Bloomberg — La guerra de Rusia en Ucrania se hace inminente sobre la cumbre del Grupo de los 20 (G-20), para la cual aún faltan siete meses y los funcionarios se preparan frenéticamente por si el presidente Vladimir Putin decide acudir.
La cantidad de posibles escenarios incluye que algunos líderes no acudan, que envíen delegaciones de menor nivel o que se limiten a marcar desde lejos, según personas familiarizadas con las discusiones entre los países miembros. La reunión podría terminar sin un comunicado formal por primera vez.
El G-20 de este año, que incluye conversaciones entre los negociadores principales, una serie de reuniones ministeriales y luego la cumbre en noviembre, tiene como anfitrión a Indonesia, que se encuentra en una posición muy incómoda dado el conflicto en Ucrania.
Rusia fue expulsada del entonces Grupo de los Ocho tras la anexión de Crimea en 2014, pero desalojarla del G-20 es una perspectiva mucho más complicada, con naciones como China que probablemente se opongan a una medida que requiere consenso para ser promulgada.
El G-20 ya se ha enfrentado a dificultades en el pasado, incluso durante el mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, cuando arremetió contra otros países por sus políticas comerciales y cuestionó las instituciones mundiales en general. Ha sobrevivido en parte gracias a la creencia de que mantenerse unidos puede ayudar a afrontar retos globales como el cambio climático, la pobreza, las recesiones económicas y, más recientemente, la pandemia. Esta va a ser su mayor prueba.
Varios funcionarios afirmaron que expulsar a Rusia del grupo formado en 1999 para hacer frente a la crisis económica mundial no es una opción, aunque el Presidente de EE.UU., Joe Biden, lo haya pedido. Eso deja a Indonesia pensando en cómo gestionar la cumbre en la isla tropical de Bali si Putin hace acto de presencia.
Funcionarios estadounidenses han debatido en privado si Biden debería faltar al evento si Putin participa, según una persona familiarizada con las discusiones. Pero en este momento es probable que Biden asista en persona, dijeron dos personas familiarizadas con la planificación.
Funcionarios, incluidos los de EE.UU., han trabajado para persuadir a Indonesia de que excluya a Putin, o al menos que condene sus acciones en Ucrania, dijo una de las personas. Los portavoces de la Casa Blanca no hicieron comentarios inmediatamente.
El presidente ruso sí asistió a la cumbre del G-20 en Australia a finales de 2014, pero fue rechazado en gran medida por otros líderes y se marchó antes de tiempo tras un aluvión de críticas sobre Crimea. En un momento famoso, Putin se acercó al entonces primer ministro canadiense, Stephen Harper, para estrecharle la mano, pero le dijeron: “Supongo que le daré la mano, pero sólo tengo una cosa que decirle: Tienes que salir de Ucrania”.
Indonesia dijo a finales de marzo que planeaba invitar a Putin y a todos los demás líderes, tratando de “permanecer imparcial” como anfitriones. Una persona familiarizada con el asunto dijo que el presidente ruso había recibido su invitación pero que aún no había tomado una decisión sobre su asistencia. El Kremlin no respondió a varias peticiones de comentarios.
Preguntado si Indonesia se estaba preparando para otros escenarios, el viceministro de Asuntos Exteriores Mahendra Siregar respondió por mensaje de texto que “no puedo responder a preguntas hipotéticas”.
“Indonesia se prepara lo mejor posible como presidencia del G-20, mientras sigue de cerca y busca activamente soluciones sobre Ucrania”, dijo. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Teuku Faizasyah, añadió que Yakarta estaba consultando con los miembros del G-20, pero que era demasiado pronto para comentar cuestiones de procedimiento, incluidos los posibles escenarios de la propia cumbre.
El trabajo técnico previo a la cumbre (sobre temas como el cambio climático y la recuperación económica de la pandemia) ya se ha visto eclipsado por la guerra, y los diplomáticos occidentales han condenado la actuación de Rusia en cada reunión preparatoria, dijo una de las personas. Los funcionarios seguirán llamando la atención a Rusia en las próximas reuniones, dijo otra persona.
Para hacer frente a la posible presencia de Putin en Bali sería necesario algo más que criticar sus acciones, dijo una de las personas.
Sería especialmente problemático para los países del Grupo de los Siete, que han impuesto amplias sanciones a Moscú tras la invasión. Varios líderes del G-7, entre ellos Biden y el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, han acusado a Putin de ser un criminal de guerra y les resultaría difícil estar en la misma sala que él.
El G-7 (integrado por EE.UU., Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón y el Reino Unido) querrá al mismo tiempo tener cuidado de no crear divisiones norte-sur dentro del G-20 más amplio. El G-7 quiere involucrar a más naciones en la sanción de la guerra de Rusia, dijeron los funcionarios.
Una opción que se está estudiando es incluir en todas las comunicaciones oficiales una condena de la guerra y referencias a los principios de las Naciones Unidas y el derecho internacional, como la soberanía, dijeron las personas.
Si se rechaza esta opción, es probable que la cumbre no tenga una declaración conjunta, añadieron. Kyodo News informó, citando a personas que no identificó, que los ministros de finanzas del G-20 han decidido no emitir una declaración conjunta tras su reunión de abril.
Algunos de los funcionarios también dijeron que un boicot general del G-7 a la cumbre de noviembre se considera un riesgo de dejar el escenario a Putin.
Eso plantea la posibilidad, según un funcionario, de que algunas naciones envíen a funcionarios de menor rango en lugar de primeros ministros y presidentes. Todavía no se ha tomado una decisión definitiva, dijeron las personas.
Con la asistencia de Eko Listiyorini y Rieka Rahadiana.
Este artículo fue traducido por Andrea González
