Cannabis en Uruguay: las lecciones para LatAm sobre una ley que marcó un hito

La normativa presenta aspectos con mayor consenso pero enfrenta reclamos de empresarios que señalan trabas para explotar el potencial de ganancias del sector

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Montevideo — El impulso que tomó la regulación del cannabis en la región en los últimos meses tras la aprobación de la exportación de la flor seca en Colombia tuvo puntos de contacto con lo generado en Uruguay sobre fines del año 2013, luego de la promulgación de la Ley que habilitó la producción con fines medicinales, industriales y de consumo psicoactivo, lo que incluyó la venta de marihuana en farmacias.

Pasados casi ocho años y medio de la votación que marcó a nivel internacional al gobierno de José Mujica (2010-2015), la normativa ya en funcionamiento deja entrever luces y sombras de un sector industrial que llegó a ser considerado “oro verde” por sus expectativas pero que no ha logrado despegar.

Por un lado Uruguay avanzó desde el punto de vista de la libertad individual y de la regulación, mediante mayor oferta y seguridad para los consumidores. Por el otro, las empresas que buscaron explotar el nicho de la industria cannábica remarcaron su disconformidad con el camino transcurrido en materia regulatoria y reclamaron el desarrollo de un mercado interno para el uso medicinal.

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Aunque tanto desde el Poder Ejecutivo, como la industria y los asesores legales prefieren escapar al peso de otorgar lecciones a otros países, lo cierto es que la avanzada en el tiempo de Uruguay en la materia permite sacar los primeros apuntes en distintos ámbitos.

¿Cómo es la normativa? ¿Qué tener en cuenta antes de invertir? ¿Cuáles variantes influyen en el consumo? ¿Qué ocurre con los turistas? Bloomberg Línea consultó a funcionarios del gobierno, abogados especializados en el tema y empresarios para brindar algunas pistas de un tema en el que Argentina también explora un marco regulatorio.

Normativa “dispersa”

La falta de una normativa única es uno de los puntos sobre los que ponen el foco abogados especializados en el tema y empresarios. Uruguay aprobó en 2013 una ley marco de regulación del cannabis, pero luego aplicó distintos decretos y formuló otras leyes relativas al mercado y sus derivados.

El abogado Josemaría Motta, del estudio Guyer & Regules, dijo que la normativa uruguaya es “muy dispersa” y puso como referencia lo realizado por Canadá, que cuenta con “una ley integral que regula todos los aspectos de forma clara a un nivel de detalle muy importante”. “Por ejemplo si en Uruguay tenes un medicamento terminas yendo a la normativa de medicamento, si tenés un cosmético se aplica lo de los cosméticos. Por otra vía está el Ministerio de Salud Pública”, graficó.

El gobierno uruguayo emitió en 2021 un decreto que facilitó la exportación de cannabis, luego de que un primer decreto emitido en el año 2015 mostró dificultades para regular el mercado medicinal. En la visión de los especialistas, esto mejoró el escenario porque agregó especificidades y variedades, pero todavía está lejos de ser una normativa integral.

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Una de las voceras de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal (Cecam) y CEO de la empresa YVY Life Sciences, Andrea Kruchik Krell, coincidió en las dificultades y dijo que las compañías promueven una revisión normativa general. “Hoy no hay reglas claras (en la habilitación). Tenes que llevarte un montón de porrazos, idas y vueltas, porque no sabes bien qué es lo que tenés que hacer. Si tenés reglas claras haces lo que te piden y listo”, sintetizó.

La ejecutiva dijo que este gobierno tuvo “una manifestación de quitar los obstáculos en busca que la industria avance”, y que designó al asesor presidencial Nicolás Martinelli “para tratar de resolver las trabas”, pero lamentó que en la órbita del Ministerio de Salud Pública los procesos son más lentos. “En todo tiene una importancia muy grande contar con la aprobación de Salud Pública y ahí es donde hemos visto el mayor desafío desde la industria”, dijo.

