Bloomberg — El Acuerdo de París de 2015 estableció un objetivo de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5° Celsius como punto de encuentro para todas las naciones, y la diplomática costarricense Christiana Figueres fue una de sus principales artífices.
Con la publicación el lunes del más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se enfrenta al resultado cada vez más probable de que el umbral de temperatura que ella ayudó a establecer como exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sea superado en los próximos años.
“No tengo palabras para explicarlo. ‘Preocupante’ no es suficiente. Es un informe francamente aterrador”, dijo Figueres a Bloomberg Green unos días antes de la publicación oficial del informe, hablando con aparente familiaridad con sus conclusiones. “En realidad no se trata de megatones”, dijo, refiriéndose a los crecientes niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. “Se trata fundamentalmente del bienestar a largo plazo de toda la red de vida en este planeta”.
Figueres es fundadora del Grupo de Optimismo Global y coautora de El futuro que elegimos: Sobrevivir a la crisis climática. Sus comentarios sobre la evaluación climática del IPCC han sido editados y condensados para que sean más extensos y claros.
¿Qué significa este informe? ¿Dónde estamos ahora?
Es bastante previsible que el informe subraye, una vez más, que no estamos haciendo lo suficiente, ni en términos de escala ni de velocidad. Esta década sigue siendo la decisiva para tener la mitad de posibilidades de cerrar la brecha del calentamiento hasta donde debemos estar. Estamos lejos de estar por debajo de los 2º C, por no hablar de los 1,5º C, que ahora sabemos que es donde tenemos que estar para adaptar la naturaleza, los seres humanos y la economía. Más allá de eso, la adaptación quedaría en entredicho. Podría desencadenar el punto a partir del cual los ecosistemas simplemente se transformarán de forma irreversible.
¿Qué importancia tiene la guerra de Ucrania para la transición energética? Parece que hay un gran retroceso climático y una lucha por el carbón, pero al mismo tiempo una oportunidad real de acelerar el impulso de las energías renovables.
La forma en que pienso en la guerra es con la siguiente analogía. Digamos que tenemos un paciente al que se le ha diagnosticado un cáncer de pulmón que se está convirtiendo rápidamente en terminal, pero que todavía no lo es. Esa es la situación que tenemos en el planeta. Ahora descubrimos que uno de los principales vendedores del tabaco que ha provocado este cáncer está utilizando los ingresos que pagan los pacientes para cometer atrocidades contra otras personas. Así que ahora tenemos que elegir.
¿Qué hace el paciente? La primera opción: El paciente dice: “Voy a empezar a plantar tabaco en mi propio patio y a montar mi propio puesto de liado en casa”. Bueno, eso tiene la ventaja de que hay menos ingresos [que van al vendedor].
Así que si ahora excavamos en busca de más petróleo y más gas, y aumentamos las plantas de carbón completamente obsoletas, eso tiene la ventaja de que empezamos a privar a los acosadores de sus ingresos. Así que eso es definitivamente algo bueno. Sin embargo, no hace absolutamente nada por la salud del paciente, ni por la salud del planeta.
Está muy claro que no podemos seguir dependiendo para nuestra energía, que es la base de la economía mundial, de regímenes completamente irresponsables y completamente imprevisibles. Pero si, además, (añadimos) el cambio climático, ahora tenemos una situación de doble golpe.
El objetivo del Acuerdo de París está ahora en tensión. ¿De qué vamos a hablar dentro de dos años?
No es la narrativa de París la que está en tensión. Es nuestra incapacidad para estar a la altura de las expectativas de París. El Acuerdo de París se mantiene. De hecho, cada vez es más sólido porque no teníamos la certeza en torno al 1,5 en 2015.
Me faltan palabras para esto. Es más que inmoral. Es suicida. Lo que es suicida es nuestra incapacidad para tomar las decisiones y poner en marcha los cambios de comportamiento que perfectamente podemos lograr para alinear nuestro planeta con el Acuerdo de París. Ese es el problema. No hay nada nuevo que algún informe pueda decirnos sobre lo que deberíamos hacer. La brecha que identificamos hace años no se está cerrando; de hecho, se está ampliando. Esa es la noticia. Es trágico.
Esta es mi parte optimista. Este informe nos recordará una vez más que el cáncer puede muy bien llegar a ser terminal, pero que aún no lo es. Es el “todavía” lo que me gustaría subrayar. Estamos ante el abismo, todavía tenemos la oportunidad de alejarnos del él.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.