Bloomberg — La inflación anual de México se aceleró más de lo esperado en marzo a su nivel más alto en más de dos décadas, impulsada por los precios de los combustibles, lo que ejerce una presión adicional sobre el banco central para continuar aumentando las tasas de interés.
Los precios al consumidor subieron un 7,45% respecto del mismo mes del año anterior, por encima de la estimación mediana del 7,38% de los economistas encuestados por Bloomberg, informó el jueves el instituto nacional de estadísticas.
Respecto del mes anterior, los precios subieron un 0,99%, sobre todas las estimaciones de los economistas, cuyo pronóstico era de un aumento del 0,92%.
La inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como el combustible, aumentó un 6,78% el mes pasado con respecto al año anterior, también por encima de la estimación mediana de los analistas y su ritmo más rápido desde abril de 2001.
Los aumentos sostenidos de los precios subyacentes han preocupado particularmente a los encargados de formular la política monetaria como una señal de que la inflación elevada en México podría ser más persistente de lo previsto anteriormente.
El banco central de México ha elevado la tasa de interés en 50 puntos básicos en cada una de sus últimas tres reuniones, y se espera que continúe aumentando los costos de endeudamiento para controlar las expectativas de inflación.
El mes pasado, por primera vez desde que comenzó su ciclo de ajuste en junio, sus miembros votaron unánimemente para elevar la tasa clave al 6,5%.
Banxico, como se conoce al banco central, dice que la inflación alcanzaría su punto máximo en el primer trimestre y que luego se desaceleraría al 5,5% a fin de año.
Sin embargo, los economistas tienen una visión más pesimista, y los analistas encuestados por la unidad local de Citigroup Inc. elevaron esta semana su pronóstico de inflación para 2022 a casi el 6%, desde el 5,7% dos semanas antes.
El banco central apunta a una inflación del 3%, más o menos un punto porcentual.
La aceleración de la inflación se está convirtiendo en un dolor de cabeza político para el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien recientemente dijo que tenía un plan específico para controlar los costos de los alimentos y que no descartó implementar controles de precios.
México ha utilizado sus mayores ganancias de las exportaciones de crudo para subsidiar los precios internos del combustible y la Secretaría de Hacienda estima que puede mantener un presupuesto equilibrado incluso si los precios del petróleo suben a US$155 por barril.
Desde la campaña que lo llevó a la presidencia en 2018, López Obrador se comprometió con los conductores mexicanos a no permitir aumentos en el precio de la gasolina por encima del nivel general de inflación.
En marzo, los precios del gas de cocina y la gasolina lideraron las ganancias de la inflación, según el informe del instituto de estadísticas.
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