¿Qué esperar de los precios de los automóviles nuevos en LatAm este año?

Mientras los consumidores no creen que los precios vayan a disminuir en el corto plazo, fuentes de la industria aseguran que estos tendrán un tope y podrían bajar

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Bloomberg Línea — La industria automotriz ha sufrido los últimos dos años, de la mano de la pandemia de Covid-19, el impacto de los cierres intermitentes de los distintos países proveedores de insumos. Uno de ellos, los semiconductores, elemento clave para la fabricación de los nuevos modelos de vehículos, retrasó en muchos casos la fabricación de los mismos.

A ellos se suman los problemas en la cadena de suministros a nivel global y la guerra entre Ucrania y Rusia, factores que han presionado al alza los precios de los vehículos nuevos en la mayoría de países.

Una reciente encuesta de Cox Automotive en Estados Unidos, enfocada en analizar el impacto de la escasez de microchips en el consumidor, señaló que el 60% de los compradores estaban ‘muy conscientes’ de esta crisis y otro 26% al menos lo sabían.

Los encuestados, esperan que en un 35% la escasez continúe “por más de un año”, y otro 18% dice que durará al menos siete meses más. Aunque esto no necesariamente impacta en la decisión de compra, que por lo general está siendo bajo pedido.

Ventas regionales

Sobre estos resultados, el presidente de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), Oliverio García, dijo a Bloomberg Línea que no solamente los precios han subido sino que “tienden a seguir subiendo”, precisamente por el fenómeno de la escasez.

“Es difícil anticipar qué va a pasar con los precios de los vehículos. Es una realidad que los valores de los vehículos nuevos y de los usados están subiendo, no solamente por la situación de los microchips, sino por el estrés que ha tenido la cadena de suministros al ser una industria globalizada”, explicó García.

Y es que según la encuesta de Cox Automotive, cuando comenzó a evidenciarse la escasez de microchips hasta el 42% de los encuestados dijeron que estaban dispuestos a pagar más por un auto nuevo, pero en la entrega de abril ese número se redujo a solo el 28%.

Sin embargo, solo un 45% de los consumidores de vehículos nuevos aseguran que van a retrasar la compra de su auto por los altos precios; y de estos, solo la mitad estarían dispuestos a esperar hasta siete meses para hacer la compra, en busca de posibles mejores precios.

Para García, en América Latina y Colombia, en donde se concentra la operación de Andemos, “los consumidores no están desistiendo de la compra a pesar del incremento de los precios, porque saben que si desisten el pedido se lo entrega a otra persona” y se pierden la oportunidad.

A esto sumó que en el corto y mediano plazo es posible que los precios de los vehículos nuevos en la región no sigan subiendo, pues “tienen un tope” y “el bolsillo de los consumidores tiene una capacidad determinada”.

“Lo que sí nos preocupa hacia el futuro, en el segundo semestre del año, es cuál es la tasa de nuevas órdenes. Este es un mercado que tiene una sensibilidad de precio/demanda, se puede subir, pero va a llegar un momento en que se vuelva intolerable el incremento de los precios. Va a llegar un punto, y quizás ya estamos llegando, en el que los nuevos pedidos se van a detener”, anotó García. Y puntualizó: “Me atrevería a decir que cuando haya una sobreoferta de producto, causada por desaceleración del consumo, los precios sí volverán a bajar”.

Por ejemplo, según Milenio, en promedio los autos nuevos subirán entre 10 y 15 por ciento este año en México, país que es el cuarto exportador mundial de autos y el séptimo productor, lo que marca su liderazgo en la industria de América Latina.

Aún cuando la encuesta señala que el 35% de los consumidores ordenará su automóvil y esperará hasta 10 semanas para recibirlo, en lo que compete a América Latina los concesionarios seguirán teniendo protagonismo.

En marzo, S&P Global Mobility anticipó que la guerra en Ucrania podría reducir la producción de nuevos vehículos ligeros en 2,6 millones de unidades durante los próximos dos años, dado que la guerra agravó una cadena de suministro y un sistema logístico que ya estaba tenso, pues Ucrania ha sido un importante proveedor de arneses de cables, componentes que transmiten información y electricidad a través del vehículo.