44 años, se convierte en el primer presidente en funciones en ganar un segundo mandato desde Jacques Chirac hace dos décadas. Con una campaña marcada por la guerra de Ucrania, la promesa de Macron de hacer de Francia una piedra angular de una UE más fuerte e integrada se impuso al nativismo y al proteccionismo defendidos por Le Pen.
El resultado es una buena noticia para los inversores, que habían pronosticado que una victoria de Le Pen supondría una conmoción para los mercados de la magnitud del voto del Reino Unido a favor de abandonar la UE o de la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
Sin embargo, el margen de victoria es mucho más estrecho que la última vez, cuando Macron ganó a Le Pen por más de 30 puntos. El aumento del apoyo al programa de la nacionalista refleja un país amargamente dividido.
“El resultado en sí mismo representa una victoria impresionante”, dijo Le Pen, antes de dirigir a sus partidarios en un coro del himno nacional. “Millones de personas han votado por el campo nacional y por el cambio”.
El reto de Macron en los próximos cinco años será sanar esas fisuras y reunir apoyos para sus planes de hacer el país más competitivo mediante la revisión de políticas sociales como las pensiones y la mejora de los fundamentos económicos del país.
No será fácil. Francia tiene una de las divisiones urbanas y rurales más marcadas de Europa, y el primer mandato de Macron estuvo marcado por las quejas de que daba un trato preferente a los habitantes acomodados de las ciudades. Esa furia estalló durante las protestas contra su reforma de las pensiones y la desigualdad económica. Una serie de atentados terroristas aumentó la sensación de inseguridad y reavivó el debate sobre lo que significa ser francés.
Con los partidos tradicionales de izquierda y derecha desorganizados, Le Pen, de 53 años, fue la principal beneficiada, junto con el líder de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon, que no logró clasificarse para la segunda vuelta por poco. El viernes, último día de campaña, Macron se comprometió a hacer más por los agravios de los votantes más pobres para revertir el aumento constante del apoyo a Le Pen.
“Ella se alimenta de las cosas que no hemos conseguido hacer”, dijo Macron, “cosas que yo mismo no he logrado hacer, es decir, calmar cierta cólera, responder a las demandas con suficiente rapidez y, en particular, lograr dar una perspectiva de progreso y seguridad a las clases medias y trabajadoras francesas.”
Los aliados europeos de Francia también se sentirán aliviados por el resultado.
Aunque Le Pen dijo que ya no quiere abandonar el euro ni sacar a Francia de la UE, abogó por transformarla en una alianza de naciones más laxa, en la que la ley francesa y no la europea sea la suprema. Esto socavaría fundamentalmente el funcionamiento del bloque.
También aboga por retirarse de la estructura de mando de la OTAN y crear un pacto con el Kremlin una vez que se silencien las armas en Ucrania.
Los líderes alemanes, españoles y portugueses dieron el inusual paso de meterse en los asuntos internos de otro país al pedir a los votantes franceses que no la apoyen en una columna conjunta publicada en varios periódicos el 21 de abril. La describieron como la candidata “que se pone abiertamente del lado de los que atacan nuestra libertad y nuestra democracia”.
Pero el enfoque de Le Pen en cuestiones de bolsillo resonó con muchos votantes. Mientras recorría Francia durante la campaña, se presentaba como una especie de Robin Hood moderno al servicio de la gente que lucha contra los precios de la energía y los alimentos, que aumentan por la crisis de Ucrania. La diferencia con Macron era de apenas dos puntos porcentuales en la primera vuelta, el 10 de abril. Pero eso no fue suficiente una vez que Macron desvió toda su atención de la guerra a las elecciones.
Cuando Macron se convirtió en el jefe de Estado francés más joven de la historia en 2017, fue visto como un soplo de aire fresco y un baluarte contra la creciente ola de populismo antiliberal. Pero la admiración se convirtió en resentimiento. El antiguo banquero de inversiones educado en las instituciones más elitistas de Francia tuvo dificultades para conectar con los votantes menos acomodados. Se ganó una reputación de distanciamiento y arrogancia, y llegó a ser conocido como el “presidente de los ricos”.
Este artículo fue traducido por Francisco Aldaya