Lima — El Perú no se salva del movimiento y las malas noticias: esta vez, la agencia clasificadora S&P Ratings rebajó la calificación de la deuda en moneda extranjera a largo plazo de Perú a BBB, la segunda calificación más baja de grado de inversión, desde BBB+.
En octubre del 2021 S&P Global Ratings revisó la perspectiva de las calificaciones soberanas de largo plazo de Perú a negativa de estable; una advertencia de lo que se podía venir para el soberano en términos de clasificación.
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Ahora la perspectiva de Perú pasó a estable desde negativa para S&P, según confirmó la clasificadora en un comunicado este viernes.
“El persistente choque político en Perú está socavando los esfuerzos por mantener una sólida confianza de los inversores y limitando las perspectivas de crecimiento”, señaló S&P.
La perspectiva estable incorpora la expectativa de S&P de un ajuste fiscal continuo del Perú que mantenga la carga de la deuda neta del gobierno general por debajo del 30% del PBI durante los próximos dos o tres años.
Como se recuerda, en el segundo semestre del 2021 otras agencias crediticias tomaron acción sobre el Perú ante la incertidumbre política y el deterioro institucional que el país ha vivido en los últimos años: primero llegó Moody’s, que pasó su calificación para la deuda peruana en moneda extranjera a Baa1 con perspectiva estable.
Por otro lado la clasificación de la deuda externa a largo plazo de Fitch se encuentra en BBB, la segunda calificación más baja de grado de inversión, con perspectiva estable. Además, esta semana Fitch alertó sobre la presión que la volatilidad política en Perú generaba para el rating otorgado por la firma.
Además de la acción de rebaja del rating para la deuda en moneda extranjera, S&P ha anunciado que también rebajó la calificación de largo plazo en moneda local de Perú a ‘BBB+’ de ‘A-’. Al mismo tiempo, la agencia firmó sus calificaciones soberanas de corto plazo en moneda extranjera y local en ‘A-2′ a corto plazo en moneda extranjera y local.
EL DOWNGRADE EN PERSPECTIVA: ¿QUÉ DICE S&P SOBRE PERÚ?
En resumen, S&P alerta en su informe sobre la crisis política peruana que viene generando incertidumbre en el país de cara a los inversionistas locales y extranjeros, aunque también aborda el impacto del retiro de pensiones y la dependencia de la financiación externa que ha llevado a una composición más vulnerable de la deuda peruana.
“Nuestras calificaciones de crédito soberano para Perú se basan en sus limitados desequilibrios fiscales y externos y una carga de la deuda aún baja, aunque mayor que de la pandemia y con una composición más vulnerable. (...) Además, nuestra evaluación institucional se ha visto mermada por un prolongado periodo de inestabilidad política debido a las continuas tensiones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo”, remarcó la agencia, tras indicar que esa inestabilidad política ha reducido la capacidad de aplicar políticas oportunas para sostener el crecimiento a medio plazo.
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S&P Ratings opina, también, que dicha tensión pesa sobre la confianza de los inversores, lo que lleva a un crecimiento económico más moderado para el país andino.
Por otro lado, La perspectiva estable prevé, además de una menor carga de la deuda externa, que la flexibilidad monetaria y una fuerte posición externa del Perú se mantengan favorables para los exportadores de metales como el cobre, zinc, entre otros de los que se explotan en el Perú.
Pero en un escenario negativo S&P podría bajar las calificaciones peruanas en los próximos dos años si observa un empeoramiento de los resultados fiscales del país y y de las métricas de la deuda “debido a las presiones de gasto”; o si se da un crecimiento económico para el Perú menor de lo esperado por las presiones que se mantendrían sobre la economía, de mantenerse el caos en el sistema político o ante acontecimientos externos negativos.
En un escenario alcista, S&P Ratings destacó que podría elevar las calificaciones en los próximos dos años si la formulación de políticas estables y predecibles y la gestión económica eficaz sostienen un cambio en la confianza de los inversores y mejoran materialmente las perspectivas de crecimiento de Perú, acompañadas de una composición de la deuda menos vulnerable.
