QUITO — Unicef se propuso levantar información periódica sobre los cambios ocurridos en el bienestar de los hogares durante la pandemia, particularmente de los hogares con niñas, niños y adolescentes. El último análisis se realizó en febrero y el golpe del COVID-19 permanece. Una conclusión reveladora es que en la mitad de familias con infantes alguno de sus miembros perdió el empleo, superando el promedio nacional y el de familias sin niños.
De acuerdo con la encuesta, en 52% de hogares con hijos alguien perdió el trabajo, mientras que ese porcentaje a nivel nacional fue de 42,9% y en las familias sin hijos la tasa llegó a 31,6%.
Aquello se tradujo en pérdidas de ingresos para los hogares. A febrero de 2022, el 77% de los hogares con niños, niñas y adolescentes reportó tener menos ingresos, mientras que la cifra fue de 61% para los hogares sin niñas y niños, como lo muestra el siguiente gráfico.
Gráfico 1
Evolución de los hogares que reportan tener un ingreso menor que antes de la pandemia (porcentaje)
Frente a esta realidad, las familias han buscado estrategias para afrontar la crisis. Así, más de la mitad de los hogares hicieron préstamos con sus familiares o amigos (56,6%), aunque ese porcentaje aumenta en las familias con niños (67%). Además, el 51,6% de hogares con personas con enfermedades crónicas, catastróficas o graves dejaron de comprar medicamentos, 60,5% en hogares con infantes.
Otro dato preocupante es que 52,6% de hogares con menores de edad dejaron de pagar la renta o los servicios básicos y el 47,4% no pagaron deudas o tarjetas de crédito.
Gráfico 2
Evolución de los hogares según estrategias utilizadas para responder a la crisis (porcentaje)
MIGRACIÓN Y OTROS EFECTOS
¿Cuáles son las consecuencias de estos impactos? Una de ellas es la migración, o al menos la intención de migrar. En febrero de 2022, en 27% de las familias con hijos hubo la intención de migrar, un porcentaje mayor que en mayo de 2021 (24,2%). Es decir, en uno de cada cuatro hogares de estas características se mantuvo la intención de migrar.
También ha aumentado la percepción de pérdida de empleo, pues cuatro de cada 10 hogares perciben que sus ingresos se reducirán y en todos los hogares se incrementó esta idea. En los hogares de nivel socioeconómico bajo, medio y del campo esta percepción sube a uno de cada dos.
(IN) SEGURIDAD ALIMENTARIA
Pero además se debe tomar en cuenta la inseguridad alimentaria. El 48% de los hogares reporta tener inseguridad alimentaria moderada o severa. Esta situación no ha variado desde octubre 2020, afectando particularmente a los hogares con niñas y niños, rurales y del estrato socioeconómico bajo, donde aumentó de 68% a 79%.
Los hogares rurales con niñas y niños también fueron fuertemente afectados, allí aumentó de 54,2% a 58,3%. En todos los niveles, la inseguridad alimentaria aumentó en febrero del 2022 (excepto en el estrato medio). No existe una recuperación de la pandemia con respecto a la alimentación, lo cual se relaciona con los ingresos de los hogares y el empleo. La situación es crítica, especialmente en los hogares con niñas y niños, pues la alimentación es clave para el desarrollo y sus posibles futuros ingresos.
El 28% de los hogares recibe apoyos de programas sociales. Aunque su cobertura aumentó durante la pandemia, principalmente para hogares con niñas y niños, aún no es visible un impacto notable en los indicadores sociales.
LA EDUCACIÓN SIGUE EN DEUDA
El aprendizaje presencial ha aumentado lentamente entre octubre 2020 y febrero 2022, de 0,8% a 24% en hogares con niñas y niños de 5 a 11 años y de 0,9% a 31% en hogares con adolescentes de 12 a 17 años. La encuesta toma en cuenta datos antes del regreso a clases presenciales en marzo en la mayor parte de las unidades educativas del país.
Sin embargo, un factor importante es la reducción del abandono escolar. En octubre 2020 alcanzó a 9,1% de los hogares con niñas y niños entre 5 a 11 años. Para febrero de 2022 se redujo a 3%. En el caso de hogares con adolescentes entre 12 y 17 años, la reducción fue de 7,4% a 4,6%. Las razones principales que dificultan la asistencia y el abandono de las niñas, niños y adolescentes son la falta de dinero, la falta de acceso a internet y de acceso a una computadora.
En los hogares con niños y niñas de 5 a 11 años de estrato socioeconómico bajo, únicamente el 10% tiene acceso a un computador, mientras que en el estrato alto es el 74%, siete veces más. La diferencia entre hogares en el área rural y urbana también es importante. En el área rural el 12% de hogares tiene acceso a un computador y en el área urbana es el 35%.
Para poder acceder a clases, la mayor parte de los niños, niñas y adolescentes lo hacen a través de un celular. A nivel nacional, siete de cada 10 hogares con niños y niñas estudiaban a través de un celular. Para los estratos socioeconómicos medio bajos el porcentaje alcanza a 91,7%, es decir, nueve de cada 10 niños. Recibir clases a través de un celular reduce considerablemente la calidad de la educación, profundizando aún más las brechas de desigualdad.