Marco Algorta, primer presidente de Cecam, también tuvo una visión crítica sobre “una serie de trabas” que a su juicio se encuentran en el MSP. La falta de avances también impide, señalaron los empresarios, el desarrollo de un mercado local de cannabis medicinal, que permitiría a Uruguay probar diferentes productos para luego poder importar con mayor valor agregado.

En la etapa final del período de gobierno anterior fue aprobada la Ley 19.845, que declara de interés nacional la investigación en cannabis y conforma un centro de estudios con un marco para estimular la innovación. En tanto, también fue promulgada la ley 19.847 que creó un programa de acceso y fomento a cannabis medicinal. Los empresarios señalaron que urge la reglamentación de estas normativas para lograr desarrollar un mercado local.

“Se creó una ley hace unos siete años que no estaba hecha para el tipo de cosas que hacemos hoy. Estaba hecha para autorizar principalmente el recreativo y como una lucha anti narcotráfico. Todo el resto fuimos como emparchando para desarrollar una industria medicinal pero falta cambiar la ley”, dijo Krell.

Las expectativas de las compañías son sopesadas por parte del gobierno, que remarca su rol de regulador en las distintas facetas del negocio. Esto implica la necesidad de ajustar tanto parámetros de salubridad como de estándares legales, de producción y de seguridad.

El secretario de la Junta Nacional de Drogas, Daniel Radío, defendió el desempeño del Poder Ejecutivo, aunque de todos modos marcó a la actual regulación como “un buen paso” pero “perfectible”. “La legislación no se hace a los bandazos y las políticas de cannabis no las define el empresariado. La tiene que definir la política. En esas cosas hay que ser cuidadosos. Si no hablas inglés, vivís lejos, y tenes altos costos, no le podes pasar esa carga a la legislación. Eso no quiere decir que no haya que estar constantemente revisando”, completó.

El modelo de negocios: escala y costos de producción

Más allá del marco normativo, los actores también asumen que Uruguay enfrenta por un lado dificultades desde el punto de vista del modelo de negocios, tanto por eventual falta de previsión sobre las exportaciones así como por su escala y costos de producción.

“¿Las trabas están en materia legislativa o en la consecución de los mercados? Yo me pregunto eso. Porque si en realidad todos le queremos vender a Suiza es probable que en algún momento tapemos el mercado”, se preguntó el titular de la oficina de Drogas que depende de Presidencia de la República.

Federico Piano, también abogado del estudio Guyer & Regules, dijo que en cuanto a la exportación existieron “distintos tipos de experiencia”. Por un lado, señaló, hubo negocios que demoraron en materializarse aunque, por otro, existieron empresas que no pudieron colocar sus productos.

“La industria ha tenido distintos problemas. Algunos de ellos son propios de la industria y no del gobierno. La realidad es que muchas veces tienen las licencias, capaz que las licencias tardaron más de lo que hubieran querido en el inicio, y el producto que tienen no lo pueden colocar porque el estándar de Europa ve la calidad que sale de Uruguay y no le sirve”, agregó Piano.

Radío también planteó los costos de producción de Uruguay como una de las dificultades, ya sea por la mano de obra y el combustible más caro. En tanto, desde las empresas advierten por ejemplo desventajas frente a un mercado de la región como Colombia. Es que el país andino tiene cinco ciclos de producción, lo que le permite tener flores todo el año, y Uruguay solo uno o a la sumo dos en función de las condiciones climáticas. Por eso, remarcan los empresarios, es relevante poder desarrollar un mercado interno.

Licencias y exportaciones

Según datos del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), en Uruguay existen en la actualidad cinco licencias para cultivo de uso psicoactivo adulto, 17 para cultivos de uso medicinal, 18 para industrialización y 27 para investigación. En tanto, están registradas 48.286 personas para adquirir la marihuana en 24 farmacias habilitadas, unas 13.738 personas para cultivo doméstico y los clubes cannábicos tienen 7.185 miembros en 229 clubes de membresía.

En tanto, con base en datos de la agencia estatal de promoción del comercio exterior Uruguay XXI, el desarrollo de la industria del cannabis logró en 2019 su primera exportación y al año siguiente se registraron ventas que superaron los US$ 7,5 millones, aunque hasta setiembre de 2021 habían caído a US$3,4 millones. Las exportaciones de flores representaron entre 2019 y 2021 el 97% de las colocaciones del sector, que tuvieron como centro a Suiza, Israel y Portugal en el caso de Uruguay.

