Guatemala — Según un estudio publicado por la firma internacional Deloitte llamado: La receta para “levantar” al sector de restaurantes en Guatemala, refiere que esa actividad económica aportaba el 2.5% del Producto Interno Bruto (antes del confinamiento) y representaba el 15% de los afiliados al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
Además, empleaban a 200,000 personas de forma directa, en casi 18,000 restaurantes formales.
El efecto de la crisis sanitaria ha sido significativo, en donde los establecimientos tuvieron una caída en la demanda según el Índice de Actividad Industrial de la Cámara de Industria, en abril y mayo del 2020, el sector de hoteles y restaurantes registró una contracción estimada de -46%.
En esos meses los restaurantes tuvieron que implementar de forma inmediata ventas solo para llevar y/o servicio a domicilio, recortes o limitación de personal, adecuación de sus establecimientos y falta de liquidez.
Según, el último reporte del Índice de Actividad Industrial el indicador se ubicó en 155.9 puntos (en el mes de enero), un crecimiento de 7.4% con respecto al mismo período del 2021.
Los sectores que lideraron la recuperación reflejada en la medición fueron los de alimentos y bebidas, la agroindustria, la industria hotelera y de restaurantes, aunque aún no llegan a niveles de prepandemia.
Lograr “levantarse” de ese fuerte impacto y alcanzar una recuperación sostenible es hoy una prioridad para el sector, plantearon los especialistas.
Buena recuperación versus inflación
Según datos de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), el sector reflejó un crecimiento interanual entre 2020 y 2021 de 46.4%, con ventas de Q9,600 millones en el 2021 respecto de los Q6,600 millones del 2020.
Además, la cantidad de contribuyentes del Sector de Restaurantes se incrementó en 316 nuevos negocios respecto del año de pandemia, lo que hizo un total de 37 mil 599 restaurantes para el 2021.
Sin embargo, ese crecimiento contrasta con el impacto inflacionario, afirmó Andrea Estella, vicepresidente de la Gremial de Restaurantes (Grega) adscrita a la Cámara de Comercio de Guatemala a Bloomberg Línea.
Según la ejecutiva el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) se compone de 441 productos o servicios y solo 34 están dentro de la Canasta Básica Alimentaria (CBA).
Se volvió caro el consumo de alimentos en Guatemala y solo 34 se toman en cuenta dentro de la CBA, por lo tanto, la salud, el entretenimiento, entre otros, son clasificados como lujo.
“Lo anterior, significa que la medición siempre está puesta en la macroeconomía; y por esa razón las autoridades guatemaltecas dicen que la inflación es baja”, expresó la profesional.
Además, comparan precios de los alimentos con Latinoamérica y eso es una “desviación”, señaló, porque se deben contrastar dentro del mismo país.
“Nosotros como gremio sentimos la inflación, pese a que es baja, y que cerramos el año pasado en 3.99%, venimos sufriendo y se intensificó en la pandemia. A dos años de pandemia y de retraso en la producción produjo mayor demanda y se incrementó el costo, especialmente, de los productos importados, que no son tomados en cuenta en el paquete inflacionario”, afirmó Estella.
De acuerdo al último reporte del IPC, en marzo pasado, el ritmo inflacionario se situó en 4.17%, mayor a la tendencia observada en febrero (2.98%), enero (2.87%) y diciembre (3.07%).
Por esa razón, consideró importante hacer alianzas comerciales con otros países, y no depender tanto de Estados Unidos.
Otros aspectos, que planteó Estella es que, como consumidores finales, también han percibido incrementos en el gas propano (30%), granos, lácteos, harinas; y sumado a la guerra en Ucrania, el aumento del petróleo afectó la cadena de suministro y también se encareció.
Por lo anterior, faltan políticas públicas que ayuden a resolver el problema y no a través de subsidios que al final son temporales.
“Venimos sufriendo desde el año pasado y aún las autoridades no quieren reconocerlo, y son las Pequeñas y Medianas Empresas quienes estamos sufriendo más la inflación, especulación y escasez que hay y la que vendrá”, expresó Estella.
Enfoque ante una nueva realidad
En los últimos meses, los restaurantes del país han demostrado su resiliencia; hoy, llegó el momento de que den el siguiente paso, recuperarse y adaptarse a esta nueva realidad, y solo quienes estén mejor preparados para ello, podrán hacerlo de una manera exitosa, plantearon los especialistas de la firma.
Deloitte identificó tres áreas principales sobre las que deberán enfocar esfuerzos:
- Generar confianza: El compromiso y la elaboración de procesos para minimizar la posibilidad de contagio, en el proceso de “normalización” de operaciones, será esencial para lograr la recuperación de la confianza del consumidor. Si no se toman las medidas correctas, se corre el riesgo de convertir los espacios en focos de infección (reales o de percepción), lo que podría provocar, incluso, el cierre de establecimientos.
- Conocer que la velocidad de la recuperación dependerá de la localidad y sector al que pertenezcan (formal/mixto/informal): En este punto, las cuestiones y regulaciones laborales, así como de operación, sobre todo para quienes forman parte del ramo formal, serán un reto significativo.
- Invertir en el desarrollo del negocio, con una adecuada estrategia financiera: Hasta que no exista un incremento en la voluntad y la capacidad de compra de los consumidores, no habrá un repunte significativo en los ingresos de los restaurantes y bares. Durante este periodo, innovar, explorar y consolidar las ventas digitales y a domicilio, así como mantener la mayor liquidez posible, serán acciones impostergables para el sector.