Rusia se precipita hacia un impago de pesadilla de US$150.000 millones

Un acontecimiento de este tipo reviviría los recuerdos de crisis anteriores, como la del país en 1998, cuando dejó de pagar parte de la deuda denominada en rublos, y la de Argentina tres años después

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Bloomberg — La economía rusa se está resquebrajando: su moneda se ha hundido y su deuda es considerada como basura. Lo que se avecina es un posible impago que podría costar miles de millones a los inversores y dejar al país fuera de la mayoría de los mercados de financiación.

Las luces de alarma parpadean mientras el gobierno se dispone a iniciar el proceso de pago de US$117 millones en intereses de bonos en dólares estadounidenses el miércoles, un momento clave para los tenedores de deuda que ya han visto desplomarse el valor de sus inversiones desde que Rusia invadió Ucrania el mes pasado.

El gobierno dice que se pagará toda la deuda, aunque lo hará en rublos mientras las sanciones, impuestas a causa de la guerra, no permitan la liquidación en dólares. La falta de pago, o el pago en moneda local en lugar de dólares, pondría en marcha el reloj de una posible oleada de impagos de unos US$150.000 millones de deuda en moneda extranjera, tanto del gobierno como de empresas rusas como Gazprom (GAZP), Lukoil y Sberbank.

Un acontecimiento de este tipo revivirá los recuerdos de crisis anteriores, como la de Rusia en 1998, cuando dejó de pagar parte de la deuda denominada en rublos, y la de Argentina tres años después.

Las señales de los daños financieros que se avecinan se están haciendo evidentes en muchos de los mayores gestores de dinero del mundo, como BlackRock Inc. (BLK) y Pacific Investment Management Co. Pero no es probable que se limiten a estos fondos gigantes. Dado que gran parte de la deuda rusa fue calificada como de grado de inversión hace apenas unas semanas, los valores estaban omnipresentes en las carteras de renta fija y los índices de referencia mundiales, lo que significa que el impacto podría extenderse a los fondos de pensiones y las fundaciones.

“Será un impago monumental”, dijo Jonathan Prin, gestor de carteras de Greylock Capital Associates. “En términos de dólares, será el impago más impactante de los mercados emergentes desde el de Argentina. En términos de impacto más amplio en el mercado, probablemente sea el impago de un mercado emergente más duro desde la propia Rusia en 1998″.

Rusia ya es un paria a nivel comercial, paralizada por las sanciones y el éxodo de empresas extranjeras como Coca-Cola Co. (KO) y Volkswagen AG (VOW3) desde que comenzó la guerra. El gobierno ha respondido con controles de capital, restringiendo las salidas de dinero para proteger la economía y el rublo.

Las empresas y los hogares se enfrentan a una caída económica de dos dígitos y a una inflación que se acelera hacia el 20%. Cerca de la mitad de las reservas de divisas del país (unos US$300.000 millones) han sido congeladas, según el ministro de finanzas. Independientemente de la política del Kremlin sobre el pago de la deuda externa, las empresas tendrán más dificultades para hacer frente a sus obligaciones, ya que la caída de la demanda afecta a las ventas y los beneficios.

Debido a las sanciones y a los diversos decretos que Rusia ha introducido como respuesta, el impago parece casi inevitable. Los mercados swaps dan un 70% de posibilidades de que ocurra este año. Fitch Ratings dice que es “inminente”. Los precios indicativos de los bonos del país valoran algunos de ellos cerca de 20 centavos de dólar. Justo días antes de la invasión, esos mismos bonos cotizaban por encima de la par.

Además de que los bonos se desmoronan para ser considerados en dificultades, el conflicto ha dejado su huella en múltiples mercados. El rublo se ha desplomado un 35% frente al dólar este año, y la bolsa local lleva dos semanas cerrada.

El impago de Rusia a finales de la década de 1990 fue de deuda interna, por lo que un impago en moneda extranjera sería el primero desde las secuelas de la Revolución de 1917, cuando los bolcheviques se negaron a reconocer las deudas del zar.

El lunes, el Ministerio de Finanzas de Rusia emitió una orden para pagar los US$117 millones, aunque no especificó la moneda. El uso de rublos no es una opción para los cupones de esta semana, según los términos de esos bonos.

Si Rusia no cumple sus obligaciones, existe técnicamente un periodo de gracia de 30 días que le da de plazo hasta el 15 de abril para cumplirlas.

Una declaración oficial de impago también podría poner en marcha las reclamaciones de los swaps de impago, instrumentos similares a los seguros diseñados para cubrir las pérdidas si un país o una empresa no cumple con sus obligaciones de deuda.

Según Siobhan Morden, estratega de renta fija de Amherst Pierpont, la dramática y repentina caída de Rusia desde el grado de inversión hasta la zona de exclusión financiera agravará las pérdidas de los tenedores de deuda.

“Cuando un impago es un lento choque de trenes debido a una mala gestión política, se puede reducir el impacto económico y contener las pérdidas vendiendo gradualmente los activos”, dijo. “Lo que hace que esto sea único es que se trata de un choque muy repentino que pilla a todo el mundo desprevenido”.

