Bloomberg — Los candidatos presidenciales “moderados” parecen cada vez más lejos de representar un desafío para las figuras políticas más polarizadoras de Brasil, Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones de octubre.
Con fuego amigo y errores de cálculo, los aspirantes centristas a la presidencia del país están socavando los intentos de dar a los votantes una “tercera vía”, una alternativa a los candidatos favoritos de derecha e izquierda en el país. Seis meses antes de que los brasileños acudan a las urnas, las encuestas de opinión muestran que el actual mandatario, Bolsonaro, de 67 años, y el expresidente Lula, de 76, reúnen casi las tres cuartas partes de las intenciones de voto.
Bolsonaro recibió un impulso en su nivel de apoyo después de que el exjuez Sergio Moro, quien se convirtió en un nombre conocido en Brasil cuando dirigía la investigación de corrupción Lava Jato, suspendiera la semana pasada su candidatura. Según una encuesta de Ipespe publicada el miércoles, el presidente ahora tiene el 30% de los votos, cuatro puntos porcentuales más que en marzo y acercándose a Lula, que se mantiene a la cabeza con el 44%.
“La idea de un candidato de ‘tercera vía’ es más una esperanza que una realidad, no hemos visto que realmente surja uno”, dijo Carolina Botelho, politóloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. “Los nombres que han aparecido no han sido lo suficientemente fuertes para conquistar votantes, y lo que está claro es que es un grupo muy fragmentado”.
En Brasil, un candidato necesita obtener más del 50% de los votos válidos para ganar en primera vuelta. De no ocurrir eso, los favoritos compiten cara a cara en una segunda y última ronda. Ipespe entrevistó a 1.000 personas por teléfono en todo Brasil entre el 2 y el 5 de abril, con un margen de error de 3,2%.
Una estrategia contraproducente
Moro, quien puso a Lula tras las rejas antes de las elecciones de 2018 y a quien luego el tribunal supremo de la nación consideró parcial en contra del expresidente, había estado detrás de los principales candidatos durante meses. Iba codo a codo con Ciro Gomes, quien fuera gobernador del estado de Ceará.
En un intento por aumentar sus posibilidades, el exjuez decidió migrar a un partido más grande y rico, pero su estrategia fracasó cuando los líderes de ese grupo bloquearon su candidatura la semana pasada.
Otros contendientes de tercera vía se encuentran en una posición igualmente difícil.
Los exgobernadores de São Paulo y Rio Grande do Sul han intensificado una lucha interna para representar al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en las elecciones de octubre.
La semana pasada, João Doria renunció a su cargo en el Gobierno de São Paulo después de ganar las primarias del partido, pero Eduardo Leite todavía está considerando una candidatura presidencial. Él está en conversaciones con la senadora Simone Tebet, una destacada oponente de Bolsonaro, para convertirse en compañeros de fórmula en una posible alianza entre sus partidos. Sin embargo, ninguno ha superado el 3% en encuestas recientes.
Algunos candidatos de tercera vía se encuentran en conversaciones iniciales sobre unirse en una sola apuesta, pero hay poco consenso sobre qué nombres aparecerían en la boleta electoral. Mientras tanto, el campo presidencial parece estar polarizándose aún más, con ambos favoritos muy conscientes de su posición.
“Ahora en Brasil están buscando una llamada tercera vía”, dijo Lula el martes en una entrevista con una radio local. “El liderazgo no es algo que se aprende en la universidad”.
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