Por Matheus Mans para Mercado Bitcoin
São Paulo - La administradora de empresas brasileña Thayanne Oliveira empezó a adentrarse en el mundo de las criptomonedas hace dos años. La idea de la oriunda de Betim, en la región metropolitana de Belo Horizonte, sudeste de Brasil, era avanzar un poco más en sus inversiones, asignadas en el Tesouro Direito (Tesoro Directo), Certificado de Depósito Bancario (CDB), Letra de Crédito Inmobiliario (LCI) y Letra de Crédito Agroindustrial (LCA). Ha funcionado bien. “Poco a poco, se convirtió en mi principal inversión”, dice.
Sin embargo, hay algo diferente en el universo de las criptomonedas: el mercado no duerme. Los rendimientos cambian las 24 horas del día, los siete días de la semana, con variaciones hacia arriba y hacia abajo. Además, las criptomonedas son extremadamente dinámicas, con nuevos desarrollos que surgen todo el tiempo. En un abrir y cerrar de ojos, por ejemplo, se empezó a hablar del metaverso, de los tokens no fungibles (NFT), de las finanzas descentralizadas (De-Fi), entre otros.
De este modo, Thayanne no tardó en engancharse al mercado. “Solía mirar cómo iban mis inversiones 300 veces al día”, dice este administrador de 34 años. “Pero lo que más me angustió fue la cantidad de noticias. Empezaban a hablar de las finanzas descentralizadas y yo no podía dormir hasta saber qué era exactamente, cómo iba a afectar a cada una de las más de 20 monedas en las que invertía, cuándo me afectaría más. Se convirtió en una adicción de facto.
La situación se mantuvo así durante dos años, hasta que Thayanne, a principios de 2022, decidió cambiar. “Hice un detox digital (una desintoxicación digital) y cambié mi relación con el móvil, con el ordenador y con las inversiones”, cuenta. “Hoy, abro mi cartera dos veces al día. Sigo moviendo dinero, invirtiendo mucho, conociendo más divisas. Pero sé que este es un mercado complejo, dinámico y volátil. No se puede pensar en ello las 24 horas del día”.
El también brasileño Rubens Borges, psicólogo que estudia el comportamiento digital, recomienda algo similar a lo que hizo Thayanne. “A no ser que tu trabajo sea ser un inversor, como un day trader (traders intradiarios), es importante entender las inversiones como algo que puede cambiar, puede ser volátil y no necesita un seguimiento tan estrecho”, dice. “Invertir es sano e interesante, pero no puedes dejar que se convierta en la parte central de tu día a día y de tu vida”.
Atento a los cambios
Un caso similar al de Thayanne le ocurrió a Marcos Petruccio, un jubilado brasileño de 58 años que, tras una carrera como empresario en el negocio de las alfombras, decidió pasar sus días haciendo inversiones. “Hoy, lo que me hace brillar los ojos son las criptodivisas”, dice él, residente en Capivari, en el interior de la ciudad de São Paulo, en la región sureste de Brasil. “Me metí en esto animado por mis hijos, me gustó más que las acciones. Es dinámico, es divertido, es interesante y además da buenos ingresos”.
El dolor de cabeza, sin embargo, llegó cuando Petruccio empezó a embarcarse en otras áreas del mercado. “Simplemente no entendía los NFT, el metaverso, las finanzas descentralizadas. Estaba ansioso, frustrado. No podía entender cómo eso iba a mover mi cartera, si debía invertir en eso”, dice el jubilado. Rubens Borges dice que esto tiene nombre y apellido: la ansiedad digital, una de las principales preocupaciones del siglo XXI.
Las personas se ponen ansiosas por interactuar, por sentirse parte de algo y, en algunos casos, por entender y seguir todas las noticias de la red”, explica Borges. “No hay una solución inmediata para esto. Pero lo más importante es que reconozca que tiene ansiedad digital y que entienda qué es lo que le está afectando a sus emociones. ¿Qué está causando este estrés en el entorno digital? ¿Qué es lo que la angustia? Entonces, redúcelo y habla con profesionales”.
Petruccio hizo eso. Comprendió que está bien no entender algunas cosas en profundidad. Y hoy, vuelve a sentirse bien con sus inversiones. “Por ahora, no voy a entrar en eso del multiverso, los NFTs, nada de eso. Voy a seguir con las criptodivisas, con mis inversiones que me gustan y que hago”, dice. “Quién sabe, dentro de unos años podría entrar en esa historia. Pero ahora mismo, voy a seguir con lo que sé. Y está bien no saber el resto”.