CEO de Siemens para Sudamérica: No hay “resistencia” que frene a la electromovilidad

Eduardo Gorchs, director general de la multinacional para Chile y América del Sur (menos Brasil), ve importante el marco jurídico y la voluntad de los países para una transición a energías limpias

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Santiago — Cuando Eduardo Gorchs, director general de Siemens para Chile y Sudamérica (menos Brasil), habla de la evolución de la industria automotriz recuerda que la multinacional alemana pudo cambiar el rumbo de la historia con su vehículo eléctrico “Victoria”, creado en 1905. “Hoy no hacemos autos, pero sí los hicimos”, dice en entrevista con Bloomberg Línea.

A nivel automotriz, la empresa está en toda la cadena de valor de la industria, al proveer de software para el diseño, la automatización de fábricas y, eventualmente, aporta en los procesos de carga. Pero su fortaleza está en la infraestructura, particularmente en el área de transporte eléctrico ferroviario. “La industria automotriz está pasando por una transición que va en conjunto con lo cultural y con la infraestructura. En los últimos años se hizo un clic, hoy tenemos mucha conciencia y empuje en tecnologías orientadas a la electromovilidad en todos los países”.

Reconoce que si bien es cierto que Chile respecto a Sudamérica está muy avanzada -sobre todo en término de transporte público- hay otros países que deben recorrer un camino más largo para sustituir sus flotas por otras más amigables con el medioambiente.

Sin embargo, el trayecto no es simple. “No es lo mismo poner un bus en Santiago, con la geografía que tiene que, en Buenos Aires”. Por eso, Gorchs adelanta que desde hace unos meses trabajan con la Universidad del Desarrollo “mapeando” distintos aspectos de la geografía chilena que permitan avanzar en el propósito de la electromovilidad.

A nivel global, Siemens está en más de 190 países. En América Latina, la empresa cuenta con oficinas en Argentina, Chile, Colombia, Perú y Ecuador; aunque también atiende operaciones en otras naciones.

Esta conversación fue editada por motivos de claridad y extensión.

¿Latinoamérica es un buen nicho para desarrollar negocios relacionados con electromovilidad?

Totalmente. No solo nosotros, sino muchos jugadores están muy activos. Tenemos casos muy concretos en Colombia, Argentina y Chile.

En Colombia somos partícipes activos del desarrollo que está haciendo la Secretaría de Movilidad de Bogotá que acaba de presentar 400 buses eléctricos para el sistema TransMilenio. Nosotros somos parte de la construcción de la infraestructura de carga de esos vehículos, lo que será el patio de carga de buses más grande de América Latina.

En Argentina hay un acuerdo con Audi y Volkswagen para introducir cargadores eléctricos a lo largo del país para sus nuevos modelos eléctricos. Y, en Chile, desde hace dos años estamos trabajando con ENEX, la matriz de las estaciones Shell.

¿Qué diferencia a Chile de otros mercados de la región?

Como en todas las áreas donde hace falta una inversión importante, el marco jurídico y la voluntad del país es clave. El hecho de que se haya firmado en Chile, en enero del año pasado, -del cual nosotros fuimos parte- un compromiso con la electromovilidad, incluyendo a los ministerios de Transporte, Economía, Medioambiente, es sin duda un factor básico y fundamental sobre el cual construir. Eso incluye al gobierno actual, a la sociedad civil, y a todas las empresas que podemos colaborar.

La electromovilidad depende de la provisión de electricidad. Es cierto que con un auto híbrido, enchufable, o con un bus eléctrico se deja de emitir una gran cantidad de carbono, pero no es un detalle menor cómo se produce la electricidad de la que se carga ese vehículo y Chile, en ese sentido, tiene una ventaja enorme sobre otros países por cómo ha ido construyendo su matriz energética.

¿Cómo describirías a Chile en cuanto a avances en electromovilidad?

Muy interesada. Hay buena receptividad para la electromovilidad, está bien preparada con lo básico. Los fundamentos para construir la infraestructura necesaria están bien sentados.

Hay grupos que se resisten a la electromovilidad. ¿Por qué es importante una transición de las energías fósiles hacia unas limpias?

Tenemos que hacer un cambio tecnológico y también cultural. Sin embargo, la transformación está totalmente disparada y no veo una resistencia que la detenga.

La transición energética es clave para la reducción de los gases efecto invernadero, pero también para el desarrollo completo de nuestras sociedades. Es fundamental, y la electromovilidad es una pata muy fuerte. Todos sabemos que gran parte de nuestra energía se consume en transporte público y privado, que puede colaborar a esa mejora significativamente.

¿Crees que la causa medioambiental ha sido internalizada en los mercados y gobiernos de América Latina?

Creo que sí. Hay diferentes razones e intereses, pero todos confluyen en una necesidad de cuidar nuestra casa, el lugar donde vivimos.

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