Bloomberg — El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, enfrenta perspectivas cada vez menores para su ambiciosa agenda nacionalista después de sufrir una de sus mayores derrotas políticas desde que asumió el cargo a fines de 2018.
El domingo por la noche, la oposición votó en el Congreso en contra de una reforma constitucional que buscaba restaurar el control estatal del sector eléctrico, lo que significa que el presidente ya no puede confiar en avanzar en su agenda, que incluye cambios clave al sistema electoral y la Secretaría de Defensa, en los dos años y medio que le quedan en el cargo.
El rechazo del proyecto de ley fue “un punto de inflexión” en el mandato de López Obrador, y ahora se verá obligado a negociar con una revitalizada oposición para aprobar la legislación, señaló Sebastián de Lara, director para México y Centroamérica de la firma de políticas y comunicaciones Speyside.
“Esto demuestra a López Obrador que no tiene el poder absoluto”, dijo por teléfono.
AMLO, como se conoce al líder de 68 años, se acerca a la parte final de su mandato de seis años, pero sigue siendo popular, con índices de aprobación de alrededor de 60% y un abrumador respaldo de los votantes en un referéndum revocatorio realizado este mes para que llegue al final de su mandato, aunque en medio de una pequeña participación.
Sin embargo, su coalición perdió su gran mayoría de dos tercios en la Cámara de Diputados en junio pasado. Eso significa que necesitará apoyo de la oposición para aprobar dos reformas constitucionales adicionales que propuso el año pasado: una para cambiar el sistema electoral del país y otra para darle a la Secretaría de Defensa el control de la guardia nacional, una fuerza que creó a principios de su mandato.
Si bien la aprobación de esta última es posible, muchos analistas dudan de que pueda llevar a cabo la reforma electoral que, en su forma actual, perjudicaría a los mismos partidos cuyos votos necesita.
Sabor a victoria
El resultado del domingo también le dio a la oposición un sabor de victoria que podría llevarlos a adoptar una línea más dura en las negociaciones, dijo Gabriela de la Paz, profesora de ciencias políticas de la Universidad Tecnológica de Monterrey.
“De aquí a 2024 es guerra sin cuartel”, dijo.
El lunes, AMLO dijo que no intentará aprobar ningún nuevo proyecto de ley nacionalista de energía, aceptando efectivamente que gran parte del sector permanecerá en manos privadas. Sin embargo, recibió cierto consuelo más tarde en el día cuando la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de minería de su Gobierno para confirmar el control estatal sobre la extracción de litio.
A pesar de su reducido poder en el Congreso, López Obrador todavía tiene muchas cartas que puede jugar. Ha demostrado su habilidad para ejercer el poder por otros medios, canalizando miles de millones en proyectos que privilegia y utilizando sus conferencias de prensa matutinas diarias para atacar a sus enemigos.
“Es probable que López Obrador regrese al plan original de usar herramientas regulatorias para obstaculizar la inversión privada”. escribieron analistas de Eurasia Group en un informe de investigación, descartando nuevos intentos del presidente por cambiar las regulaciones del sector a través del Poder Legislativo.
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