La inflación puede afectar menos a los hogares más pobres: Banco Mundial

Según expertos del banco, aunque para muchas familias la inflación alta es un desafío, no lo es tanto para las que están debajo de la línea de pobreza, ¿por qué?

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Bogotá — La inflación alta no solo está siendo un fenómeno de Colombia, que ya alcanza niveles de 8% fuera del rango meta del Banco de la República (2% - 4%), sino que es algo que ha venido impactado a muchos países por la reactivación de la crisis del Covid-19, entre otras razones.

Aunque hay varias hipótesis de que la inflación golpea mucho más duro a los hogares de ingresos bajos y medios versus los ricos, expertos del Banco Mundial aseguran que “la inflación puede afectar menos a los hogares más pobres que viven por debajo de la línea de pobreza mundial”.

Antes de entrar en otros detalles vale mencionar que para el caso colombiano la inflación sí es más alta en los hogares pobres y de ingresos medios. Para poner un ejemplo, según el Dane, en febrero la inflación nacional llegó a 8,01%, mientras que la de los hogares pobres y vulnerables fue más alta (entre 9,66% y 9,71%), mientras tanto, la de la clase media fue de 8,21% y la de los de ingresos altos fue de 6,36%.

De acuerdo con los expertos del organismo multilateral, la inflación afectaría en menor medida a los hogares que están debajo de la línea de pobreza, es decir, a los más pobres porque estos “tienen ingresos salariales o activos mínimos y suelen depender de ingresos no monetarios, como la agricultura de subsistencia o el trueque, que pueden ser menos vulnerables a la inflación”.

No obstante, la inflación puede reducir los ingresos de los hogares más pobres en relación con los de los más ricos. Entre los mercados emergentes y las economías en desarrollo, el panorama es similar. “En Brasil, por ejemplo, el trabajo independiente y los ingresos por inversión representan una mayor proporción de los ingresos en los hogares de altos ingresos que en los de bajos y medianos. Sin embargo, los hogares más pobres también dependen de los ingresos no monetarios”.

En algunas economías emergentes y en desarrollo, “el alza de los precios de los alimentos tiene el potencial de beneficiar a un segmento considerable de los pobres”. En una economía en desarrollo promedio, más de la quinta parte de los hogares que se encuentran alrededor o por debajo de la línea de pobreza son vendedores netos de alimentos, por lo que el alza de los precios de los alimentos podría ser positiva para ellos. No obstante, la gran mayoría de los pobres de las economías en desarrollo siguen siendo compradores netos de alimentos, por lo que las escaladas de los precios de los alimentos tienden a aumentar la pobreza.

¿Qué recomienda el Banco Mundial?

Los expertos del organismo multilateral sugieren que se focalicen bien los subsidios, pues por ejemplo, “las subvenciones energéticas tienden a focalizarse en los hogares más ricos que en los más pobres y fomentan el exceso de consumo”.

Además, indican que los países deberían desistir de aplicar restricciones comerciales y prohibiciones a las exportaciones para proteger el suministro de alimentos interno.

“Políticas como estas que parecen apropiadas a nivel nacional suelen provocar terribles consecuencias mundiales. Durante la escalada de los precios de los alimentos en 2010-11, las restricciones comerciales amplificaron el alza de los precios mundiales y empujaron a millones de personas a la pobreza, aunque redujeron los aumentos de los precios internos”, agregan los analistas del banco.

En cambio, dicen, deberían ampliarse las políticas de bienestar social para proteger a los más pobres del alza de precios, como por ejemplo: redes de protección social específicas, como transferencias monetarias, alimentos y transferencias en especie, programas de alimentación escolar y de obras públicas.

“El cálculo de los índices de inflación para los diferentes grupos de ingreso proporciona información más adecuada sobre la inflación que experimentan realmente los pobres, y debería orientar el diseño de las redes de protección social”.

Además, sugieren que los Gobiernos mejoren el acceso a productos financieros que podrían proteger el valor real de los activos de las familias pobres frente a la inflación, pues al estimularse una mayor competencia en el sector financiero se ayudará a lograr ese resultado.