Inflación en Uruguay: cuán efectivos serán exoneración de IVA y acuerdos de precios

El IPC alcanzó en marzo 9,38% interanual; el gobierno tomó medidas enfocadas en corto plazo pero analistas ponen dudas sobre efecto en poder de compra

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Montevideo — La Cámara de Senadores de Uruguay aprobó este martes el proyecto de Ley que exonera del IVA del 10% por 30 días al pan blanco común, la galleta de campaña, fideos y pastas. Hace dos semanas también fue votada la exoneración del IVA al asado de 10 a 13 costillas, y en ese momento fue anunciado un acuerdo con frigoríficos para mantener el precio de otros cortes de carne, así como con productores avícolas por el maple de huevos. También el gobierno promovió un ajuste de los combustibles por debajo del precio de paridad de importación.

Las medidas, algunas todavía siquiera vigentes, aún no impactaron en el dato de inflación. El Índice de Precios al Consumo (IPC) alcanzó en marzo 9,38% interanual, y continuó su alza. El aumento de 1,1% en la variación mensual estuvo marcado por el incremento del rubro de alimentos y bebidas. El gerente de Análisis Económico de CPA Ferrere, Nicolás Cichevski, señaló que en términos anuales el incremento de la carne fue del 16%, de otros alimentos y bebidas un 10,8%, y de frutas y verduras un 9,7%, aunque en este último caso con su pico de enero hasta marzo (26% en últimos tres meses), según datos que presentó en su cuenta de Twitter.

En la última encuesta de expectativas del Banco Central del Uruguay (BCU), la mediana de los analistas ubicó a la inflación en 7,9% para fin de año, lo que representó un ajuste al alza del 7,1% previsto para diciembre en la consulta anterior de febrero. La variación mensual de marzo también superó las expectativas.

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Con la inflación en el mundo con una tendencia alcista, el desafío está en qué efecto pueden tener las medidas adoptadas y cuánto pueden anclarse las expectativas de consultores, empresarios y consumidores. Entre los analistas locales existe consenso de que las disposiciones pueden tener un impacto en atenuar temporalmente el IPC, al contener el nivel de precios, pero advierten que a largo plazo carecen de efectividad.

Asado, pan y fideos

El contador Marcos Soto, especialista en tributación de la consultora Cibils Soto, explicó a Bloomberg Línea que la exoneración de IVA de algunos productos “puede ser un amortiguador” para la inflación pero “como herramienta no parece del todo eficiente”. Además, en términos de efectividad, “nada asegura” que termine siendo percibida por el consumidor, dijo.

“Cuando uno está pensando en que los recursos del Estado son escasos, y el margen fiscal es escaso, tener una renuncia general del IVA no parece del todo eficiente porque mucha de esa renuncia no va a llegar a los sectores a los que más afecta la inflación”, explicó Soto, que también es director de la escuela de negocios de la Universidad Católica del Uruguay. “Siempre una reducción tributaria es bienvenida. Ahora, queda un gusto amargo de que por ahí no es una medida muy eficiente en el uso de los recursos y muy efectiva para atender a los sectores que más lo necesitan”, agregó.

Soto planteó como una de las alternativas un IVA personalizado a partir de medios electrónicos de pago, lo que permitiría no cobrarle el tributo a personas que tengan determinadas tarjetas. Esto también permite, dijo, que el comerciante minorista ponga el precio que considere pero las personas con el beneficio accederán de todos modos al descuento del impuesto.

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La economista Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República, dijo a Bloomberg Línea que las medidas del gobierno apuntan a productos con incidencia dentro de sus rubros en la composición del IPC, y que por eso pueden tener impacto en el indicador, pero puso dudas de que esa baja se sienta en el poder de compra de los uruguayos.

“Creo que el gobierno está apuntando al IPC. Empecemos por el asado, que fue la primera medida, no solo por exonerar el IVA sino por un acuerdo de precios. Y el asado en la canasta es la carne que más pesa”, dijo. En cuanto al pan flauta y la galleta de campaña ocurre algo similar, señaló, por su peso dentro de la composición del rubro de panes y bizcochos.

“Las estadísticas lo van a reflejar. Eso es importante por el impacto en la negociación salarial y en el salario real. Ahora, cómo cada uno lo va a sentir en su bolsillo depende de la canasta de consumo de cada uno”, dijo la docente. “Una cosa es lo que vamos a ver en el IPC, que me parece es a donde apuntan estas medidas, y otra es el bolsillo de los consumidores, donde estos productos no pesan lo que está en el Índice, porque han cambiado las pautas de consumo de forma importante en todos los rubros alimenticios”, agregó la investigadora.