El sector generó más de 1.000 empleos directos con base en datos del año 2020, que aumentan en épocas de zafra para el trasplante y cosecha. Hay más de 120 empresas vinculadas al sector, de las cuales más de 80% son mipymes, según el informe oficial.

Otro tema regulatorio sobre la mesa es la falta de aprobación por parte del sistema financiero, ya que los bancos uruguayos no dejan trabajar con clientes que manejan cannabis por una normativa de Estados Unidos. En el sector existe expectativa que el gobierno de Joe Biden otorgue flexibilidad en este sentido. Los fondos los hacen llegar, entonces, mediante sociedades en el exterior o cuentas a nombre personal, dijeron fuentes del sector.

El “pegue” de las variantes

Los uruguayos pueden acceder al cannabis de uso no médico mediante tres vías: farmacias, integrando un club cannábico, o a través del auto cultivo. En un principio hubo un problema de abastecimiento, en parte porque no había suficiente producto en relación a la demanda, y por otro la red de puntos de venta es escasa. En 2020 había 14 farmacias y hoy son 24, aunque “sigue siendo insuficiente”, dijo Radío.

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Desde este año, además, el gobierno busca implementar una tercera variante con más THC para satisfacer la demanda en farmacias de algunos consumidores, que disconformes con las actuales variedades se han volcado hacia clubes o el mercado clandestino. Según dijo el titular de la Junta de Drogas, los clubes producen en promedio marihuana con un 16% de THC.

“Tenemos solo dos variedades en farmacias, que no varían en su tenor de THC (5%) sino que se diferencian por sus características”, dijo Radío. El secretario de Drogas dijo que el proceso biológico se está implementando en busca de ya tener disponible este año un producto en farmacias con el entorno de 10% de THC.

¿Qué hacer con el turismo?

El secretario de Drogas también planteó el año pasado que los turistas puedan tener acceso a la marihuana estatal, bajo el entendido que la actual regulación genera una inequidad entre visitantes y uruguayos o residentes. “El no residente muchas veces viene con la expectativa de usar cannabis. Estaría bueno modificar eso para lograr que los no residentes puedan acceder”, afirmó el funcionario.

Radío narró, de todos modos, dificultades normativas y prácticas para implementarlo. La ley exige el registro, y eso tranca el acceso, por lo que propone una alternativa de inscripción para favorecer la posibilidad de uso por parte de extranjeros. “Si vamos a vender a los turistas no nos puede pasar que en Colonia no haya ningún punto de venta. Y en Maldonado hay uno. Estamos pensando alternativas”, señaló sobre los puntos de venta.

La empresa YVY Life Sciences también promueve cambios en la regulación para poder captar el turismo cannábico. “Los turistas vienen a Uruguay buscando cannabis y (en la situación actual) estamos fomentando el mercado ilícito. Si viene un turista a Uruguay no tiene cómo acceder a ese producto por la legalidad. Debemos construir vías legales donde el turista esté seguro y no exponerlo al narcotráfico, al mercado ilícito, cuando es una industria que ya está regularizada”, dijo Krell, CEO de esa compañía.

En conclusión, el secretario de la Junta de Drogas dice que hay “dos paquetes”, uno relativo al desarrollo económico y otro sobre las libertades individuales. En el segundo, consideró que Uruguay está “en el camino correcto de derrotar el paradigma hegemónico del prohibicionismo o dar la pelea por lo menos”. En relación a las posibilidades industriales, convocó a evaluar diferencias entre “expectativas” y “posibilidades reales”. “Se generaron muchas expectativas. Se habló de que esto iba a ser la soja o la carne del futuro. Respeto a los que hayan hecho esas evaluaciones pero creo hay que ir más despacito y por las piedras. Hay una oportunidad y de hecho hay inversiones radicadas, pero hay que conseguir mercados. No es solamente producir. Y hay que tener presente que hay competidores de fuste en Europa del este”, señaló Radío.

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