Bloomberg — Los investigadores que examinan los restos del avión de China Eastern Airlines Corp. (CEA) que se estrelló contra una ladera hace dos días obtendrán las pruebas más concluyentes sobre las causas del accidente a partir de los dos registradores de vuelo, uno de los cuales ya ha sido recuperado de entre los destrozos.
Los dos dispositivos separados, normalmente denominados cajas negras aunque estén pintados de un color naranja distintivo para que sean más fáciles de ver, pueden almacenar grabaciones de audio de la cabina y datos sobre cientos de parámetros de vuelo (desde la velocidad y la altitud hasta la posición de los flaps y el rumbo) que ayudan a los investigadores a recrear los últimos momentos fatídicos antes de un accidente.
Aunque el avión en cuestión experimentó un descenso especialmente violento que provocó la destrucción total del avión y la presunta muerte de las 132 personas que iban a bordo, los dispositivos, del tamaño de una caja de zapatos grande, están diseñados para resistir incluso los peores impactos. También pueden funcionar cuando están sumergidos, emitiendo una señal ultrasónica.
La grabadora de voz de la cabina, o CVR por sus siglas en inglés, almacena las conversaciones entre los pilotos, sus comunicaciones con el personal de control en tierra y los sonidos ambientales, como el ruido del motor o los sonidos de la cabina. El dispositivo suele almacenar sólo las dos últimas horas de conversación, proporcionando un conjunto de datos más reducido que la segunda caja: el registrador de datos de vuelo, o FDR por sus siglas en inglés. No contiene grabaciones de sonido, pero almacena los principales parámetros de al menos 25 horas de vuelo, lo que permite una lectura más técnica del rendimiento del avión.
Resistencia al fuego
El análisis de las cajas es clave para descubrir por qué el avión 737-800NG de Boeing Co. (BA) se precipitó fuera del cielo a una velocidad cercana a la del sonido antes de estrellarse contra una ladera. Los pilotos no respondieron a las llamadas de los controladores aéreos después de que el avión cayera en picado, según las autoridades.
Algunos datos de las aeronaves se transmiten por satélite, por lo que, incluso sin las grabadoras, los investigadores saben que el vuelo 5735, que iba de Kunming a Guangzhou, viajaba a una altitud de unos 29.000 pies (8.839,2 metros) cuando inició un descenso repentino. El avión iba a una velocidad de crucero de unas 595 millas (957,56 kilómetros) por hora antes del descenso, según los datos transmitidos por el avión y captados por Flightradar24.
Pero las grabadoras tendrán mucha más información para ayudar a los investigadores a entender qué causó el accidente. Algunos expertos en aviación han dicho que los dispositivos podrían estar muy dañados dado el impacto. De hecho, la unidad recuperada está muy aplastada, informó la agencia de noticias Xinhua, citando a funcionarios en una reunión informativa. No se dijo cuál de los dos dispositivos se encontró.
Los dos dispositivos, construidos como contenedores fortificados que pueden soportar un calor intenso durante al menos 30 minutos, comienzan a grabar cuando los pilotos encienden el primer motor y permanecen activos hasta después de que el avión se haya detenido por completo.
Suelen alojarse cerca de la cola del avión porque esa parte de la estructura se considera la sección más resistente de un avión. Aunque las grabadoras emiten una señal submarina que recorre 3 kilómetros, las baterías sólo duran un mes, lo que da a los equipos de salvamento una oportunidad limitada de encontrarlas cuando están sumergidas.
Búsquedas prolongadas
Las cajas negras se introdujeron en los aviones comerciales en la década de 1950 para ayudar a investigar los accidentes. Los primeros dispositivos sólo proporcionaban información limitada y eran mucho menos resistentes a los golpes que las versiones modernas, que utilizan dispositivos de memoria de estado sólido para registrar los datos en lugar de los carretes de cinta magnética utilizados en las versiones antiguas.
En ocasiones, las cajas negras se han recuperado mucho después de un accidente. Una de ellas, procedente de un Boeing 747 de South African Airways que se estrelló en el océano Índico en 1987, fue encontrada un año después por un minisubmarino teledirigido a una profundidad de 13.200 pies, la operación de salvamento más profunda realizada hasta entonces.
En 1991, un minisubmarino recuperó una grabadora de un avión que volaba de Italia continental a Sicilia y que se estrelló en el mar Mediterráneo en 1980, causando la muerte de 81 personas. El mismo submarino se utilizó en la investigación del accidente del Air France 447 en 2009, una misión que duró varios años antes de que se descubrieran finalmente los restos y las cajas en el fondo del Atlántico.
En ese caso, los investigadores pudieron concluir que lecturas de velocidad defectuosas habían confundido a la tripulación de la cabina, que puso por error al Airbus A330 en una pérdida de la que no pudieron recuperarse.
Cuando el vuelo 9525 de Germanwings cayó en el sur de Francia en 2015, las grabaciones de voz ayudaron a determinar que el copiloto había estrellado deliberadamente el Airbus A320 contra la ladera de una montaña después de bloquear al capitán fuera de la cabina.
No encontrar las cajas puede complicar enormemente el trabajo de los investigadores. En el caso del vuelo 370 de Malaysia Airlines en 2014, lo que causó la desaparición y el accidente de ellos Boeing 777-200 que transportaba 239 personas sigue siendo el mayor misterio en la historia de la aviación. El avión desapareció en ruta de Kuala Lumpur a Pekín, a los 40 minutos de vuelo. Después de tres años, se abandonó la búsqueda del avión.
Algunos restos aparecieron en las costas a miles de kilómetros de distancia, pero los registradores de vuelo siguieron siendo difíciles de encontrar.
Este artículo fue traducido por Andrea González