Panamá celebra la Semana Santa entre nostalgia y devoción

En la nación canalera la mayoría de los panameños profesan la religión católica

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Ciudad de Panamá — Con cerca de un 98% de su población profesando la fe católica, que está garantizada como religión mayoritaria en el artículo 35 de la Constitución de 1972, en Panamá la Semana Santa se vive entre la nostalgia y la devoción.

Luego de 2 años de cierre, debido a la pandemia del Covid-19, la apertura que ahora se da ha permitido retomar las procesiones nocturnas, donde cientos de feligreses en completo silencio o rezando El Rosario recorrerán las calles y avenidas de la ciudad capital y de los pueblos del interior del país como una prueba de su religiosidad.

El Arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, recomendó que durante las procesiones se continúe utilizando las mascarillas, pues “lo que no queremos es que nos descontrolemos frente a esta realidad que estamos viviendo”.

En la ciudad capital los actos religiosos se concentran en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, cuyo altar fue consagrado en el 2019 por el Papa Francisco.

A sus 82 años Josefina Soriano dice que antes la Semana Mayor se vivía con más devoción, pues las creencias populares ayudaban “a reforzar la fe, a reflexionar, a ser más respetuosos”.

Recuerda que cuando niña la creencia popular casi que obligaba, por ejemplo, a no subir árboles el Viernes Santo pues te convertías en mono, o pescado al irte a bañar a un río.

Esto, agrega, nos mantenía en casa junto a nuestras familias escuchando las tradiciones orales que eran transmitidas por los padres, los abuelos o por las pocas emisoras que antes operaban en Panamá.

Recuerda que en una emisora de la ciudad capital, llamada Radio Mía, la programación en Semana Santa era casi que exclusivamente dedicada a relatar la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

La octogenaria también evocó la época en que en los hogares se acostumbrada a hacer dulces de mango, marañón o la tradicional “cocada”, exquisito majar hecho con coco y miel de caña, tradición que hoy día aún se practica, aunque sobre todo en los pueblos del interior del país.

“La verdad es que ahora para muchos la Semana Santa son días de descanso, aunque creo que deben ser de reflexión, sobre todo en estos momentos en que el mundo parece estar patas para arriba, con guerras, alza en los precios de los alimentos, del combustible y conflictos políticos cada vez más frecuentes”, afirma Sergio Cedeño, un joven que se dirigía a la procesión del Jueves Santo.