¿Dolarizar en Argentina? Los economistas que se oponen a la idea de Javier Milei

La propuesta del diputado libertario sumó numerosos rechazos de académicos y consultores. Incluso, la de un aliado político del propio legislador

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Buenos Aires — La semana pasada el diputado Javier Milei anunció que piensa postularse a la Presidencia de la Nación y, al mismo tiempo, aseguró que es necesario dolarizar la economía argentina. De esta forma, el legislador reavivó un debate siempre latente en el país, en particular tras la experiencia con la convertibilidad en la década de los ‘90.

No obstante, más allá de algunas voces que se expresaron a favor, la respuesta de economistas (consultores y académicos) fue mayoritariamente de rechazo. La mayoría de los consultados por Bloomberg Línea consideró que dolarizar podría traer alivio en el corto plazo, pero que no resolvería los desequilibrios monetarios y fiscales.

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Riesgo sistémico

El director ejecutivo de la consultora LCG, Guido Lorenzo, señaló que la idea de dolarizar tiene “varios problemas”.

“En primer lugar, el tipo de cambio de conversión sería muy alto dado que no tenemos reservas. En segundo lugar, una cuestión más de riesgo sistémico: si los bancos dan crédito como en cualquier economía, entonces uno no puede garantizar que por cada unidad monetaria exista un dólar que lo respalde”, indicó Lorenzo.

En tercer lugar, el economista destactó: “Es complejo quedarse sin dos instrumentos (política cambiaria y monetaria), que bien o mal en algunas circunstancias es útil tenerlas a disposición”.

Por último, Lorenzo consignó que hay un problema estructural: “Hoy el Estado desordena la economía y crece poco, eso lo compensa devaluando la moneda y abaratando lo que el Estado torna caro. Si el Estado hiciera bien las cosas no tendríamos por qué dolarizar”.

Alivio de corto plazo

El director de Ecolatina, Federico Moll, admitió que dolarizar “puede traer alivio de corto plazo, en algunas áreas particularmente complejas de nuestra economía, como la inflación por ejemplo”. No obstante, advirtió que ello sería “a costa de perder totalmente la capacidad de cambiar cuando la situación lo amerita”.

Moll consideró que una economía necesita ser “flexible, abaratarse en momentos complejos y apreciarse en otros”.

A modo de conclusión, detalló: “Ese nivel de rigidez no parece ser tan importante ahora que los problemas parecen ser tan graves, pero es condición necesaria para tener una economía funcional, capaz de crecer sostenidamente”.

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Problemas estructurales

Al igual que sus colegas, el director de Anker Latinoamérica Federico Furiase consideró que seguirían sin resolverse “problemas estructurales”.

No se solucionarían cuestiones asociadas al déficit fiscal, la competitividad y la productividad. Es un atajo que busca cortar el financiamiento monetario para anclar expectativas y cortar la inercia inflacionaria”, sintetizó.

Por otro lado, Furiase añadió que para lograr una dolarización exitosa, se necesita tener un colchón de reservas netas en el Banco Central, “para financiar la transición sin un overshooting del tipo de cambio”, y hoy esas reservas no están.

Por otro lado, la dolarización te deja expuesto a tener que hacer ajustes nominales (bajando salarios nominales) muy recesivos y deflacionarios cuando tenés que corregir desequilibrios externos ante algún shock y eso es muy difícil socialmente si no tenés asegurado el prestamista de ultima instancia como hoy sucede en las economías del euro”, advirtió.

Por último, Furiase diferenció: “Nuestros vecinos de América Latina, con problemas parecidos, indexación en Chile, hiper en Brasil, economía que ahorra en dólares como Perú lograron resolver el problema de la inflación sin ir al extremo de una dolarización. También es cierto que si no resolvemos los problemas de fondo (el deficit fiscal y la competitividad) la herramienta de la política monetaria pierde eficacia para anclar expectativas, como sucede en la actualidad”.

También aportó una mirada similar el economista de Empiria Juan Ignacio Paolicchi, al subrayar: “Hoy el principal problema que tenemos, origen principal de la inflación, es el déficit fiscal. Si no solucionás eso, la dolarización no te lo va a solucionar. Necesitamos un mayor nivel de independencia del BCRA que, en conjunto con la reducción del déficit (esto es condición necesaria), y así ir fortaleciendo gradualmente la demanda de pesos”.

