Bogotá — Bitcoin ha estado en la mira de las organizaciones ambientalistas por mucho tiempo debido a los altos porcentajes de energía que demanda la minería de esas criptomonedas, equiparable solo al consumo de un país entero como Suecia.
Una campaña de Greenpeace apunta a que la criptomoneda más popular del mundo cambie su código para que el proceso de minería sea más limpio y se genere la menor afectación posible al medioambiente.
La campaña fue respaldada por el multimillonario del negocio criptográfico Chris Larsen, cofundador y presidente ejecutivo de Ripple, quien aportó US$5 millones a la iniciativa para que el bitcoin sea más limpio.
Según dijo el ejecutivo en Twitter, su objetivo “es crear conciencia del problema y discutir posibles soluciones”, al señalar que el camino actual “es insostenible y se encontrará con un muro climático”.
El ingeniero colombiano Carlos Mesa, director de la Fundación Bitcoin Colombia, no cree imposible un cambio del código de bitcoin, pero sí algo muy difícil y por ello no cree que ocurra pronto.
“Si en algún momento se intenta imponer a la comunidad (el cambio), esta solo necesita ‘forkear’ el código y seguir como antes”, manifestó el especialista, quien apuesta más porque la minería de criptomonedas se realice con energías renovables sea cual sea.
Entre tanto, el cofundador de la plataforma de préstamos en dólares digitales y bitcoin Tropykus, Mauricio Tovar, indica que por el nivel de descentralización de esta criptomoneda es mucho más difícil lograr acuerdos para realizar cambios fundamentales como el mecanismo de consenso, por lo que lo ve “muy poco viable”.
De hecho, explica que en el proceso intervienen muchos actores (desarrolladores, mineros, usuarios, nodos no mineros, empresas, entre otros) y para realizar un cambio de código la mayoría debería estar de acuerdo.
“Esta dificultad de cambio es lo que hace fuerte a bitcoin, pues el mejor dinero y reserva de valor, es el que no cambia”, indica.
En ese sentido, afirmó que “el mejor algoritmo de consenso para mantener las propiedades que hacen relevante a bitcoin es la actual, (prueba de trabajo) y sabiendo eso, va a ser muy difícil que la comunidad acceda a hacer un cambio”.
“Pondría en riesgo los atributos de inmutabilidad”
Consultado por Bloomberg Línea, el CEO del mercado de criptomonedas Buda para Colombia, Alejandro Beltrán, dijo que si bien es legítima la preocupación manifestada por Greenpeace, la solución de modificación del código pondría en riesgo los atributos de inmutabilidad, seguridad y descentralización de la red diseñada por Satoshi Nakamoto.
Además de esto, “modificar el algoritmo de consenso es casi imposible, ya que no se puede hacer sin el apoyo de casi todos sus usuarios, quienes utilizan la red. Según estudios de la Universidad de Cambridge, bitcoin consume menos del 1% de la electricidad producida en el planeta, siendo esta una de las tantas formas de energía que usamos”, añadió.
Según el ejecutivo, si bien se argumenta que “dicho consumo puede representar el valor que consumen países como Argentina o Finlandia, dicha energía no se desperdicia, se traduce en alta seguridad, así que los beneficios de bitcoin siguen superando los del consumo”.
El consumo de energía
De acuerdo a la campaña de Greenpeace, un cambio en el código de la infraestructura del bitcoin podría generar reducciones en el consumo de energía hasta en un 99,9%. “Ethereum está cambiando su código. Muchos otros utilizan menos energía. ¿por qué no lo hace bitcoin?”, se preguntan los promotores.
En este sentido, se advierte que el bitcoin presuntamente está reviviendo fuentes fósiles de energía y que los mineros están soportando sus operaciones incluso con la compra de plantas de carbón en EE.UU., entre otras actividades.
Los promotores de la campaña también citan un informe publicado en la revista Nature Climate Change para indicar que “si el bitcoin se adopta de forma generalizada, podría producir suficientes emisiones de dióxido de carbono para calentar el planeta por encima de los 2 grados centígrados”.
Al respecto, Mauricio Tovar, de Tropykus, matiza que el consumo energético que hay que analizar es el que es contaminante. “Consumir energía no es malo, lo malo es que contamine”.
Y en ese sentido, “bitcoin ha venido mejorando en el uso de energía no contaminante, y según los estudios, va a seguir creciendo. Cada vez es más difícil conectarse a fuentes de energía contaminante por temas regulatorios”, manifestó el también codirector del Grupo de Investigación InTIColombia de la Universidad Nacional.
Por la misma vía, Alejandro Beltrán, de Buda, dice que la minería de criptomonedas está sustituyendo el uso de energía hidroeléctrica por eólica y otras fuentes alternativas, inclusive volcánica, como es el caso de El Salvador.
“El reto no termina aquí, ya que es de gran importancia que la industria también enfoque sus esfuerzos en exigir medidas para compensar la huella de carbono y que los Gobiernos opten por políticas públicas que promocionen la actividad en un marco de responsabilidad ambiental, reduciendo continuamente el impacto que hoy en día está teniendo”, agregó.