ESG: la ironía de ser una empresa contaminante con acciones verdes

Las empresas que por sí mismas generan altos niveles de contaminación tienen un espacio para reivindicarse

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Ciudad de México — En el 2014, México reportó uno de los peores desastres ecológicos en el norte del país. La mina de Buenavista del Cobre, vertió cerca de 40 millones de litros de sulfato de cobre en los ríos de Bacanuchi y Sonora, equivalente a cerca de 12 albercas olímpicas.

La mina era utilizada por Grupo México (GMEXICOB), el conglomerado del empresario Germán Larrea que integra negocios de minería, transporte e infraestructura.

La actividad minera representa una práctica altamente contaminante de agua por la alta demanda del liquido que lleva a generar escasez en la población donde se ubique el sitio, sumado a contaminación de materiales como plomo, mercurio o cobre. También puede llegar a generar grandes cantidades de material tóxico, gases contaminantes y la degradación del suelo.

Pese a las prácticas que realiza, Grupo México se une a la lista de empresas en presentar, desde hace 15 años, un Informe de Desarrollo Sustentable.

“No importa tanto qué tan contaminante sea una empresa, siempre que sus acciones vayan encaminadas a dejar de serlo”, dijo el vicepresidente y co-director de Inversiones en Franklin Templeton México, Luis Gonzali.

La tendencia por adquirir instrumentos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) está aumentando. Bajo la premisa de un inversionista más consciente, las empresas aprovechan los bajos niveles de tasas de interés para solicitar financiamiento y poder adquirir una etiqueta que lo distinga sobre las demás.

El término ESG considera las acciones presentes pensando en el futuro. Para ello, considerará tres pilares fundamentales: la protección al medio ambiente, el desarrollo social y las prácticas de gobernanza.

Ser una empresa preocupada por el medio ambiente no sólo realizará la emisión de bonos temáticos, también podrá aportar su grano de arena a través de ser sostenible.

La consigna es mejorar el medio ambiente y/o contar con oportunidades laborales de inclusión. Los inversionistas han optado por invertir en empresas o instrumentos que consideren el concepto ESG.

“Los inversionistas están viendo qué estrategias tienen las empresas a corto, mediano y largo plazo respecto a reducción de huella de carbono, reducción de emisiones, todo lo que tiene que ver con desperdicio de agua”, mencionó la analista bursátil en Ve por Más, Alejandra Vargas.

No es necesario que las empresas cumplan con las tres letras. Puede tener proyectos o inversiones relacionadas con el medio ambiente o desarrollo social o de gobierno corporativo, pero tendrá el distintivo ESG.

Pero ¿qué pasa cuando la empresa por sí misma es un contaminante?

Las prácticas que se pudieron tener en el pasado dejan de existir y dan paso a la preocupación sobre el futuro.

Al cierre del 2020, Grupo México reportó una inversión de 463 millones de dólares, que representaron cerca del 0,01% del total de sus ingresos de ese año; que se destinaron a temas de seguridad y salud ocupacional, medio ambiente, desarrollo comunitario y fundación GM y Donativos. La cifra representó una contracción de 9,21% con respecto al monto invertido en el 2019.

Un analista que pidió el anonimato mencionó que este tipo de empresas relacionadas con sectores altamente contaminantes buscan, bajo la cobertura ESG, someterse a distintos parámetros que las mantengan como empresas bajo las mejores prácticas ambientales, pero dentro de sus parámetros de contaminación.

Grupo México forma parte del Índice de Sustentabilidad del Dow Jones. De acuerdo con las métricas del índice, se excluirán empresas consideradas como no sustentables, como fabricantes de armas, juegos, material para adultos, bebidas alcohólicas o compañías de energía nuclear.

Este índice está compuesto entre otros sectores como por empresas de tecnologías de la información ( 25,7%), cuidado de la salud (23,7% ) e instituciones financieras (11,8%).

