Bloomberg Línea — El dinero que ganan los latinoamericanos cada vez alcanza para menos, a medida que la inflación continúa siendo uno de los principales riesgos económicos al inicio de 2022, tras el nuevo golpe asestado por la crisis logística en el comercio internacional y el encarecimiento de los alimentos. Ahora, luego del impulso récord que alcanzó el petróleo, los consumidores suman un nuevo dolor de cabeza: el precio de la gasolina.
Desde Argentina hasta México, los gobiernos de la región intentan controlar el impacto que significó que el barril del petróleo se vendiera a altos precios que no se alcanzaban hace 13 años y, a pesar de que en los últimos días la presión ha cedido un poco, cálculos como los que realiza el banco estadounidense Goldman Sachs (GS) pronostican que el problema seguirá afectando las cuentas de los hogares latinoamericanos.
Un alza del combustible tiene un efecto dominó en toda la economía, pues impacta a segmentos que van desde el transporte aéreo hasta el sector de carga, por lo que los gobiernos han vuelto su lucha contra los incrementos una de sus prioridades.
Pero no la tendrán fácil, pues sumado a la guerra entre Rusia y Ucrania, que avivó los temores de que el suministro del tercer productor de petróleo se viera afectado, el mundo ya era víctima de un escenario en el que el crudo llegaba a un ritmo más lento del que necesitaban las economías, en plena reactivación tras el golpe de la pandemia de Covid-19.
Según Goldman, con este escenario, se ha dado “el mayor impacto de los productos básicos desde 1973″, por lo que su equipo de commodities ahora espera que el petróleo finalice 2022 en un precio de US$135 por barril y se estabilice sobre los US$115 el próximo año.
La gasolina, cada vez más cara
Por eso no es extraño que cuando los ciudadanos de América Latina llegan con sus vehículos a las estaciones de gasolina, el impacto sobre su billetera sea cada vez más fuerte. Por ejemplo, en Argentina, desde el lunes pasado, se aplicó un incremento de un 9,5% en promedio a sus combustibles básicos y de un 11,5% promedio en los premium.
La petrolera estatal YPF (YPF) explicó que la decisión se tomó porque “los precios internacionales del petróleo se incrementaron significativamente durante las últimas semanas”, incluso un 50% por encima de los precios de inicios de febrero. Shell también siguió los mismos pasos y aumentó el costo de sus combustibles en un 10,5% promedio. YPF, junto a Axion y Shell, tienen la mayor porción del mercado local en ese país.
En Uruguay, el Gobierno aumentó los precios para marzo por segundo mes consecutivo y aplicó un alza de un 2%, a pesar de que un comité asesor no vinculante sugirió que el incremento debería ser entre un 5% y un 8%.
“Sabemos que a la ciudadanía no le gusta, y que posiblemente políticamente no sea lo más efectista, pero es lo más responsable. Seguimos afiliados a la línea de administración responsable de las empresas públicas tomando en cuenta que no queremos que sean foco de recaudación”, dijo el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini en una rueda de prensa.
Ecuador no ha sido ajeno a estas decisiones y para este mes la gasolina Súper o Premium se venderá en US$3,98 por galón o incluso más, pues las empresas privadas tienen libertad para determinar un valor más alto. Este incremento es un es US$0,30 mayor al del mes pasado, cuando se ubicó en US$3,68, lo que representa un aumento de un 8%.
El golpe también ha afectado a Brasil, la economía más grande de la región, en donde la decisión de subir el precio se ha convertido hasta en una batalla política entre la petrolera estatal Petrobras (PTR4) y el gobierno de Jair Bolsonaro. La compañía elevó los costos la semana pasada en hasta un 25% para el precio del diésel y un 19% en el de la gasolina.
Tanto Bolsonaro como su principal opositor hacia la reelección, Luiz Inácio Lula da Silva, han criticado a la empresa estatal por trasladar los precios internacionales a los combustibles.