La raíz del problema: el déficit

La discusión que abrió Milei también azuzó las aguas de la tuitósfera financiera. En ese contexto, Alejandro Kowalczuk, director asset management de Argenfunds sostuvo: “Con un déficit de 7% del PBI veo imposible dolarizar la economía. Y si como medida previa a la dolarización se propone el equilibrio fiscal (eliminando el financiamiento vía emisión) ¿para que dolarizar?”.

En una dirección similar se manifestó el economista y docente Luca Sartorio. “La propuesta de dolarizar se basa en creer que el problema de es su alta inflación. La inflación no es el problema: es un síntoma. El problema es la incapacidad política del Gobierno para equilibrar su gasto. La Argentina dolarizada tendrá otros síntomas, pero la misma crisis. Un corolario es que la calidad de la política monetaria es fundamental, pero no autosuficiente. No hay solución creativa que te permita gastar aquello que no recaudás. Ningún régimen monetario funciona ante la permanente insolvencia del Estado. No hay cuadratura del círculo”.

El caso de Ecuador

Una caso emblemático en la región es el de Ecuador, aunque los resultados de tal experiencia dieron lugar a diversas interpretaciones.

Alfredo Romano, docente de la Universidad Austral y autor del libro Dolarizar, destacó positivamente lo sucedido en el país sudamericano, al afirmar: “La dolarización destruye los populismos. Miremos la evolución del salario real de Ecuador en los últimos 20 años. 10 años gobernó el populismo y así todo creció mas que en Chile:70% versus 65%. Hay que dolarizar la Argentina”.

En contraposición con esta postura, el decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, Eduardo Levy Yeyati, postuló: “Dos países dolarizaron desde la caída de Bretton Woods en los ‘70. El Salvador, en tiempos normales, y Ecuador, en medio de una crisis cambiaria. Hace más de una década que ambos estudian cómo desdolarizar, sin éxito. El problema de quemar las naves es que a veces toca volver nadando”.

Por otro lado, Levy Yeyati, quien es el argentino más citado en el mundo en cuanto a teoría económica refiere, agregó: “Un punto trivial, a veces soslayado al hablar de la dolarización oficial, es el tipo de cambio al que se realizaría, sobre todo pensando que el BCRA debería guardar reservas (como en la convertibilidad o en El Salvador y Ecuador) para afrontar problemas de liquidez en los bancos. Si este fondo prudencial es de US$ 10000 millones, para comprar la base a la paridad oficial de $ 110, necesitaría US$ 43.000 millones de reservas netas (hoy tiene cero). Si, en cambio, consiguiera préstamos por US$ 15.000 millones para dolarizar, el tipo de cambio al que podría hacerlo sería superior a $ 700″.

Por fuera del debate twittero, Paolicchi señaló ante la consulta de este medio: “En Ecuador y El Salvador funcionó para bajar la inflación. Pero en el resto de los aspectos fue un desastre económico: no se alcanzó una senda de desarrollo económico virtuosa y estuvo muy atado al ciclo americano, agregando volatilidad al crecimiento económico. De hecho, hace 10 años que esos dos países buscan (sin éxito) cómo salir de la dolarización. De vuelta, hay un camino, implica hacer esfuerzos, pero es más sostenible en el tiempo que una dolarización”.

Qué se necesitaría

En tanto, el rector y fundador de la Universidad del CEMA, Carlos Rodríguez, expresó una postura intermedia en Twitter. Ya que consideró que la dolarización puede ser positiva, pero que requiere un paso indispensable. “La única forma de dolarizar la economía es convencer a la gente que saque los dólares blue de los colchones. Va a ser difícil. Pero vale la pena pensarla”, tuiteó.

Frente interno en el mundo libertario

A diferencia de Milei, el otro líder político de los espacios libertarios, es decir José Luis Espert, no está de acuerdo con que dejar al dólar como divisa principal pueda solucionar algo en este momento.

Si hablamos de eliminar, eliminemos la Argentina populista en vez de pensar en alquimias monetarias como dolarizar el peso”, disparó Espert.

No obstante, Espert concluyó: “La Argentina populista te va a hacer un híper algún día y ese día va a ser el momento de dolarizar”.

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