El oligarca ruso y dueño del Chelsea de Inglaterra, Roman Abramóvich y dos negociadores de paz ucranianos habrían experimentado síntomas de envenenamiento después de una reunión en Kiev, capital de Ucrania.
El presunto ataque contra la salud se habría dado a principios de marzo, pero no llegó a tener un desenlace fatal. Desde entonces ambas partes se han recuperado y, al parecer, las personas familiarizadas con el asunto culpan del ataque a los rusos de línea dura.
El hecho salió a la luz en un artículo periodístico publicado en Wall Street Journal (WSJ). La investigación estuvo a cargo de los periodistas Yaroslav Trofimov y Max Colchester.
“Después de la reunión en la capital ucraniana, Abramovich, que ha viajado entre Moscú, Lviv y otros lugares de negociación, así como al menos dos miembros de alto nivel del equipo ucraniano, desarrollaron síntomas que incluían ojos rojos, lagrimeo constante y doloroso y descamación de piel en sus caras y manos”, informa el WSJ.
Los expertos occidentales que investigaron el incidente aseguran que es difícil determinar si los síntomas fueron causados por un agente químico o biológico o por algún tipo de ataque de radiación electromagnética.
Abramovich y los miembros del equipo ucraniano que participaron en las conversaciones con Rusia y que resultaron afectados han mejorado desde entonces y sus vidas no corren peligro, según las fuentes citadas por medio estadounidense. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien se reunió recientemente con el dueño del Chelsea, no se ha visto afectado, según la oficina de la presidencia.
Antecedente
Uno de los casos más emblemáticos de supuesto envenenamiento que rodearon al círculo del líder ruso Valdimir Putin fue el de Alekséi Navalni, un abogado y político ruso, opositor al régimen.
El 20 de agosto de 2020, Navalni enfermó durante un vuelo de Tomsk a Moscú y fue hospitalizado de urgencia. La degradación de su estado en el avión fue repentina y violenta. Un video mostró a los miembros de la tripulación en el vuelo corriendo hacia él y a Navanli gritando de dolor.
Navalni solo había bebido té desde esa mañana y se sospechaba que algún tipo de sustancia había sido añadida a su bebida. El líder opositor quedó en coma. No obstante, el 22 de septiembre recibió el alta del hospital con buen pronóstico, aunque con incertidumbre, según el equipo médico, respecto a los efectos a largo plazo de su envenenamiento.