Subsidios para evitar el impacto
Pero, hay otros gobiernos que han usado los subsidios para evitar un incremento, a pesar de la amenaza que esto significa para su equilibrio fiscal. Es el caso de Colombia, que decidió no aumentar el precio de los combustibles para marzo.
El Gobierno colombiano subsidia la gasolina a través de un fondo de estabilización de precios, sin embargo, este tiene un déficit tal que el año pasado prácticamente equivalía a lo mismo que le deja a la Nación los dividendos que entrega anualmente la petrolera Ecopetrol (ECOPETL).
“En Colombia hay tres precios diferentes: está el diésel, que se usa para el transporte de carga; el precio de motor corriente, que es lo que utilizan la mayoría de los colombianos para transportarse; y está en tercer lugar la gasolina extra. Los dos primeros están protegidos a través del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles que, parte de su mandato, es que no se traslade la volatilidad de los precios internacionales del crudo al consumidor final”, explicó el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa.
Sin embargo esto, según cálculos de Corficolombiana, una corporación financiera del Grupo Aval, ha generado un hueco tan grande como el dinero que se podría recaudar con una reforma fiscal.
Algo similar sucede en México, en donde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sacado pecho del uso de estímulos fiscales para evitar un mayor alza en los precios de la gasolina y el diésel. “Si no cuidamos la inflación, aunque aumentemos el salario, la inflación acaba con todo, la carestía de la vida. Si mantenemos este precio de gasolina, de diésel, controlamos la inflación”, dijo el mandatario en una rueda de prensa.
México podría perder más de MXN$200.000 millones (US$9.580 millones) de recaudación al cierre de 2022 debido a estos subsidios, de acuerdo con dos expertos en finanzas públicas consultados por Bloomberg Línea.
En Chile, la semana pasada, el entonces ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, anunció que se modificaría el mecanismo de estabilización de precio de los combustibles para amortiguar el alza en la gasolina.
En el caso particular de Venezuela, hay 100 las estaciones de servicio que dejaron de suministrar gasolina subsidiada y ahora la ofrecerán a precio internacional. El precio actual en dólares es de 0,50 centavos por litro, mientras que Reinaldo Quintero, presidente de la Cámara Petrolera de Venezuela, sugirió un nuevo precio situado en US$0,75 el litro, según dijo a Bloomberg Línea, por considerar que el subsidio había ido desapareciendo en los últimos meses y la dolarización ha sido de facto.
El golpe se siente en Centroamérica
El centro del continente no ha sido ajeno a ninguna de estas medidas: Guatemala aprobó esta semana un subsidio para evitar que el precio de la gasolina siga presionando la inflación. El Congreso de ese país avaló la propuesta del Gobierno de subvencionar el galón de diésel y el de la gasolina regular, por lo que se deberá ampliar el Presupuesto General presentado para este año.
El subsecretario de Energía de Honduras, Tomás Rodríguez, anunció que el subsidio lo comenzarían a aplicar a partir del 15 de marzo. “La ciudadanía debe estar pendiente de la campaña de ahorro de combustible que establecerá el gobierno y que ya está diseñado”, agregó el funcionario.
Esta semana, El Salvador eliminó dos impuestos a la gasolina para controlar la inflación, que se trasladarán en una reducción de US$0,28 por galón de gasolina y US$0,10 para el diésel.
La legislación estará vigente durante tres meses, con carácter prorrogable, pues busca responder al aumento de la inflación en el país. Algo parecido sucedió en República Dominicana, donde el Gobierno puso en marcha un plan para subsidiar los combustibles y frenar los aumentos en los precios.
En Panamá, subirá el costo de la gasolina a partir del 25 de marzo y, por ahora, no se contempla congelarlo, según dijo Jorge Rivera, secretario de Energía, a medios locales.
Le puede interesar:
Por la guerra, Goldman y el FMI son más pesimistas sobre el crecimiento de LatAm
Gobierno de México libera a las gasolinas del IEPS: activa nuevo estímulo fiscal
Hueco del fondo que subsidia gasolina en el país es del tamaño de una tributaria