Más de 6 millones de venezolanos hacen vida fuera del país, de acuerdo a la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, liderada en conjunto por ACNUR y OIM. Esto representa el 18% de la población del país, que se ha convertido en un receptor de remesas, con un flujo que no para de crecer.
En el más reciente informe de la consultora Anova Policy Research, que tiene como base la Investigación Muestral de Hogares Venezolanos (IMHV) 2021, se logró determinar que los hogares venezolanos que recibieron remesas durante ese período alcanzó un 24,3%, lo que se traduce en aproximadamente 2,1 millones de hogares en Venezuela.
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El promedio de remesas en dólares que recibieron estas familias, a finales de 2021, fue de 65,8 dólares mensuales. Sin embargo, esta cifra puede representar una alta variación acorde a los quintiles monitoreados por Anova, siendo el quintil más pobre con la remesa más baja y el quintil rico con un monto más elevado.
El grupo consultor indicó en el documento que el primer quintil, con 26 dólares en promedio de remesas recibidas al mes, presentó una participación promedio de la remesa en el ingreso del hogar de 59%. En el segundo quintil, con una recepción de 45 dólares al mes, esta cifra fue de 52,3% mientras que en el tercer quintil, con una remesa promedio de 55 dólares, fue de 43,6%.
En el caso de los quintiles más ricos, con un promedio entre 74 y 129 dólares al mes en remesas, el porcentaje de participación de este apoyo económico se ubicó entre 41,5% y 37,4%. Con este punto, la investigación arrojó que la mayor contribución de las remesas en cuanto a la proporción del ingreso total se da en los quintiles más pobres.
La incidencia en la pobreza resulta destacable cuando se determina una reducción substancial de la tasa general entre los hogares receptores. Anova, que calcula el porcentaje de pobreza en Venezuela, basado en la metodología que ajusta el valor de la canasta de alimentos consumidos por los venezolanos en el contexto actual de crisis y precariedad, situando el dato en 61% para 2021, estimó una tasa de pobreza entre hogares receptores de remesas inferior a la de hogares que no reciben y el impacto que ello conlleva en seguridad alimentaria.
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“Se estima que la tasa de pobreza general de los hogares receptores es 22,6 puntos menor a la de los hogares no receptores, pese a ser equivalentes en ausencia de las remesas. Lo mismo ocurre para la tasa de pobreza extrema, que es 23,0 puntos menor a la de los hogares no receptores”, reza parte del estudio.
Anova, bajo la conducción del economista Omar Zambrano, puntualizó además algunas interrogantes que requieren ser exploradas a partir de esta primera investigación. Entre ellas, los posibles efectos de las remesas sobre la participación en el mercado laboral de los que las reciben y si estas están siendo usadas como fuente de fondos para la inversión.