Combustibles y boleto

Los últimos incrementos de la nafta y el gasoil de abril ocurrieron cuando transcurre el inicio de la zafra de los cultivos de verano, aunque la cosecha también se desarrollará en un contexto de altos precios internacionales que permitirá a los productores tener mayores ingresos pese a mayores los costos. Ese aumento de los combustibles, de todos modos, es esperado que se traduzca en mayores precios. Uruguay por un lado es exportador de materias primas pero importa petróleo.

Mordecki puntualizó que otros factores, entre los que mencionó el aumento del boleto de transporte público en Montevideo, también pueden impulsar la inflación al alza. Otro aspecto a considerar es que un escenario de inflación por encima de los dos dígitos puede presionar nuevas rondas de negociación salarial.

Los motivos del gobierno

En la exposición de motivos del proyecto de Ley votado ayer y que contará con sanción definitiva este miércoles una vez aprobado en Diputados, el gobierno argumentó que “la evolución de los precios de ciertos commodities, como el petróleo y los granos, impacta en el precio de una gran variedad de productos, generando mayor presión inflacionaria”.

El Poder Ejecutivo señaló como ejemplo el salto inflacionario en Estados Unidos y advirtió que Uruguay “no es ajeno” a esa situación global. “A raíz de la aceleración inflacionaria reciente, el gobierno entiende necesario remitir este proyecto de Ley a la Asamblea General, como una de las medidas a implementar para contener el alza de precios”, agregó el gobierno en la argumentación.

La visión de fondo es que, en un contexto de empujón inflacionario, las exoneraciones puntuales y los acuerdos podrían enlentecer la inflación.

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El economista Sebastián Fleitas señaló en una columna en el programa No Toquen Nada de FM Del Sol la “inconveniencia como mecanismo económico” de los acuerdos de precios. Pero, afirmó el especialista en defensa de la competencia, “el peligro principal es que terminen generando colusión”, bajo el entendido “que las empresas, en lugar de competir, se acostumbren a fijar precios en conjunto”. Eso, afirmó, “es todo lo contrario a lo que parecería deseable”, donde la competencia es utilizada para generar precios más bajo y mayor calidad, dijo Fleitas el jueves 31.

En el aspecto legal, tanto Fleitas como Soto remarcaron que los acuerdos de precios están penados por las leyes de defensa de la competencia. Sobre los acuerdos de precios, el contador de la consultora Cibils Soto explicó que pueden “limar” los IPC mensuales para “moderar” las expectativas inflacionarias “en un período acotado de tiempo”. “Por ahí se modera el incremento de IPC, entonces los diversos agentes tienen la sensación que la inflación se está moderando, y ahí se empieza a trabajar sobre las expectativas que es una parte relevante del proceso inflacionario”, dijo.

“Transpirar” la inflación

El economista Walter Stoeppelwerth, jefe del equipo que gestionará el Fondo Centenario de inversión en pesos, dijo en relación a Uruguay que “los procesos de desinflación no pasan en uno o dos años”, y que como tal enfrentan desvíos y shocks, como los actuales de alimentos y el petróleo, que en general son transitorios. “Es un proceso de mucha transpiración, de firmeza y compromiso de las autoridades”, dijo el miércoles durante el lanzamiento del fondo, en un evento en que entre otras autoridades estaba el presidente del Banco Central del Uruguay, Diego Labat.

Stoeppelwerth también habló sobre la reunión del Comité de Política Monetaria del BCU del jueves, en la que está previsto que el regulador suba las tasas de interés en 75 puntos básicos hasta 8%. “No significa que la tasa alta vaya a estar para siempre, porque hay que mostrar firmeza. Comunicar que tienen una reacción a lo que está pasando”, señaló. Desde su punto de vista la tasa podría subir hasta 100 puntos esta semana y esa sería una “reacción positiva”.

El especialista en inversiones destacó que en Uruguay “el nivel de actividad está muy fuerte” y ese crecimiento “le da al Banco Central un poco de alivio sobre la presión política de que si van a aumentar la tasa pueden matar la economía”. La economía uruguaya creció 4,4% del PIB en 2021, y 5,9% en el cuarto trimestre. El Ministerio de Economía y Finanzas espera para 2022 un crecimiento de 3,8% para 2022.

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