San Salvador — Los bancos centrales a escala global ya iniciaron la carrera por confeccionar sus propias monedas digitales, con un diseño que limita su alcance para prevenir potenciales riesgos al sistema financiero, sobre todo para los bancos, y preservar la privacidad.
Alrededor de 100 países ya se encuentran estudiando o trabajando en sus propias monedas digitales, ha planteado el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su estudio Behind the Scenes of Central Bank Digital Currency (CBDC): Emerging Trends, Insights, and Policy Lessons.
“La historia del dinero está entrando en un nuevo capítulo. Los países buscan preservar aspectos clave de sus sistemas monetarios y financieros tradicionales, mientras experimentan con nuevas formas digitales de dinero”, analiza Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.
Georgieva manifiesta que el diseño prudente de las CBDC ofrecería más seguridad y costos más bajos que otras formas privadas de dinero digital, como los criptoactivos, también conocidos como criptomonedas, y otras “monedas estables” reguladas pero sin respaldo estatal.
“La introducción de una CBDC se trata de encontrar el delicado equilibrio entre los desarrollos en el frente del diseño y en el frente de la política”, sopesa Georgieva.
De esta manera se busca potenciar la inclusión financiera, agilizar los sistemas de pagos, pero evitar “efectos secundarios no deseados”.
Los retos de las CBDC
Tobias Adrian, consejero financiero y director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, plantea tres desafíos principales con la adopción de los CBDC.
“El primer reto es sobre el cambio estructural desde los depósitos bancarios hacia los CBDC y de qué magnitud es ese cambio”, planteó.
Con las CBDC, los agentes económicos dispondrán de una nueva opción sobre dónde alojar su dinero, las billeteras electrónicas, que se convertirían en alternativa con respecto a los depósitos bancarios.
Aunque, en teoría, el ofrecimiento de las tasas de interés por parte de los bancos les seguiría haciendo más atractivos para captar depósitos del público.
“La intermediación crediticia del sistema bancario es vital para el crecimiento económico. Los bancos toman depósitos que transforman en créditos”, recuerda Adrian.
La segunda preocupación gira en torno a eventos de crisis de confianza, sobre todo en corridas bancarias. “Particularmente en casos de crisis de confianza en los bancos podría haber una salida repentina de capitales desde los bancos hacia los CBDC, porque los CBDC son los respaldados por los bancos centrales y serían considerados confiables”, visualiza.
Para atajar ambos riesgos, muchos países están imponiendo límites sobre las cantidades de CBDC puede poseer cada individuo y qué tan grandes pueden ser las transacciones permitidas.
La tercera complicación podría darse para los países emergentes y en vías de desarrollo, ya que las CBDC podrían aumentar el acceso a monedas extranjeras, tales como el dólar. “Eso sería una forma de dolarización electrónica. La dolarización siempre ha sido un conflicto para países que son vistos como inestables”, completa Adrian.
Por su lado, Gabriela Guibourg, jefe de Análisis y Políticas del Departamento de Pagos de Riksbank de Suecia, opina que los bancos centrales deben superar los riesgos y adaptarse a una digitalización que ya está sucediendo. “No solo hay riesgos provenientes de las CBDC; existen riesgos provenientes del dinero privado, de monedas estables, bitcoins y lo que sea”.
“La carrera por el futuro del dinero está en marcha”, reflexiona Frederick Kempe, presidente y director ejecutivo de Atlantic Council. En enero, Estados Unidos anunció su intención de explorar la creación de un dólar digital respaldado por la Reserva Federal. India también ha sorprendido con sus planes de lanzar su rupia digital en línea para 2023.
Actualmente solo dos países cuentan oficialmente con su propia CBDC: Bahamas y Nigeria. Por otro lado, El Salvador es la única nación que le ha conferido a bitcoin (XBT) la calidad de moneda de curso legal. En Centroamérica, Honduras ha confirmado que avanza en el estudio de una CBDC.