Empresas como Grupo México se encuentran en un segmento diferente, de acuerdo con la directora de HR Sustainable Impact, Luisa Adame. Dijo que las evaluaciones son dinámicas y destacan diferentes niveles que van de uno a cinco.

“Normalmente las evaluaciones ESG no son binarias, tienen niveles distintos”, dijo a Bloomberg Línea.

Respecto a los niveles de contaminación mencionó que es una conversación que se mantiene incluso en foros donde se destaca la importancia del sector para las energías limpias.

“Es un tema que se platica mucho porque de cierta manera se necesita materia prima para poder crear productos que limiten el cambio climático por ejemplo hacer paneles solares o parques eólicos también se necesitan esos minerales”.

Mencionó que existen bonos de transición, esto es que son empresas que contaminan, pero están financiando proyectos con menos contaminantes o aporta a que la entidad comience a ser sustentable.

Otras empresas mexicanas que forman parte del índice son Coca-Cola Femsa (FEMSAUBD), Kimberly Clark de México (KIMBERA) y Grupo Televisa (TLEVICPO).

De este grupo de empresas, Femsa emitió el primer bono ligado a la sustentabilidad el año pasado. La colocación tiene como objetivo la utilización de 1,36 litros en 2024 y 1,26 litros en 2026.

Al respecto, el director de análisis económico en Black Wallstreet Capital, Amín Vera, mencionó que pertenecer al círculo ESG es contar con un trámite que beneficia a la empresa por obtener un financiamiento más barato comparado con los tradicionales.

“La empresa accede a financiamiento y obtiene tasas preferenciales al colocar deuda como Femsa que acaba de sacar un bono ligado a la sustentabilidad. El único que no gana es el inversionista más que la idea de que su dinero está puesto en causas que valen la pena”.

En el caso de la embotelladora mexicana, Femsa, la deuda con el medio ambiente se centra en el excesivo uso de agua que ha registrado. La planta de Coca-Cola que se encuentra en San Cristobal, en Chiapas, se calcula consume diario un millón 600.000 litros de agua en la entidad.

Lo anterior ha limitado el consumo del líquido para los propios habitantes, de escuelas y de centros de salud, de acuerdo con una consigna realizada por un grupo de pobladores llevada a cabo en el 2020.

“Si el financiamiento solicitado es para proyectos pensados para disminuir su huella de carbono, entonces podría ser etiquetado ESG sin problema”, dijo Luis Gonzali.

Cemex (CEMEXCPO), una compañía mexicana con operaciones a nivel global, es otra más preocupada por el impacto climático. Sin embargo, las propias actividades de una empresa cementera se concentran en las emisiones de CO2.

La compañía ha desarrollado tecnología para poder disminuir el impacto ecológico; además de crear materiales que, refieren, ayudan a disminuir las cantidades de emisiones totales de CO2.

“La industria está consciente de que son uno de los mayores contaminantes, es por eso que hace años han estado buscando la forma de reducir las emisiones y de crear tecnología que les pueda ayudar”, dijo la analista de Ve por Más.

Recordó que Cemex lanzó este año un nuevo cemento conocido como clínker, producido con energía solar. El objetivo de la compañía mexicana es ofrecer concreto con cero emisiones netas de CO2 para el 2050.

“Los inversionistas están interesados en las metas que tienen, qué tan retadoras son y los plazos que presentan (…) además de dar un update de cómo han bajado sus emisiones o cómo han ido evolucionando”.

El panorama para los bonos temáticos luce positivo. Se estima que en el corto plazo, el porcentaje de emisiones de este tipo de colocaciones aumente incluso llegue a representar el 50% del total de las emisiones.

“Los bonos temáticos han tenido mucha popularidad y creo que estas emisiones van a representar hasta la mitad de las emisiones en el 2025″, dijo Luisa Adame.

Al cierre del 2021 la emisión de bonos temáticos en la Bolsa Mexicana representó el 33% del total de colocaciones, de los cuales el 53% fueron sustentables, 30% verdes, 13% vinculados a la sostenibilidad y 5% sociales.

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