Bloomberg — La semana pasada, Elon Musk organizó una multitudinaria fiesta en la nueva planta de Tesla (TSLA) en Austin (Texas) para 15.000 personas. La fábrica, que sirve de nueva sede corporativa de Tesla, es la joya de la corona de las crecientes operaciones mundiales de la empresa.
Mi colega Sean O’Kane tuvo acceso a lo que Tesla llamó el “Cyber Rodeo”, que también fungió como evento de reclutamiento. “Entre la maquinaria pesada, las instalaciones artísticas y los puestos de cerveza y vino (en los que se comprobaba la identidad para verificar la edad), los estudiantes de ingeniería de la zona miraban asombrados los Model Y y las pilas de las nuevas baterías 4680″, escribió.
Mientras todas las miradas estaban puestas en Austin, me pregunto qué estará pasando en Shanghái. La planta de Tesla en las afueras de la ciudad está a oscuras desde el 28 de marzo, cuando comenzó el estricto confinamiento por Covid-19 en la región. No está claro cuándo se reabrirá. Alrededor de 25 millones de personas siguen sometidas a estrictas restricciones de movimiento que las mantienen en sus casas. El acceso a los alimentos se ha convertido en un verdadero problema.
La planta de Tesla en China, donde se fabrican el Model 3 y el Model Y, se considera más eficiente que la fábrica de la compañía en Fremont, California. Con China fuera de servicio y Austin y Berlín apenas comenzando a operar, un gran número a observar este trimestre será la cifra de producción de Tesla. Tesla fabricó 305.000 vehículos en el cuarto trimestre a nivel mundial.
La planta de Shanghái, inaugurada a finales de 2019, fue la primera fábrica de Tesla en el extranjero, y se construyó en tiempo récord. La agencia de noticias gubernamental Xinhua informó de que Tesla había tardado solo 168 días laborables, unos seis meses, en pasar de los permisos a conectar la electricidad a la flamante planta. El Model 3 ha sido el primer coche producido en China desde una fábrica que es propiedad al cien por cien de una empresa extranjera, lo que lo convierte en una rara muestra de cooperación global.
“Nuestro objetivo es aumentar nuestra producción tan rápido como podamos, no sólo a través de la ramificación de la producción en las nuevas fábricas de Austin y Berlín, sino también maximizando la producción de nuestras fábricas establecidas en Fremont y Shanghái”, dijo Tesla en su último informe de resultados. “Creemos que la competitividad en el mercado de los vehículos eléctricos vendrá determinada por la capacidad de añadir capacidad en toda la cadena de suministro y aumentar la producción”.
Ahora una de sus principales plantas está fuera de servicio. Y la recuperación de la producción tras una parada no es un proceso instantáneo.
Tesla ha superado los problemas de la cadena de suministro -desde la escasez de chips hasta los retrasos en los puertos- mejor que la mayoría de los fabricantes de automóviles. Además, la apertura de plantas en Berlín y Austin reduce la dependencia de la empresa de Shanghái, que sigue siendo el principal centro de exportación de Tesla. Tesla presenta sus resultados el 20 de abril: apunten a Shanghái en su cartón de bingo.