PERÚ EN LO INSTITUCIONAL Y POLÍTICO: ¿QUÉ ESTÁ AFECTANDO AL PAÍS?
S&P Ratings resaltó en su análisis que Perú se encuentra desde hace varios años en un estancamiento político entre los poderes Ejecutivo y Legislativo; en donde las autoridades constantemente chocan y se dificulta el avance o progreso institucional de la nación andina.
“Durante el período presidencial 2016-2021 hubo cuatro presidentes y el Congreso se disolvió una vez. El presidente Pedro Castillo, elegido con el 18,9% en la primera vuelta y el 50,1% en la segunda, sólo cuenta con 37 legisladores de su partido de un total de 130 en un Congreso fragmentado. Estas tensiones preceden a la actual administración, pero han seguido con frecuentes cambios en el gabinete en menos de un año de mandato”, describió la firma.
En esa línea, S&P consideró que la previsibilidad en la elaboración de políticas en el país podría verse limitada por esta volatilidad y dar menos visibilidad al plan del gobierno. “Esto creemos que seguirá erosionando la confianza de las empresas y supondrá un coste de oportunidad para el crecimiento económico y las condiciones sociales de Perú”, indicó la agencia calificadora.
“No esperamos un cambio radical en las políticas, y la administración ha señalado la intención de mantener una amplia continuidad en la política macroeconómica, mientras que también esperamos que la gestión fiscal siga siendo prudente”.
CRECIMIENTO ECONÓMICO DE PERÚ
En su informe S&P destaca que aunque el crecimiento sostenido del PBI de Perú contribuyó a reducir la pobreza de forma significativa en los últimos 20 años, la pandemia revirtió parcialmente estos “impresionantes avances“ y exacerbó el descontento con los partidos y líderes políticos establecidos.
“A pesar del buen crecimiento de Perú, el ingreso per cápita de Perú sigue siendo bajo en comparación con la de sus pares regionales y similares”, anotó S&P en su análisis.
En esa línea, la agencia espera que el PBI per cápita en Perú aumente a US$6.700 en 2022, en comparación con los US$16.400 de Chile, los US$10.300 de México y los US$7.700 de Brasil.
De otro lado S&P pronosticó que la economía peruana crecerá 2,5% en el 2022, luego del crecimiento que alcanzó el país en el 2021 de 13,3%. “Esperamos que, si bien los costos de financiamiento probablemente aumenten a la luz de una mayor inflación, los altos precios de los metales seguirán siendo un factor externo favorable para Perú, contribuyendo al crecimiento”, acotó la entidad.
La agencia también prevé un aumento de la producción minera peruana tras la finalización de proyectos de inversión clave en 2021 y 2022. Por otro lado, consideró que la incertidumbre política limitará los planes de planes de inversión privados mientras que siguen existiendo cuellos de botella para ejecutar el gasto público.
“Esperamos que el consumo siga siendo moderado en medio de una elevada inflación y una recuperación sólo parcial de los salarios debido a una calidad del empleo inferior a la de antes de la pandemia y la persistencia de una elevada informalidad (con un 78% de la población activa en 2021), mientras que los ingresos no laborales procedentes de los retiros de pensiones y las transferencias del gobierno se disipan”, resaltó S&P.
Hacia el 2023, 2024 y 2025 S&P prevé un crecimiento medio del 3,2% para el Perú y un PBI per cápita de US$7.400 en el 2025. La agencia apuntó que las inversiones han sido más lentas desde el 2013 (excluyendo los años 2020 y 2021, impactados inusualmente por la pandemia del Covid-19); coincidiendo con el fin de los altos precios de las materias primas y en parte con el período de mayor tensión entre el Gobierno y el Congreso de la República.
Para este más lento crecimiento de los últimos años fueron claves, también, los recurrentes procedimientos de destitución o vacancia presidencial contra los diversos mandatarios peruanos -que continúan a la fecha- y los cambios de liderazgo en el Ejecutivo en los últimos años. “La inversión se redujo hasta cerca del 21% en 2019 desde un máximo del 25,6% del PBI en 2013″, anotó S&P.
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