San José — Costa Rica cerró la primera ronda de votaciones el domingo 6 con un abstencionismo de 40,29%; es decir, casi la mitad del padrón electoral no ejerció su derecho al sufragio.
Pese a que la oferta de candidatos presidenciales era amplia, 25 personas para ser exactos, un gran porcentaje de los costarricenses no se identificó con ninguna de las propuestas de gobernanza.
La alta oferta de candidatos y la poca afinidad con el proceso electoral trajo como consecuencia que Costa Rica se encaminara hacia una segunda ronda entre los dos candidatos que lideraron las votaciones.
Para el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), una segunda ronda electoral tiene un elevado costo económico y de logística. La entidad presupuestó ¢2.616,6 millones (unos US $4 millones) para este reproceso lo que equivale a es 0,0006% del PIB. Esta cifra responde a un presupuesto elaborado por la entidad pero el costo podría ser mayor o menor dependiendo de los eventos especiales del evento.
No obstante en un país donde el porcentaje de deuda pública es de 68,3% del Producto Interno Bruto, esta cifra cobra aún más importancia.
Abstencionismo aumenta
En los últimos 10 procesos electorales el abstencionismo relativa ha ido aumentando, de manera que durante la elección de 1986 el abstencionismo fue de tan solo 18,2% pero 36 años después la cifra es de un poco más del doble.
Los costarricenses están cada vez más alejados de las urnas, pero principalmente quienes viven cerca de las costas, pues de acuerdo con datos del TSE la provincia que presentó un mayor número de votantes ausente o con votos nulos fue Puntarenas con 50,89%, seguido por Limón con 49,29% y Guanacaste con 47,51%.
Todas las anteriores son provincias ubicadas en las costas de Costa Rica.
Costa Rica celebrará su segunda ronda electoral el 3 de abril donde los candidatos Rodrigo Chaves y José María Figueres se enfrentarán. Para esta segunda ocasión el resultado será definitivo.
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