Bloomberg — El avión de China Eastern Airlines Corp. (CEA) que cayó en picada el lunes viajaba a una velocidad cercana a la del sonido momentos antes de estrellarse contra una ladera, según una revisión de Bloomberg News de los datos de la pista de vuelo.
Un impacto de esa dimensión complicaría la tarea de los investigadores porque podría borrar la evidencia y, en casos raros, dañar las grabadoras de datos y voz de un avión que están diseñadas para soportar la mayoría de los accidentes.
El 737-800 de Boeing Co. surcaba el aire a más de 966 kilómetros por hora (kph) y, en un momento, pudo haber superado los 1.126 kph, según datos de Flightradar24, un sitio web que rastrea aviones.
“Datos preliminares indican que estaba cerca de la velocidad del sonido”, dijo Juan Hansman, un profesor de astronáutica y aeronáutica del Instituto de Tecnología de Massachusetts que revisó el cálculo de Bloomberg de la velocidad del avión. “Estaba bajando en picada”.
Al nivel del mar, el sonido viaja a 1.235 kph, pero disminuye con la altitud a medida que baja la temperatura del aire.
El vuelo 5735 volaba a Guangzhou desde Kunming con 132 personas a bordo a una altitud de unos 29.000 pies cuando comenzó un descenso repentino, según los datos transmitidos por el avión y capturados por Flightradar24. El avión de pasajeros navegaba a unos 957 kph antes de la inmersión.
La revisión preliminar de la velocidad del avión tuvo en cuenta su velocidad horizontal sobre el suelo, así como la rapidez con la que descendía.
Los datos de velocidad son consistentes con los videos que parecen mostrar al jet sumergiéndose en un ángulo pronunciado en los momentos previos al impacto e indican que probablemente golpeó el suelo con una gran fuerza.
“Fue un choque de energía extremadamente alta”, dijo Bob Mann, presidente de la consultora RW Mann & Co., quien no participó en el análisis de velocidad. “Parece que literalmente se evaporó en un cráter. ¿Sobreviven la grabadora de datos de vuelo o la grabadora de voz de la cabina o la grabadora de acceso rápido? Simplemente no sé la respuesta”.
-Con la colaboración de Mary Schlangenstein.