En Franklin Resources Inc. (BEN), un fondo redujo sus tenencias de bonos rusos en más de la mitad, hasta US$194 millones, a partir del 28 de febrero. Los fondos de BlackRock expuestos a Rusia cayeron más de un 90% tras la invasión, y los clientes tienen ahora menos de US$1.000 millones invertidos, frente a los US$18.000 millones de finales de enero. El descenso refleja probablemente una serie de factores, desde las amortizaciones hasta los reembolsos de los clientes desde que comenzó la guerra.

Otros inversores con gran exposición a Rusia son Ashmore Group (ASHM), especialista en mercados emergentes, mientras que Capital Group y Fidelity se encuentran entre los principales tenedores de bonos rusos en dólares, según datos recopilados por Bloomberg.

Alrededor de US$120.000 millones de la actual deuda gubernamental y empresarial en circulación están denominados en dólares, y la mayor parte del resto en euros, según los datos recopilados por Bloomberg. Aproximadamente US$25.000 millones fueron emitidos por Gazprom, el gigante estatal del gas natural.

Aunque la deuda es considerable, probablemente no sea suficiente para causar un problema sistémico en los mercados financieros. Esa es la opinión de la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, que dijo el pasado fin de semana que la exposición de los bancos “no es sistémicamente relevante”.

Un puñado de los eurobonos soberanos sí tienen un lenguaje contractual que permite los pagos en moneda local, y algunas empresas emitieron su deuda a través de filiales extranjeras y tienen dólares en el extranjero. Sin embargo, sigue habiendo una gran incertidumbre, sobre todo porque las cámaras de clearing, como Clearstream y Euroclear, han dejado de aceptar el rublo como moneda de liquidación y han prohibido a las entidades rusas realizar la mayoría de las transacciones.

Si los tenedores de bonos no reciben el pago en dólares el miércoles, sería el comienzo de un proceso muy largo y complicado. La historia es una guía imperfecta, pero según la economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart, Rusia ya ostenta el récord de mayor tiempo transcurrido entre un impago y alguna forma de resolución con los acreedores, con una diferencia de casi siete décadas hasta 1986.

En cuanto a las empresas rusas, incluso antes de que una sola deje de pagar sus obligaciones, está surgiendo otro reto: encontrar abogados y asesores dispuestos a aceptar sus negocios. La semana pasada, JPMorgan Chase & Co. (JPM) declinó asesorar al motor de búsqueda Yandex NV (YNDX) sobre una posible reestructuración de la deuda.

Posibles escenarios de impago

  • Rusia paga en dólares: Se evita una crisis de deuda, por ahora. Los inversores mirarán entonces hacia otros pagos, como un bono en dólares que vence el 4 de abril
  • Rusia paga en rublos: Algunos de los contratos de bonos tienen una regla incorporada que lo permite. Pero los que tienen un pago de intereses que vence el miércoles no lo tienen, por lo que la mayoría de los inversores lo considerarían un impago.
  • Rusia no paga en absoluto: Después de un período de gracia, esto sería un incumplimiento clásico y duro. Rusia se queda fuera de los mercados hasta que lo remedie.

Mientras tanto, se avecinan múltiples plazos. La empresa siderúrgica y minera Severstal tiene un cupón que vence el miércoles, y tanto Evraz (EVZ) como Tinkoff Bank tienen pagos de intereses que vencen el domingo. Gazprom tiene que pagar la semana que viene, y le siguen emisores como Sibur y Polyus.

Los acreedores de las empresas que no paguen sus deudas tendrán probablemente un recurso limitado a corto plazo, según Tuck Hardie, director gerente del grupo de reestructuración financiera de Houlihan Lokey.

“En la práctica, es posible que la gente tenga que limitarse a mirarse durante un tiempo”, dijo Hardie. “Si la empresa está situada en territorio soberano ruso, no puedes ir a por sus activos. Si no lo está, es posible que las empresas soliciten proactivamente la protección de los tribunales para evitar las ejecuciones hipotecarias, o que lleguen a acuerdos de indulgencia con los deudores.”

Lee Buchheit, uno de los expertos en reestructuración de deuda más destacados del mundo, afirma que los inversores deben prepararse para un largo recorrido. Sugiere que los acreedores también pueden ser especialmente duros con Rusia por razones morales, además de financieras.

“Hay un apoyo casi universal a Ucrania, incluso entre los inversores institucionales normalmente más duros. Algunos de esos inversores podrían querer dar un golpe a la causa”, dijo Buchheit. “Una forma de hacerlo sería votar para acelerar los bonos externos rusos una vez que se agoten los períodos de gracia y perseguir la ejecución legal de los instrumentos. No me sorprendería que algunos tenedores de bonos decidieran hacer esto con mayor presteza de la que normalmente vemos tras el impago de un bono soberano.”

Con la asistencia de Maria Elena Vizcaino, Laura Benitez y Srinivasan Sivabalan.

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Este artículo fue traducido por Andrea González